2026 es el año en el que Siemens Energy espera volver a la rentabilidad, lo cual significaría dejar atrás los casi 10.000 millones de euros de pérdidas acumuladas que esperan anotar a finales de este año, que seguirán coleando el que viene, y empezar a generar beneficios. Para ello, Siemens Gamesa, una de sus cuatro áreas de negocio, debe reactivar sus ventas cuanto antes. Y es con ese objetivo con el que el nuevo CEO de la filial de eólica terrrestre (onshore), Vinod Philip, espera recoger el guante de su antecesor, Jochen Eickholt, el próximo 1 de agosto, e iniciar la senda de la recuperación.
La mesa de negociación del ERE, cuyo arranque se ha retrasado al menos hasta mediados de septiembre, obligará a la compañía a presentar un plan de viabilidad en el que, según ha podido saber Crónica Vasca, se pondrá encima de la mesa la inminente reanudación de la fabricación de las turbinas 4.X en el último trimestre del año, a la que seguirá el próximo año el modelo 5.X.
Una muy buena noticia para la compañía, ya que eso significa que las ventas de este modelo se reactivarán cuanto antes, lo que supone un alivio para la plantilla de Siemens Gamesa, ya que, tal y como confirman sus trabajadores, la cartera de pedidos actual va agotándose y según sus cálculos no generaría más volumen de trabajo más allá del primer trimestre de 2025.
Es por eso que el expediente de regulación de empleo podría verse supeditado a las inminentes necesidades de fabricación, lo que, unido a la concesión de los 1.200 millones de euros en avales formalizados hace unos días, supone "un balón de oxígeno" para la filial y sus trabajadores, ya que les concede algo de tiempo extra para retomar un cauce positivo.
Pruebas de calidad
Ambos aerogeneradores, el 4.X y el 5.X, han supuesto un 'intenso dolor de cabeza' para Siemens Energy, que han paralizado casi por completo la producción de Siemens Gamesa desde el pasado verano y se ha centrado en finalizar otros pedidos en marcha, lo que ha abocado a la matriz a seguir profundizando en sus números rojos. No obstante, aunque nunca ha entonado el 'mea culpa', ha sido consciente de que no habiendo otro camino que el de la transparencia, lo más sano para la compañía era sacar ante la 'plaza del pueblo' de los mercados internacionales a su filial, poniendo en cuestión la eficacia de su protocolo de errores.
Así, finalizadas las pruebas de calidad de sus dos principales turbinas, parecen haber resuelto ya los problemas técnicos, por lo menos del modelo 4.X. La 5.X está en fase de rediseño. Y es que, lo que al principio parecía una ventaja, desarrollar palas de mayores dimensiones y torres más altas para albergar generadores de mayor potencia y mayor eficiencia que permitiesen capturar más viento y a su vez requerir de menor viento para arrancar, se volvió en su contra y los problemas no tardaron en aparecer.
Si algo han aprendido, esgrimía Christian Bruch ante los medios de comunicación, es que las prisas no son buenas y, ante la competencia china, que ha relegado a Siemens Gamesa, que estuvo a las puertas de convertirse en el primer fabricante de eólica terrestre en el mundo tras la fusión con Siemens Energy en 2017 al octavo puesto, "la velocidad de desarrollo de la tecnología debe ser más lenta para evitar errores".
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