El maltrato a las mujeres mayores: una violencia invisibilizada en la sociedad y normalizada por las víctimas
Según un estudio encargado por Emakunde, una de cada cuatro mujeres mayores de 65 años ha sufrido violencia machista a lo largo de su vida
5 julio, 2023 05:00Casi cada día, por desgracia, se conoce un nuevo caso de violencia machista. Son muchas las mujeres víctimas de este tipo de violencia y, en esta ocasión, Emakunde ha querido incidir en la invisibilidad de la violencia machista ejercida contra las mujeres mayores.
A través del estudio 'Violencia de género y mujeres mayores en la Comunidad Autónoma de Euskadi: visibilizando una vulnerabilidad opaca' se constata que una de cada cuatro mujeres mayores de 65 años ha sufrido violencia machista a lo largo de su vida. Así, estima que un 23,4 % de estas mujeres, en torno a 67.600, ha sufrido violencia de género a lo largo de su vida y un 5,7% (unas 16.450) la sufren actualmente, ha detallado Emakunde en una nota informativa.
Des Emakunde destacan la importancia de visibilizar la vulnerabilidad de las mujeres mayores ante este tipo de violencia, ya que, tal y como asegura la directora, Miren Elgarresta “contribuye a la detección de casos y a facilitar su acceso a los recursos especializados”.
Aunque no todas las mujeres mayores responden a un mismo perfil, uno de los factores que las hace especialmente vulnerables es la edad. Por ejemplo, en muchos casos, son mujeres que dependen económicamente de sus maridos, han vivido en épocas en las que han tenido que pedir permiso para trabajar o para abrir una cuenta corriente en el banco. En esa época, señala Elgarresta en declaraciones recogidas por EFE, la violencia contra las mujeres "era un problema personal, de puertas adentro y no social como lo es hoy".
Normalización de la violencia
El estudio ha recabado además una serie de características que comparten las mujeres mayores de 65 años que han sufrido o sufren violencia machista.
En concreto, suelen ser víctimas de larga duración y, por lo tanto, asumen esa violencia y la normalizan. “Han asumido la obligación de mantener su rol de esposa y madre como elemento que define su identidad y su prestigio social, por lo que desvincularse de este papel supone para ellas una dificultad mayor”, dice este informe.
Además, desarrollan un comportamiento de mayor aceptación de las experiencias vitales, conocido como "cultura del aguantar" y presentan un mayor grado de aislamiento social. Asimismo, se encuentran en una situación de mayor dependencia económica y tienen más dificultades para incorporarse al mercado laboral.
Muchas de ellas, mantienen su relación hasta que el hombre fallece o lo hacen ellas mismas. Es también preocupante que les cueste identificarse como víctimas y, por lo tanto, para pedir ayuda.
Al ser víctimas más invisibilizadas, no suelen tener tanta presencia en las campañas de sensibilización, en medios de comunicación o en la imagen social. Esto provoca que la respuesta del sistema social no esté adaptada a la singularidad de estas víctimas mayores.
Recomendaciones
El informe lanza algunas recomendaciones para mejorar la situación de estas mujeres, entre ellas, mejorar el conocimiento y fomentar la sensibilización y la formación concreta sobre este tipo de perfil.
Asimismo, mejorar el diseño de las políticas públicas, mejorar el acceso al sistema de atención, así como los procesos de atención y potenciar el papel de las asociaciones.