El mandato del actual presidente de Kutxabank, Gregorio Villalabeitia expira en un año. La cercanía de la fecha llega después del último cambio en el Consejo de Administración de la entidad que busca equilibrar el peso de las fundaciones bancarias propietarias y por el que la Vital se quedará solo con un asiento en el Consejo por los cuatro de BBK y tres de Kutxa. Un movimiento que ha despertado una reacción política en Álava de todos los partidos. Villabeitia fue renovado al frente de la entidad en 2018 por cuatro años más, hasta el mes de noviembre del año que viene. Su gestión se ha caracterizado por afrontar la reducción de costes y ampliar el abanico de ingresos con comisiones, seguros y servicios bancarios para mantener el reparto de una gran cantidad de dividendos a las fundaciones bancarias, así como un índice de solvencia de los más altos de Europa, algo fundamental para mantener la independencia frente a salidas a bolsa o a exigencias del regulador que ha insistido en la búsqueda de sinergias con fusiones bancarias. En definitiva hacer de Kutxabank una entidad antes banco, que vasco.
Recelos políticos
Una determinación que ha no estado exenta de recelos políticos, especialmente en determinados sectores del PNV y del Gobierno vasco que echan de menos más información y una interlocución más fluida, sobre todo en las operaciones corporativas de salida de las empresas a que se ha visto obligada Kutxabank, que no han sentado bien en el Ejecutivo. La asertividad del presidente también ha generado roces con las fundaciones en algunos momentos. Villalabeitia es un hombre metódico, muy ordenado, dicen que la pulcritud de su mesa es reveladora. Los que le conocen destacan su profesionalidad, su rectitud y su claridad para afrontar las cosas.
Esa profesionalidad en la gestión se ha trasladado a los resultados. La dificultad para ganar dinero en el negocio bancario con unos tipos de interés en cero, cuando no en negativo, ha obligado a Villalabeitia adotpar medidas incómodas como poner en marcha un proceso de ahorro en costes de más de 100 millones desde 2017. Un movimiento que ha tenido que compatibilizar con la incómoda tarea del cobro de comisiones y servicios bancarios, más cuando Kutxabank se encontraba muy por debajo que su competencia en este punto. Así el cobro por servicios y seguros a los clientes que se ha multiplicado por 1,5 desde 2018, 152 millones de euros más, y han supuesto más de la mitad de sus ingresos operativos en lo que llevamos de este año. Un movimiento que, junto a la apuesta por la banca online, que solo en este año ha crecido un 20% hasta el punto de que el 56% de los clientes son ya usuarios digitales, han permitido a la entidad sortear con grandes resultados toda la tormenta de la pandemia.
Una de las solvencias más altas de Europa
La tasa de morosidad de la entidad se ha reducido al 1,94% y el valor de los activos 'dudosos' ha descendido también a 968 millones, un 18,6% menos que el año pasado. Una situación que vuelve a mejorar la solvencia de la entidad hasta alcanzar el 17,6%, uno de los más altos de la banca europea. Además, en la actividad crediticia, el liderazgo en el mercado hipotecario ha situado al banco en una cuota del 45% en Euskadi, mientras que su crecimiento más fuerte se ha centrado en los fondos de inversión para sus clientes, donde gestiona más de 20.300 millones y es la cuarta entidad del mercado nacional. En estos recursos fuera de balance, también destaca el incremento de los fondos de pensiones y EPSV.
Fusiones bancarias
La fortaleza del banco y su transparencia le ha permitido evitar una salida a Bolsa, aunque en el horizonte siguen estando las fusiones bancarias. Villalabeitia mantiene una disposición a estudiar posibles fusiones siembre y cuando sirvan para aumentar la rentabilidad en este escenario bancario de bajos tipos de interés y de necesarios ajustes en los costes. Siempre ha dejado claro que no hay una neceisdad financiera, ni de tamaño por lo que las exigencias para la pareja de baile son muy elevadas.