No fue ninguna sorpresa que desde el consejo de administración de Talgo se intentara el jueves, confirmada la OPA húngara, templar el enfado del Gobierno de Sánchez. Los actuales propietarios, con el fondo estadounidense Trilantic a la cabeza, quieren vender y sacar un rédito más que notable a una compañía con luces y sombras en el apartado industrial.
Es Trilantic, el fondo de inversión que montaron en 2009 cinco ex socios del quebrado Lehman Brothers, un actor conocido en Euskadi. Al margen de Talgo, formó parte del accionariado de ITP Aero hasta que vendió su parte junto al Gobierno vasco a Sener en 2010 en una operación que permitió a la ingeniería de Getxo elevar su peso en el fabricante de motores de avión por encima del 50% (unos años más tarde vendería su parte a Rolls Royce).
Poco más tarde de salir de ITP el fondo Trilantic se hizo de la mano del italiano Investindustrial con un 48% de Euskaltel. La operación fue muy sonada, allá por 2012, por la sensación de pérdida de control por parte del mundo empresarial, financiero e institucional vasco de la joya naranja. Vendían entonces a Trilantic Kutxabank, que se quedaba aun con un 49,9% de la compañía telefónica, Iberdrola, que se quedaba un 2%, Mondragon y el Gobierno vasco. La venta acabó en los tribunales al reclamar la parte vendedora 41 millones de euros a Trilantic que, a su juicio, les correspondían por las plusvalías obtenidas por el fondo con la salida a Bolsa. Tras las sentencias en contra el Gobierno vasco y el resto de antiguos accionistas acabaron desistiendo.
Se estima así en unos 400 millones de euros el 'pelotazo' de Trilantic e Investindustrial con Euskaltel, cifra resultante de restar al precio por su salida con el toque de campana lo que pagaron por ese 48%. Una auténtica millonada en apenas tres años que fue muy criticada por partidos, sindicatos y otros agentes sociales vascos pero que encarna a la perfección cuál es el modus operandi de este tipo de inversores.
Talgo, a fuego lento
Mucho menos fulgurante ha sido su paso por Talgo, en la que va camino de completar dos décadas. Trilantic entró en el fabricante de trenes junto a MCH en 2006 con una inversión conjunta de menos de 200 millones de euros y, más que rentabilizada la operación con la salida a Bolsa de la firma que encabeza Carlos de Palacio, lleva años queriendo salir.
Ahora ve clara su oportunidad. Tras meses de ruido de sables esta semana la OPA desde Hungría ha terminado de concretarse y, con ella, también ha salido a la luz con mayor contundencia la posición crítica del Gobierno de Pedro Sánchez. Será el gran obstáculo que deberá salvar ahora Trilantic para lograr que la OPA por Talgo (su parte está valorada en unos 248 millones de euros) prospere. Trilantic tiene capacidad para arrastrar en la venta al resto de socios del fondo Pegaso (los Abelló y los Oriol), que controla el 40% de la compañía con planta en Rivabellosa y desde el primer minuto ha querido dejar claro a Sánchez que la oferta de compra es "atractiva".
Talgo mantiene que considerará la oferta de Magyar Vagon, además de en función del interés de los accionistas, por su impacto sobre el proyecto industrial, el empleo y la continuidad de la sede en España.