Sólo una de cada cuatro empresas familiares tiene plan de sucesión
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El mayor reto que identifican las empresas familiares para su supervivencia, y que
debe ocupar una de las partes fundamentales del Protocolo Familiar, es la sucesión, tal y como aseguran desde el Instituto de la Empresa Familiar (IEF). "El equilibrio entre la parte empresarial y familiar es clave para gestionar la continuidad y planificar la sucesión, definiendo los criterios, es un esfuerzo que facilitará la transmisión intergeneracional", indican.
Desde el Instituto de la Empresa Familiar y las Asociaciones Territoriales de Empresa
Familiar se ha impulsado el uso del Protocolo familiar con el objetivo de definir el acceso de los miembros de la familia a la gestión de la empresa, así como perfilar políticas de dividendos y de financiación en relación con los miembros de la familia, crear fondos internos de autofinanciación para situaciones puntuales, definir interlocutores a nivel de grupo familiar con los gestores, determinar la información que es preciso suministrar a los grupos familiares, crear la asamblea y el consejo de familia o prever la sucesión de los fundadores.
La elaboración de un protocolo familiar es un primer paso en la búsqueda de
soluciones para problemas en el ámbito de la sucesión y de las relaciones entre familia
y empresa o, o al menos un Plan de Sucesión, de la propiedad y de la dirección, que
concrete unos criterios para la elección del sucesor, como pueden ser la pertenencia a la familia, la experiencia, la formación…, junto con la disponibilidad de sistemas de valoración de acciones o el conocimiento del marco fiscal.
Si el estudio Empresa Familiar 2015 mostraba que sólo el 8,9% de empresas familiares contaba con protocolo familiar, el porcentaje ascendía al 11,3% en el informe Factores de Competitividad de la empresa familiar de 2018. Ahora, los datos de la encuesta de Sigma Dos demuestran que el 55% de las empresas que pertenecen a la red del IEF y de las asociaciones territoriales cuentan con Protocolo Familiar para ordenar y coordinar el proceso de transición, mismo porcentaje que las que tienen Plan de Sucesión, mientras que entre las no asociadas, sólo el 28% tienen Protocolo Familiar y sólo un 24% cuentan con Plan de Sucesión.
La gobernanza
Otro de los retos a los que se enfrentan las empresas familiares es que para su crecimiento deben profesionalizarse y establecer reglas consensuadas con el fin de mejorar la toma de decisiones estratégicas. "De ello depende, en gran medida, la estabilidad y la generación de confianza", advierten desde el IEF.
Y es que "la actuación de una empresa familiar está íntimamente ligada a la imagen de la familia propietaria y su reputación, por lo que debe haber un especial cuidado en la calidad del trabajo y en transmitir hacia el exterior los valores que se defienden en el seno familiar", inciden. La reputación es algo que cada vez se trabaja más en el ámbito digital y en los últimos años, los temas relacionados con el sistema de gobernanza y sostenibilidad (ESG) están generando mayor interés.
Se entiende por gobierno corporativo el sistema de relación entre accionistas, órganos de administración y dirección, y los procesos a través de los cuales estas tres entidades controlan y dirigen la empresa. Normalmente existe una relación clara
entre el buen gobierno y la cultura de la empresa que, en el caso de las empresas
familiares, viene definida por los valores de la familia. "El buen gobierno corporativo en las empresas familiares institucionaliza un sistema de valores que une a la familia entre generaciones, a los trabajadores y a los directivos", concluyen
En las empresas familiares, el gobierno corporativo es una herramienta para “codificar” sus valores y de esta manera incorporarlos en la gestión de la empresa. La familia marca las directrices sobre los valores de la empresa, y los trabajadores asumen esa cultura como parte del día a día. "Existe una vinculación estrecha entre los gestores y los trabajadores, igual que con los proveedores y, por supuesto, los clientes", señalan.
El Gobierno corporativo de la empresa familiar debe tener, además, el
objetivo específico de ordenar las relaciones familia-empresa. Pasar de lo informal a lo institucional y con criterios profesionales es un paso necesario para crecer. El
Gobierno corporativo en la empresa familiar asegura la adecuada segregación de
funciones y responsabilidades.
Para hacer de los valores una ventaja competitiva, desde el IEF recomiendan institucionalizar esta cultura en un conjunto de principios y reglas que aseguren el compromiso de todos los miembros con una visión a largo plazo. Un buen instrumento para ello es el protocolo familiar, que recogerá las normas que regirán la relación entre familia y empresa y que para cada empresa familiar será diferente.
Pero además, para la gestión familiar y la necesaria relación de entendimiento con la empresa, es recomendable la creación de órganos como el Consejo de Familia y la Asamblea Familiar -cuando la dimensión es reducida el Consejo puede funcionar como Asamblea- que debe nacer en el protocolo familiar.
En línea con lo que ocurre con el protocolo familiar, la encuesta de Sigma Dos arroja unos datos en los que el 49% de las empresas asociadas cuenta con un Consejo de Familia, frente al 35% de las compañías que no pertenecen a la red.