Vicinay plantea un ERTE para 2024 al no lograr consolidar el aumento de pedidos

Vicinay ha vivido un par de años de cierta mejoría después de un periodo de pandemia muy delicado que forzó incluso a solicitar una inyección económica del Estado. La ayuda de 32 millones de euros de la Sepi permitió a la empresa familiar vasca coger aire para encarar un 2023 con un buen nivel de pedidos gracias sobre todo a su posicionamiento en la eólica offshore.

Pero 2024 no se presenta tan boyante, de forma que el grupo ha trasladado al comité su intención de presentar un nuevo ERTE en los cuarteles generales de Sestao a partir del próximo febrero. El fabricante de cadenas y otras piezas de grandes dimensiones para estructuras marinas regresa así a una coyuntura delicada de la que había logrado salir en la segunda mitad de 2022 ante la buena dinámica en la contratación de pedidos.

Los proveedores incluso se han visto beneficiados del repunte de la actividad de Vicinay a lo largo de este año impulsada por los trabajos para offshore, principalmente eólica. El grupo vizcaíno ha participado en un buen puñado de proyectos pioneros para plataformas marinas, entre otros 'Float&M' liderado por Saitec, cerebro a su vez del molino flotante Demosath que ya opera en fase de pruebas en Armintza.

Trabajador de Vicinay

Ya en 2022 Vicinay Sestao registró un primer repunte de ventas tras el parón de la pandemia, por encima de 34 millones de euros, con un fuerte incremento de la inversión, casi el doble, básicamente dirigidas a mejorar procesos y eficiencia en la planta.

Y eso que el ejercicio fue complicado a nivel de gestión, llegando incluso en verano a verse comprometido el suministro de materiales por la situación de tesorería. Finalmente el rescate de la Sepi al grupo (Vicinay Marine tiene, además de Sestao, instalaciones en Galdames y, a nivel internacional, China, Brasil y Suecia) permitió salvar la coyuntura y retomar el ciclo productivo incluso dejar atrás el ERTE.

Instalaciones de Vicinay Marine

Nuevo bajón en 2024

2023 ha sido un ejercicio dulce en el que se ha dado continuidad al buen ritmo de actividad, aunque los números positivos se ven empañados por un complicado final de año. La salud a nivel de caja vuelve a ser delicada y la previsión del grupo de origen familiar es que no se podrá mantener el volumen de trabajo el año que viene, lo que llevaría a Vicinay a engrosar la lista de empresas vascas que se han apuntado al ERTE ante el bache económico que se anticipa para el arranque del 24.

Las negociaciones del expediente arrancan con previsión de comenzar la suspensión a partir de febrero, siempre que no haya una entrada inesperada de trabajo hasta entonces. Fabricante histórico de cadenas de gran tamaño para barcos e industria naval en general, el viraje de Vicinay hacia la energía renovable offshore venía dando frutos, si bien la sensación es que también es un nicho que presenta altibajos.

El líder mundial en eólica marina, el grupo danés Orsted, ha tenido que cancelar proyectos en Estados Unidos, incluso transmite dudas sobre el futuro de un gran parque en Reino Unido. También Siemens Gamesa ha dejado en el cajón su proyecto de fábrica de palas para turbinas marinas en EEUU. Es la prueba de que, si bien se le augura un gran recorrido, la eólica offshore sigue presentado grietas a nivel de rentabilidad sobre todo por los vaivenes de costes que se producen en los largos plazos temporales que demanda la construcción de un parque en el mar.