El Basque Culinary Center se ha convertido en una marca de prestigio internacional, y su característico edificio se erige como un templo de la formación gastronómica en el Parque Científico y Tecnológico de Gipuzkoa, en Donostia-San Sebastián. Por ello, no es de extrañar que, a pesar de los 10.000 euros que cuesta cada curso aproximadamente, el año pasado recibiese a un millar de alumnos procedentes de hasta 38 países, lo que lo convierte en un centro de referencia internacional en esta materia por el que desde 2011 han pasado por sus aulas cerca de 10.000 personas.
Sin embargo, su principal handicap es que sus instalaciones se les han quedado pequeñas y no pueden crecer, algo que, lejos de frenar sus aspiraciones, les ha hecho recurrir de nuevo a las instituciones públicas para conseguir el respaldo que necesitan para construir un ecosistema que les dé más visibilidad y, con ello, obtenga mayor visibilidad también el nombre de Euskadi en materia de excelencia culinaria.
Gracias al apoyo delGobierno vasco, la Diputación Foral de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián están construyendo un nuevo edificio en la capital guipuzcoana, concretamente en el barrio de Gros, que acogerá GOe, Gastronomy Open Ecosystem, que se convertirá en su centro de innovación. Un proyecto con el que esperan estar más presentes en la ciudad y formar parte activa del vecindario de este barrio, que, por lo pronto, no mira con buenos ojos la reconversión de la parcela, de titularidad pública, sobre la que se levantará la nueva sede de esta entidad privada, que previsiblemente abrirá sus puertas en abril de 2025.
Para llevar a cabo este proyecto, el BCC recibirá 24 millones de euros de financiación pública, sumando los 18 millones aportados por el Gobierno vasco y los 6 de la Diputación Foral de Gipuzkoa, sin contar con la cesión del terreno que el Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián ha realizado a esta institución, que podrá hacer uso del mismo durante 75 años.
Repercusión económica
Pero las ansias de crecimiento del BCC no acaban ahí, sino que están trabajando de forma activa para seguir creciendo. Recientemente, presentaban nuevos detalles de su nueva iniciativa, que, en este caso, ha elegido Álava como próximo emplazamiento. Y es que Basque Culinary Center ha seleccionado este escenario para extender su ecosistema, aprovechando sus sinergias con el Gobierno vasco y la buena disposición de la Diputación Foral de Álava a colaborar en un proyecto que ayude a poner en valor uno de los principales sustentos económicos de este territorio histórico, la vitivinicultura.
Es por eso que el BCC levantará allí un nuevo campus, cuya inauguración está prevista en septiembre de 2026, con el que aspira a convertirse en referencia en materia de formación y emprendimiento para profesionales y empresas especializadas en el mundo de las bebidas, y principalmente en torno al vino. Bajo el nombre de EDA Drinks & Wine Campus, BCE repartirá este proyecto entre dos sedes. La sede principal se situará en Vitoria-Gasteiz, en un lugar aún por determinar, y su segunda sede se ubicará en la localidad alavesa de Laguardia, enmarcada en la Cuadrilla de Laguardia - Rioja Alavesa, concretamente en la parcela en la que actualmente se encuentra la Casa del Vino.
Así, la nueva infraestructura del BCC compartirá con la Casa del Vino sus 5.000 metros cuadrados de viñas, con las que los alumnos de la escuela culinaria podrán experimentar, incluso llevar a cabo sus pruebas en el laboratorio ya existente en las instalaciones actuales. Aun con todo, para hacer su proyecto realidad, Basque Culinary Center recibirá 14,5 millones de euros, de los que 8,5 procederán del Gobierno vasco y 6 de la Diputación Foral de Álava.
A falta de conocer más detalles, lo que sí se sabe es que el emplazamiento elegido para construir su segunda sede, en Laguardia, ha sido recibido, cuanto menos, con sorpresa. “Aún nos preguntamos de qué forma puede beneficiar a esta comarca contar con una sede del BCC aquí”, se cuestionan los vecinos de la zona, que miran con escepticismo este proyecto. “Al final, los alumnos vendrán a pasar el día aquí pero volverán a la capital a dormir, ya que será allí donde vivan”, advierten, por lo que no creen que repercuta económicamente en la localidad.
Además, algunos bodegueros se muestran extrañados por esta apuesta por el sector en un territorio donde la mayor parte de las viñas están adscritas a la DOCa Rioja. “El vino que sale de nuestras cepas lleva el nombre de Rioja Alavesa, pero no de Álava, por lo que no entendemos de qué forma beneficia eso a Euskadi”, denuncian. Y advierten de que la mayor parte de los profesionales que trabajan en este ámbito proceden de la UR, la Universidad de La Rioja, de carácter público, pionera en España en los estudios de Enología y con gran tradición de ingenieros agrónomos, que ya cuenta con un completo itinerario formativo.