Fin del conflicto de Michelin: “Esperamos que los contrarios al acuerdo en Vitoria cambien de opinión”
El Secretario General de la sección sindical de CCOO en Michelin España, Octavio Álvaro, cree que el convenio pactado se trata de “un buen convenio” que garantiza la “estabilidad” de la plantilla en un momento difícil en los centros de producción de la multinacional francesa
26 junio, 2023 05:00Noticias relacionadas
El conflicto de Michelin ha llegado a su fin con la aceptación de un convenio a nivel estatal tras las votaciones celebradas en los siete centros que la multinacional de origen francés tiene en España: Vitoria-Gasteiz, Lasarte, Aranda de Duero, Valladolid, Tres Cantos, Illescas y Almería. Sin embargo, únicamente los trabajadores de la capital alavesa han dicho que “no” a la oferta realizada por la dirección. Un posicionamiento contrario al voto mayoritario intercentros, que ha marcado el camino de la compañía para los próximos años.
En este sentido, Octavio Álvaro, el Secretario General de la sección sindical de CCOO, el sindicato mayoritario en Michelin España, cree que el convenio pactado se trata de “un buen convenio” que garantiza la “estabilidad” de la plantilla en un momento difícil en los centros de producción de la multinacional francesa.
-Tras conocer los datos del centro de Michelin de Lasarte, sabemos que el 60% de la plantilla ha votado que sí y vemos, en líneas generales, cómo los trabajadores de Michelin España han votado a favor de la propuesta realizada por el comité de la empresa. ¿Qué valoración hacéis una vez cerrada la negociación?
-Bueno, pues ahora mismo la valoración es de tranquilidad por saber que en todas las fábricas ya tenemos un convenio, lo que asegura el futuro en un momento muy malo productivamente hablando. Nos daba mucho miedo saber cómo pueden reaccionar las producciones después de verano y así podemos garantizar que tenemos un convenio, lo cual da tranquilidad.
-¿Por qué el centro de Lasarte ha votado después?
-Cuando nos sentamos a negociar se sienta una mesa representativa del comité intercentros porque así se decidió entre todos. Y todo lo que se negocia tiene que ser en esa, porque Michelin sólo tiene una dirección, no tiene siete direcciones, una por cada centro. Lo de que Lasarte negocie al margen, pues es un poco espejismo, porque al final allí debe replicarse lo acordado en el intercentros, no algo especial para ellos.
-Sabemos que todos los centros de Michelin en España han votado a favor, a excepción de Vitoria-Gasteiz. ¿Cómo se puede explicar este voto contrario?
-Bueno, es algo que tiene muchos análisis… En primer lugar, la plantilla de Michelin Vitoria realmente estaba dispuesta a pelear por un muy buen convenio y tenía una serie de expectativas cuando arrancó la negociación. Además, no hay que olvidar que en Vitoria conviven ahora mismo ocho secciones sindicales diferentes, entonces las expectativas que se pueden generar son muy dispares entre unos y otros porque cada una tiene unos objetivos, algunos de ellos hasta irreales, voy a decir…
-¿Está aludiendo a algún sindicato en concreto?
-No, me refiero a todos, incluyendo a CCOO, porque al preguntar a las bases se hace una contraoferta de máximos, por lo que a veces se generan expectativas infladas entre los trabajadores.
-¿Tenían en cuenta esas expectativas la coyuntura actual?
-Sí, porque analizando la actividad actual, porque sí es verdad que Vitoria tenía ahora mismo impulso para llevar el Convenio hasta donde ha llegado y a lo mejor quieren un poco más, pero hay que ver si era real, porque lo que se ponía ya en juego en esa balanza era meterse ya en huelgas de tipo indefinido. A lo mejor lo que te falta de alcanzar en ese convenio no vale la pena. Se trata de encontrar un equilibrio cuando uno se lanza a la huelga y la situación en la que está Michelin ahora mismo no es la más propicia, porque tanto en Vitoria como en Lasarte, que aun habiendo hecho cuatro días de huelga,Michelin está anunciando que tiene la necesidad de cerrar aún más días. Es decir, el escenario no es el propicio tampoco.
-Aun con todo, hemos asistido a unas movilizaciones muy visibles, ya que Michelin tiene una gran repercusión en Vitoria-Gasteiz, donde la mayor parte de la población conoce a alguien o tiene a algún miembro de la familia que trabaja en esta empresa. ¿Son conscientes de la repercusión social que tienen sus reclamaciones?
-Sí, sí, totalmente. La puesta en escena de las movilizaciones ha sido magnífica, con una respuesta de la plantilla, además, como se esperaba. Y los trabajadores de Michelin son conocedores de que cuando se sale a protestar se sale con un motivo, es decir, no se puede malutilizar la herramienta de la protesta y de la huelga porque perdería su sentido. Desde los sindicatos explicamos a la plantilla por qué había que salir y entendieron que era necesario llevar a cabo reclamaciones para mejorar el salario; así como eliminar la jornada de formación, que sólo generaba descontento; retirar el condicionante de que en caso de que el IPC sobrepasase sus niveles, y sólo si la empresa obtiene beneficios, se lleve a cabo una subida salarial; e incluir una prima que han incrementado desde los 700 euros propuestos inicialmente hasta los 1.500 euros para paliar parte esa pérdida de poder adquisitivo.
-¿Qué diría a aquellas voces críticas que han acusado a la empresa de ‘chantaje’ al ofrecer 72 horas para aceptar su oferta?
-Que cuando Michelin se sentó otra vez a negociar -algo que, por otro lado no es habitual, ya que las empresas no suelen responder a un ultimátum de la plantilla-, pudimos comprobar que las decisiones ya no las tomaban las personas que estaban allí sentadas, sino que se tomaban por parte de la dirección, en Francia. Y lo que no se nos puede olvidar que Michelin es una multinacional y que no es vasca ni española, sino francesa, y las decisiones se toman fuera.
Entonces, esperamos que la plantilla acabe viendo que al final tenemos un convenio muy bueno entre manos, que podría haber sido mejor, sí, pero a lo mejor no hubiera sido ni bueno porque no habríamos llegado a alcanzarlo. En cambio, ahora, seguimos teniendo convenio y espero que la plantilla acabe entendiendo que lo que hemos hecho es darnos estabilidad. Además, teníamos una oferta encima de la mesa que no era ningún insulto, sino que era muy aceptable.
-¿Y cuál ha sido la sensación al volver otra vez a la rutina de trabajo? ¿Con qué sabor de boca ha regresado la plantilla de Vitoria-Gasteiz?
-Yo entiendo que el ‘no’ de la plantilla de Vitoria tampoco obtuvo un resultado abrumante, pues fue del 65%. Yo entiendo que igual hubo falta de explicación de lo que suponía la última oferta porque porque ahí la culpa es de Michelin, que nos hizo una oferta en una reunión maratoniana en la que nos dio sólo tres días para tomar una decisión y en tres días es muy difícil explicar la oferta, contar qué es lo que ha cambiado y qué supondría en el día a día. Entonces entiendo que la plantilla, una vez que vuelva al taller y vea en qué consiste la oferta, ese porcentaje se vaya igualando evidente.
Esperamos que gran parte del descontento del no a la firma sea esa sensación de decir: ‘pues yo quería más, pero esto no está mal, ¿no?’ Que es un poco lo que hemos percibido en muchísimas personas. Porque si la empresa hubiese retirado su oferta y dejase de tener vigor, hubiésemos entrado en un escenario distinto. Quién sabe si a partir de ese momento habríamos tenido que empezar de cero con los franceses. Y en escenario creo que había que valorar lo que había y que no podíamos dejar pasar una oferta que era decente, aunque todo puede ser mejorable, siempre, pero a costa de qué…
-¿Qué le parecen las declaraciones del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, que en su última visita a Euskadi comentó que las empresas se lo piensan mucho antes de venir a nuestro territorio por la cantidad de huelgas y conflictos laborales que hay? También tuvo palabras para ELA, sindicato al que acusa de jactarse de decir que son los que más huelgas han conseguido en su historia.
-Bueno, no estoy para nada de acuerdo con Garamendi. Lo que pasa es que en Comisiones Obreras lo que tenemos claro es que el objetivo no es alcanzar conflictos ni huelgas, sino que nuestro objetivo es alcanzar acuerdos. Acuerdos que hagan que nuestros empleos sean de calidad, en Euskadi y fuera de Euskadi. Lo que no se puede es ir al conflicto porque sí, pero no considero que sea ése el mensaje que se transmite en Euskadi. Es cierto que las negociaciones a veces no alcanzan los objetivos razonables de equilibrio que buscamos y, por lo tanto, es necesario iniciar el conflicto, ya que es nuestra herramienta, pero no se puede usar por una chorrada o por algo inalcanzable, porque sería desvirtuarla. Si se coge el brazo de un compañero para animarle a salir a una huelga es porque el motivo merece la pena y porque además es alcanzable.
-Pero, además, debería suponer una importante responsabilidad para los sindicatos, porque no podemos olvidar que los días de huelga suponen una rebaja en el sueldo de los trabajadores a fin de mes.
-Y no solamente eso. Si tú mandas a una huelga a una plantilla de trabajadores, lo que vas a crear es una fractura entre los propios compañeros y esto luego pasa factura en el día a día. El clima social dentro de una empresa es muy importante y por eso es muy importante que todos sepan por qué motivo salen para evitar reproches a la vuelta del taller de que ‘tú no entendiste’ o que ‘tú no hiciste’.
-¿Qué ha quedado fuera del acuerdo que les hubiese gustado incluir desde CCOO?
-Queríamos recuperar parte del poder adquisitivo perdido en los últimos años como trabajadores, porque teníamos muy claro que el 8% perdido no se puede recuperar en un solo año, sino que hay que hacerlo en varios, y hemos conseguido firmar un incremento del 5% este año y un 3% para el próximo. Además, tampoco podíamos seguir mirando hacia atrás, porque de ese modo continuábamos distanciándonos de alcanzar el acuerdo.
Por otro lado, teníamos en cuenta que nuestros incrementos siempre han estado por encima de lo que ha evolucionado el IPC, salvo los dos últimos años. Por ello, otra de nuestras premisas fue la de garantizar que si sucede algo como lo que ha sucedido estos dos últimos años, que el IPC se ha disparado, que no lo asuman todo los trabajadores. Es decir, si tenemos firmado un 2% y se ha disparado en un 6 o 7%, como ha ocurrido, pues que al menos tengamos una protección que reduzca esa diferencia. Y eso se ha conseguido con una cláusula de revisión que hemos añadido y que creemos que es importante, porque no es lo mismo mejorar algo que tienes escrito que escribir algo que no está.
Sí nos hubiese gustado que la protección fuese más amplia, superior a dos puntos, pero la referencia que se ha hecho en el acuerdo nacional con las patronales y los sindicatos, que habla de un punto por año, estaba ligada a unos objetivos y en nuestro caso hemos conseguido retirarlos. Es decir, tendremos esa garantía sí o sí, tenga los beneficios que tenga Michelin.