El Puerto de Bilbao fía su futuro a la eólica mientras Petronor tira del tráfico
- Las últimas decisiones de la Autoridad Portuaria van dirigidas a asegurar espacio para la industria de los aerogeneradores pero por ahora la actividad de la refinería se mantiene como motor de las descargas
- Más información: "Con Trump el tráfico será menos fluido pero no afectará a gas y petróleo"
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Como eje de la actividad económica en Euskadi, el Puerto de Bilbao encierra en sí mismo esa gran contradicción en materia de descarbonización entre lo que es y lo que debería ser. Las pruebas de que la Autoridad Portuaria quiere caminar hacia las renovables son irrefutables pero la realidad se impone: los tráficos los pone Petronor y seguramente será así durante un tiempo.
La refinería de Repsol vive su propia transformación, que de un tiempo para aquí ha dado además el salto a la arena política en el contexto de ese nuevo gravamen a las grandes energéticas.
Las inversiones para dar pasos atrás en el negocio de los combustibles fósiles están anunciadas desde hace años, pero el proceso es tan lento que las dudas son legítimas, más cuando desde la propia Repsol se ha planteado la posibilidad de dejar todo en el cajón.
Mientras desde la oposición se acusa al PNV y a las administraciones vascas de ser demasiado complacientes con la energética y su CEO, Josu Jon Imaz, evidencia su malestar con una medida de aparente carácter progresista, lo cierto es que Petronor es esencial para Euskadi por sus puestos de trabajo, su impacto en las haciendas y su peso en la actividad del puerto.
Más de 20 millones de toneladas líquidas
El tráfico total registrado en Bilbao se va a quedar este año cerca del techo histórico. En noviembre se superaban los 32 millones de toneladas, lo que si en diciembre el movimiento de buques es normal dejará el balance de 2024 en el entorno de los 35 millones de toneladas, similar a 2019 y ligeramente por debajo de los 35,6 millones de 2018, que aun retiene el récord.
Todo ello en un contexto de cierta pérdida de 'punch' de las exportaciones, que en buena medida tienen su reflejo en los movimientos del puerto vizcaíno, y también de claro retroceso en la llegada de gas natural a Bahía Bizkaia Gas (BBG), por destacar otro gran motor del movimiento de barcos de la infraestructura portuaria.
Y, con todo, el puerto que encabeza Ricardo Barkala mantiene el tirón. Lo hace básicamente por la buena evolución global del granel líquido, que por primera vez llega a noviembre con más de 20 millones de toneladas, dos tercios prácticamente del total de tráficos.
Con el gas en retroceso respecto a 2023, es principalmente la refinería la que sostiene este apartado, si bien al granel líquido también le corresponden en menor medida ciertas mercancías asociadas a sectores como el agroalimentario. Ayudan al impulso este año también el granel sólido o el ro-ro, mientras contenedor y mercancía general (como siderurgia) presentan poca variación.
Esta es la fotografía actual del principal puerto vasco, que eso sí mira al futuro en clave renovable. Los nuevos espacios ganados al mar están sobre todo enfocados a la eólica (Haizea Wind, Siemens Gamesa o Acciona) y la idea es que lo que queda por ganar, esa segunda fase del espigón central, sirva para asegurar la expansión de esta industria.
Además, ya está en marcha la tramitación para la instalación de nuevos molinos en los muelles que serán la base junto a la fotovoltaica de un nuevo mix energético para el abastecimiento de electricidad limpia a los buques.