El truco de las abuelas vascas para conseguir unas albóndigas ultrajugosas: receta que nunca falla en Euskadi
- Se trata de un clásico que realizan aquellos que han crecido con sus abuelas en las cocinas.
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España y sus comunidades, entre las que destaca Euskadi, guardan una cantidad de platos deliciosos. Ninguna otra gastronomía en el mundo se puede comparar con la española. Desde la tortilla de patatas y el gazpacho hasta la paella, las migas y el pisto, entre otras delicias. Los trucos de las abuelas para preparar estas obras culinarias nunca faltan.
Las abuelas son las encargadas de proporcionar a los guisos, a las cremas o a las salsas ese mimo que las vuelve únicas. Un cariño que se encuentra no solo en un buen pollo al ajillo o en un pollo a la pepitoria, sino en las albóndigas, que nunca faltan en las mesas de los españoles. Un 'must' sencillo de elaborar y que requiere una técnica concreta para que queden ultrajugosas.
El truco de las abuelas vascas
Albóndigas de pollo, de cerdo o de vacuno, da igual. Con este truco, todos conseguirán unas piezas jugosas con las que enamorar a la familia. Es un clásico que realizan aquellos que han crecido con sus abuelas en las cocinas. Se trata de usar huevo y leche. Primero se moja un poco de pan de molde con leche o con el huevo para añadirlo en un bol junto con la carne de las albóndigas.
No es el único truco para lograr unas creaciones jugosísimas. Según la web gastronómica Directo al Paladar en su artículo Los tres trucos de abuela para hacer unas albóndigas más jugosas y baratas: siempre funcionan, otro truco es el de picar cortes de carne con más grasa.
"Por mucho que nos pese, la mayoría de las carnes que utilizamos para las albóndigas suelen ser muy magras. La aguja de ternera va bien en estos casos y, aunque no es el corte más caro, sí puede descuadrarnos un poco el presupuesto".
Motivo por el que otro must para conseguir las mejores albóndigas es el de mezclar la carne picada de ternera con la de cerdo. Aunque si lo que buscamos es algo más ajustado a nuestros bolsillos o más barato, la clave está en añadir salchichas troceadas.
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"En algunas partes de España se llaman longaniza o butifarra, aunque en cualquier caso nos estamos refiriendo a las clásicas salchichas frescas de carnicería, que ya tienen un punto de sazón —que hará más sabrosas las albóndigas— y además un porcentaje de grasa que las hará más jugosas", apunta la web.
Otra alternativa, por ejemplo, es que en el caso de haber celíacos se puede cambiar el pan por hortalizas. No es nada extraño, por mucho que lo parezca, sino cuestión de costumbre. En Italia es muy común añadir patata cocida a las albóndigas, lo que permite ahorrar en la receta, así como hacerlas "completas nutricionalmente e igual de jugosas". Si se prefiere utilizar otro producto, siempre se puede recurrir al calabacín cocinado, que aporta "sabor, textura y jugosidad".