Basquevolt inicia las entregas de prototipos a potenciales clientes

Basquevolt inicia las entregas de prototipos a potenciales clientes

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Basquevolt pone a prueba su batería con potenciales clientes de automoción y avión

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Hay dos secretos que Francisco Carranza, CEO de Basquevolt, guarda bajo llave. Uno es la 'receta' química en la que se sustenta el electrolito, la base de la batería en estado sólido. El otro es a quién, o a quiénes, pretende vender en primer lugar esa batería llamada a revolucionar la movilidad eléctrica.

Por proximidad geográfica, una buena opción inicial parece la planta de furgonetas de Mercedes Vitoria, inmersa en una reforma para acoger nuevos modelos eléctricos. Sin embargo Carranza siempre ha querido dejar la puerta abierta a otros fabricantes incluso a otros sectores más allá de la automoción.

Ahora se confirma que efectivamente el ex de PeugeotRenault tiene una visión global sobre qué mercados atacar. Tras la puesta de largo hace seis meses de la línea de prototipos, la compañía de Miñano ha empezado ya a entregar esas primeras celdas de 20 amperios/hora a "los actores estratégicos" de la movilidad eléctrica, tanto automoción como aeronáutica.

Un trabajador de Basquevolt

Un trabajador de Basquevolt

Madurez tecnológica

La empresa, que cuenta en su accionariado con presencia de CIE Automotive, Iberdrola o Enagás, además del Gobierno vasco, explica que el hecho de que estos potenciales clientes cuenten ya con un producto físico que poder probar supone un acelerón para el proyecto.

En sus dos años de andadura la compañía "ha progresado rápidamente alcanzando un notable nivel de madurez tecnológica".

Francisco Carranza, CEO de Basquevolt / Pablo Saenz

Francisco Carranza, CEO de Basquevolt / Pablo Saenz

A partir de aquí la idea es seguir suministrando baterías a otros posibles clientes de cara a ir testando la acogida de los primeros prototipos por parte del mercado y limar errores.

El siguiente gran hito para Basquevolt será la puesta en marcha de la planta piloto, una especie de fábrica en miniatura a la que seguirá, unos dos años más tarde, la gigafactoría para producir baterías a gran escala.

Antes está previsto que el proyecto dé entrada a un nuevo socio para reforzar la capacidad inversora, un nuevo acompañante que preferiblemente tendrá visión industrial y capacidad de absorber una parte importante de la producción.