Biolan da la bienvenida a un año en el que además de incrementar su espacio para la investigación y la innovación, celebra su decimoquinto cumpleaños con nuevos retos y productos. A sus test estrella de detección de histamina, sulfitos y lácteos, se sumará, el próximo mes de febrero, el lanzamiento de un análisis para medir el sodio, con el que esperan ampliar su mercado y atraer nuevos clientes.

A día de hoy, las exportaciones son el motor de esta empresa biotecnológica vasca, ya que suponen hasta un 82% de su facturación, si bien piensan seguir fabricando sus productos en Euskadi, preservando el know-how que llevan atesorando durante todos estos años y que les sirvió de impulso para responder durante la pandemia con la creación de test de COVID que fueron validados por la Agencia Española del Medicamento y que lograron cumplir todos los requisitos europeos.

-Este año Biolan cumple su 15º aniversario desde que abrió sus puertas en 2009.

-Sí. Lo creamos en septiembre de 2006, lo que pasa es que no iniciamos la actividad hasta el 15 de mayo de 2009.

-Hace unos días inauguraban su tercer edificio en el Parque Tecnológico de Bizkaia, en Zamudio, y se trasladaban a un nuevo edificio en el Parque Tecnológico de Donostia-San Sebastián.

-Sí, estamos de inauguraciones. Aquí en Zamudio llevamos un mes en este edificio de 2.500 metros cuadrados aproximadamente, que nos permite poder crecer en los próximos 4-5 años. Y en Donostia hemos cambiado de ubicación hace tres semanas y ahora,  el área de biología molecular que desarrollamos con nuestro laboratorio de DNA Data, está unos metros más allá, en el edificio 73 del Paseo Mikeletegi, concretamente.

-¿Seguirán manteniendo esa diferenciación de áreas?

-Sí, porque en DNA Data damos también servicio de diagnóstico clínico y queremos potenciarlo. Cuando adquirimos esta empresa, en enero de 2023, estaba en una situación complicada, pero creemos que vamos a poder darle la vuelta y en eso estamos.

-¿Por qué decidieron apostar por esta empresa? 

-La adquirimos por las personas que tiene la empresa. El equipo humano que tienen es muy bueno. Nosotros somos expertos en enzimas y en anticuerpos, es decir, en la parte enzimática y en la inmunológica, pero nos faltaba la parte molecular para abarcar todo el abanico del diagnóstico y generar productos en el ámbito molecular.

-¿Siguen asentándose entonces sobre sus tres pilares?

-Sí. Y aparte tenemos diez delegaciones comerciales y de postventa por todo el mundo, que también tienen su CIF y actividad propia.

La detección de histamina en el atún es la principal línea de negocio de Biolan, según señala Asier Albizu. Nacha Abaitua

-Y además de mantener aquí la investigación y el desarrollo, ¿quieren conservar su fabricación en Euskadi?

-Sí. Todo lo que es el desarrollo y la fabricación está aquí en Zamudio, y en Donosti de la parte molecular. Lo que tenemos claro es que la parte del CORE, de la actividad, que son los electrodos modificados, nunca los sacaremos de aquí porque hay mucho know-how y patentes que son secreto industrial, pero hay otras cosas que no descartamos externalizar. Me refiero a que ahora, con el impuesto del plástico, hay botes de reactivos que mandamos desde aquí pero que podríamos fabricar en destino, entonces estamos empezando a fabricarlos en Tailandia y en Chile.

-Ahora mismo cuentan con un centenar de trabajadores, ¿les gustaría ampliar la plantilla?

-Claro, con estas instalaciones podríamos duplicar la plantilla, que es nuestra hoja de ruta, pero habrá que ver cómo transcurren las cosas. Las incertidumbres que hay en el mercado nos llevan a poner los pies en el suelo.

La crisis del COVID

-Durante la pandemia, hubo actividades que se vieron paralizadas mientras que otras empresas dispararon sus datos, ¿cómo afectó a Biolan la crisis del COVID?

-La crisis del COVID no nos afectó demasiado, ya que continuamos vendiendo. El mundo alimentario se mantuvo bien. En cambio, la invasión de Ucrania nos ha hecho mucho daño porque la inflación ha crecido muchísimo y nuestros clientes de la industria alimentaria han sufrido mucho, pues no han podido soportar el incremento de los precios. Esos clientes, al final, están produciendo menos, con lo cual consumen menos nuestros test de diagnóstico. A pesar de todo, hemos hecho un esfuerzo adicional y hemos incrementado el número de clientes y hemos crecido en facturación.

-Y con respecto a los test COVID que desarrollaron en la pandemia, ¿supusieron un ingreso adicional entonces? ¿Y a día de hoy?

-Al revés. El COVID, en realidad, económicamente no nos ha generado ingresos, puesto que la inversión que hicimos fue importante. Lo que conseguimos es tener un equipo muy potente en el mundo del diagnóstico de virus y proteínas y una instalación para la fabricación de test de lateral flow muy buena, muy eficaz en costes y además validada por la Agencia del Medicamento Española, donde podemos industrializar cualquier producto sanitario nuevo que desarrollemos. Y en ese proceso estamos ahora.

Asier Albizu, director general de Biolan, es presidente del Basque Health Cluster. Nacha Abaitua

-Lamentablemente, en España no consiguieron llegar a tiempo a las farmacias con sus test de COVID, mientras que en el extranjero sí lograron distribuirlos, ¿qué fue lo que pasó?

-Sí. Los hemos vendido en Colombia, en Ecuador, Chile, Marruecos, Francia… Y en España los suministramos a empresas, pero fue demasiado tarde cuando nos dieron el permiso para comercializarlos en farmacias. Fue un caos de gestión política…

-Paradójicamente sí se abrieron las puertas a empresas de fuera…

-Solo permitieron vender a los chinos y como no había suficiente stock, los precios se dispararon.

-¿Cómo le sentó que se criticase que aquí no teníamos producción propia?

-Al principio era verdad, porque no había nadie preparado, pero cuando lo pusimos en marcha fuimos los primeros autorizados por la Agencia de Medicamentos de España, pero tuvimos que pelear entre año y año y medio para que nos autorizaran la venta de test de autodiagnóstico en farmacias y para cuando lo conseguimos ya no había COVID. 

-¿Cree que se podrían haber hecho mucho más rápido estas gestiones?

-Sí, como hicieron en toda Europa: Francia, Italia, Grecia, Alemania… Todos ellos vendían test de autodiagnóstico hasta en supermercados. En cambio, aquí se prohibió.  Pero sobre todo, no poder vender en el momento importante en aquella Navidad del 2021, donde no quedaban test en las farmacias, pero nosotros, que teníamos casi medio millón de test disponibles, no podíamos venderlos, a pesar de estar validados por Biocruces y contar con el permiso de fabricación de la Agencia del Medicamento Española.

-¿Y a día de hoy se pueden adquirir sus test en las farmacias?

-No. Hemos dejado de fabricarlos porque los test chinos llegan a un precio contra el que es imposible competir y, como la calidad no es lo importante, sino que es el precio, pues hemos tomado la decisión de retirar nuestros test.

-No obstante, lo positivo de la experiencia fue que hicieron músculo al lograr desarrollar un producto de emergencia sanitaria en un tiempo récord…

-A ver, no es baladí haber conseguido desarrollar un producto sanitario validado por el Instituto de Investigación Sanitaria de Biocruces, aquí de Bizkaia, que nos lo validó en un plazo récord, hay que decirlo. Obtuvimos unos niveles de sensibilidad y efectividad óptimos, cumpliendo todas las exigencias europeas, con unas muestras de validación que quintuplicaban las de Roche…

Además, nosotros apostamos porque la muestra no fuese nasofaríngea, sino solo nasal, por lo que nuestros test tenían que tener mucha más sensibilidad para poder detectar el virus solamente en la mucosa nasal, pero era mucho más friendly para el usuario, menos agresivo a la hora de tomar la muestra. Y, además, teníamos las instrucciones en euskera y castellano, no en inglés y en chino… 

Hicimos un esfuerzo muy grande, pero conseguimos todos los certificados europeos y estamos en la lista europea de fabricantes de productos sanitarios para COVID, incluso logramos finalmente poder vender en farmacias después de mucha pelea y mucha inversión. Pero bueno, agua pasada no mueve molino…

El presidente de Biolan mira hacia el futuro con optimismo. Nacha Abaitua

-Ya, pero es necesario revisar lo que se hizo para analizar los errores y no volver a repetirlos, ya que, por desgracia, no estamos a salvo de futuras pandemias.

-Está clarísimo. Además, estas cosas se repiten cada vez en ciclos más cortos, con lo cual, para una próxima pandemia que pueda venir, lo que es seguro es que estamos preparados para hacer test de diagnóstico seguro.

Hemos madurado mucho en el ámbito de control inmunocromatográfico. Es decir, a partir de anticuerpos, podemos medir moléculas de interés, y, además, hemos generado una capacidad adicional de fabricación de productos sanitarios validada por la Agencia del Medicamento Española, que tampoco es baladí, pero económicamente la inversión que hicimos no ha sido rentable.

Previsiones para 2023

-No obstante, en los últimos años, su facturación ha ido in crescendo, ¿qué previsiones tienen para este año?

-Sí. Hemos crecido prácticamente en dos dígitos los últimos 8 años y para el año que viene tenemos una previsión de crecimiento del 15%. Hemos hecho unas previsiones conservadoras, porque dependerá también de lo que ocurra, ya que el precio del atún está bajando, por poner un ejemplo, y su consumo ha descendido un 10% en España, pero a nivel mundial un 20%. Eso significa nuestra evolución depende del consumo alimentario.

-¿Cuáles son sus productos estrella?

-Ahora mismo tenemos tres productos estrella: el primero la detección de histamina en el atún; en segundo lugar, el sulfito en mariscos; y el tercero el de lácteos. Esos tres productos están validados por la FDA, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos.

-La detección de histamina en el atún sigue siendo su principal línea de negocio, ¿han tocado techo o prevén seguir creciendo?

-Sí. Nuestro primer mercado a nivel mundial sigue siendo la detección de histamina en atún. Y el problema que tenemos es que el mercado del atún se hunda. En España, por ejemplo, Cerdeimar quebró, Atunlo está en concurso de acreedores, Salica está en ERTE, Pescanova ha estado en un ERE recientemente… Es decir, la situación del mercado es muy complicada, pero los input que tenemos son optimistas.

Próximamente, desde Biolan prevén lanzar un test de detección de sodio. Nacha Abaitua

-¿Y sus test de detección de sulfito en mariscos?

-Sí, sobre todo en crustáceos como el camarón o langostino. Es nuestro segundo mercado y es un producto que también vendemos en todo el mundo, pero aún tiene margen de crecimiento y esperamos crecer. Sin embargo, en países como Ecuador, que ha sufrido mucho por la inflación, los costes se han disparado y el mercado no ha podido repercutir los precios, con lo cual los márgenes se han ajustado muchísimo e incluso se han producido muchos cierres.

Pero bueno, también tenemos la ventaja de que no tenemos prácticamente competencia, porque el resto de métodos son muy arcaicos, solo se mantienen por su bajo coste, pero son tóxicos y muy contaminantes. En cambio, la nuestra es una solución muy ecológica.

-¿Y cuáles son sus expectativas con respecto a la lactosa?

-Es nuestro tercer mercado, pero también está creciendo una barbaridad y prevemos duplicar la facturación este año 2024, ya que estamos entrando muy fuerte en Estados Unidos y Canadá. Nuestro método es el más fácil de utilizar, tenemos muy poca competencia y además somos más baratos.

-Próximamente, prevén lanzar al mercado una nueva línea de negocio relacionada con la detección de sal, ¿qué puede adelantarnos? 

-Esperamos sacar al mercado este mes de febrero un sensor para medir el nivel de sodio de la sal. Muchos de los medidores de sal que hay en el mercado miden el cloruro de sodio y el de potasio normalmente, lo cual puede llevar a equívoco, entonces hemos hecho un sensor muy preciso, con una tecnología que no hay en el mercado, que está basada en ionóforos, unas membranas que solamente detectan el sodio y que son muy robustas. 

-El big data y la inteligencia artificial también son parte importante de Biolan, ¿qué potencial tienen en una empresa de esta índole?

-Llevamos seis años ya desarrollando Biolan Global, una plataforma que lanzamos en 2022 y cuya ventaja fundamental es que, al estar conectado a la nube, vemos en tiempo real lo que pasa y eso nos permite hacer un servicio postventa mucho mejor, porque cuando hay un problema podemos detectarlo nosotros y avisar al cliente. Pero además, esos análisis de datos nos permiten mejorar nuestros propios sistemas gracias al machine learning.

-Y, por último, ¿cuáles son sus principales retos a futuro?

-Nuestros retos fundamentales son consolidar el nuevo edificio, que el crecimiento que queremos generar en el nuevo edificio vaya acompasado con las ventas y afianzar la fuerza comercial.

Con respecto a los mercados, queremos consolidar Europa y Latinoamérica. Hemos hecho un esfuerzo muy grande en 2023 para poner a punto el mercado asiático y hemos conseguido que nuestras tres delegaciones allí, tanto de Indonesia, Tailandia como de Filipinas, tengan capacidad de poder comprar y vender. Además, hemos hecho una primera aproximación para abrir una delegación en Vietnam, que es un país que nos interesa mucho. Y también hemos consolidado el mercado africano con una delegación potente en Casablanca que queremos potenciar mucho este año. En tercer lugar, hemos abierto el mercado estadounidense-canadiense, con lo cual, ahora, la parte comercial es un reto.

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