Las anguilas de los ríos de Gipuzkoa aportan un valor medioambiental de 25 millones de euros al año

La presencia de peces diádromos, familia en la que se incluyen los salmones, las anguilas o los reos -popularmente conocidos como truchas de mar- están disminuyendo en todo el Atlántico y además, la actividad humana, junto con el cambio climático, amenazan su futuro. Por ello, desde la Unión Europea han llevado a cabo un estudio para poner en valor los beneficios ecológicos, patrimoniales y culturales que aportan estas especies migratorias en peligro.

El proyecto DiadES, financiado por el programa europeo Interreg Espacio Atlántico, ha contado con un consorcio liderado por INRAE formado por diez socios de los cinco países europeos de la vertiente atlántica: Portugal, España, Francia, Irlanda y Reino Unido. Se trata del primer análisis llevado a cabo en el continente europeo que cuantifica de forma económica la aportación de los peces diádromos en la sociedad. 

En dicho estudio se ha analizado el espacio atlántico europeo, desde el río Mondego en Portugal; pasando por el río Miño en la frontera hispano-portuguesa; el río Ulla, en Galicia; los ríos gipuzkoanos; el río Loira y la cuenca de los ríos Gironde-Dordoña-Garona, en Francia; los ríos Tamar, Frome y Taff, en Reino Unido; y el sistema Waterford Harbour-The Three Sisters, en Irlanda. 

En el caso concreto de los cinco ríos más importantes de Gipuzkoa, el Oria, el Deba, el Urola, el Urumea y el Oiartzun, destaca la presencia de la anguila europea. El valor de esta especie sobre el ecosistema sería de al menos 25 millones de euros anuales, según las estimaciones realizadas en el estudio elaborado por Azti con el apoyo de la Diputación de Gipuzkoa. 

Tal y como detalla Arantza Murillas, investigadora del centro de ciencia y tecnología marina y alimentaria, su aporte medioambiental es de aprovisionamiento, pues sirven como suministro alimentario; de regulación, ya que en su viaje de mar a río realizan un intercambio de nutrientes entre ambos hábitats; y también cultural, ya que son objeto de actividades como la pesca recreativa, los festivales gastronómicos, la investigación medioambiental o el patrimonio natural.

Mapa del estudio donde se ve la prevalencia de los peces diádromos en la cuenca Atlántica europea.

Gran arraigo en Gipuzkoa

“Todo ello hace que el valor de legado asociado a la anguila europea en Gipuzkoa sea de gran relevancia a pesar de que únicamente es objeto de pesca recreativa, pero el valor que otorga la población gipuzkoana a estos peces es mayor incluso que el que otorgan en otras cuencas europeas donde predominan salmones o truchas de mar con destino comercial”, advierte.

Entre las 4.000 encuestas realizadas por Azti para poder dar forma a este análisis económico sobre la herencia cultural asociada a los peces que habitan estos ríos, los habitantes del territorio gipuzkoano han mostrado su preocupación ante la paulatina desaparición de las anguilas de los ríos y "aseguran que pagarían una media de entre 12 y 26 euros anuales, casi el doble que en otras zonas europeas, por que no desapareciera esta especie”, señala Murillas.

La principal causa de que la valoración de Gipuzkoa hacia estos peces sea la más elevada dentro de este estudio europeo es que “siempre se ha dicho que Gipuzkoa es la cuna de la anguila europea, a pesar de que en estos momentos se encuentra en peligro de extinción. Siempre ha habido mucha tradición en torno a este recurso y el valor cultural que tiene es muy elevado. Además aquí hay mucho arraigo a los ríos”, indica.

Además, extrapolando esta estimación a toda la población gipuzkoana, da como resultado un valor medioambiental de la anguila europea de 25 millones de euros anuales. Si bien, la investigadora de Azti apunta a que se trata de una valoración por lo bajo, ya que además del valor de legado, hay muchos aspectos de provisión, regulación y culturales que por el momento no se han podido cuantificar. “Nos faltan modelos biológicos para poder estimar todos los servicios medioambientales que realizan estos peces, pero debemos ser conscientes de que si nos desaparece un recurso, además de los costes derivados de la degradación medioambiental perderemos los beneficios que aporta al entorno en su conjunto”, alerta.