Zúrich, un millón de motivos
Sin paños calientes: una escapada a Zúrich, no resulta económica. Una buena idea para contener gastos es comprar en el mismo aeropuerto la tarjeta Zürich card, 27 Chf (francos suizos) el de 24 horas y 53 el de 72 horas. Con ella se accede al transporte público, museos y se obtienen descuentos en tours y tiendas o bebidas gratis en algunos bares y restaurantes.
Zúrich, con unos 400.000 habitantes, 170 nacionalidades, y más de 1.200 fuentes presume de elaborar el mejor chocolate del mundo. Hasta Lindt Home of Chocolate se llega en un barco o autobús incluido en la Zürich card.
Con audioguías en diferentes idiomas, en el recorrido por el museo se repasa la historia del chocolate antes de terminar con una degustación gratuita de sus productos.
Al agua, a la del río, miran también algunas de sus 24 piscinas que en origen fueron “balnearios” para hacer frente a la peste y sus consecuencias por falta de higiene. Por la corriente de las aguas del río Limago se zambullen y dejan arrastrar los nadadores, dejando al Sihl para el ocio menos exigente.
En la confluencia de ambos cauces buscaba James Joyce inspiración para sus novelas. El escritor irlandés era uno de los asiduos del Kronenhalle, restaurante que el próximo cumplirá 100 años y al que, durante la guerra, por un precio módico, acudían a comer numerosos artistas. Eso explica que, en la actualidad, allí se pueda tomar un cóctel o comer rodeado mas de un centenar de obras de Picasso, Miró, Giacometti o Chagall que, como otros artistas, se refugiaron en el país neutral.
No es complicado combinar cultura y ocio en Zúrich. Se puede tomar un té por 7 francos en el Café Cabaret Voltaire, cuna del dadaismo en el que debatieron posturas escritores, pintores o músicos. Otro histórico es el Café Odeón por el que pasaron personajes tan diversos como el propio Joyce, Lenin, Picasso o Matahari. Pero si de algo debe sentirse orgullosa Zúrich es de su Universidad pública, primera en admitir a una mujer y de la que han salido 21 premios Nobel.
Aunque el sector financiero sigue siendo predominante en Zúrich, la creatividad se abre camino a pasos agigantados. La máxima expresión se encuentra en Zúrich West donde los antiguos edificios industriales, rodeados ahora de grafittis, dan paso a otras alternativas.
Nada se pierde; todo se transforma, diría Jorge Drexler. La antigua estación de tren es ahora un centro cultural; la anterior fábrica de cerveza un centro de arte; la fabrica de barcos, un teatro; la de yogures, universidad de arte; la naviera, centro cultural; diseñadores de todo tipo ocupan las arcadas del viaducto y los contenedores en torre, que se codean con el ingenuo Frau Gerolds Garten, son el punto de venta de los bolsos Freitag hechos con lona de camiones.
Poco, o más bien nada, que ver con la estética de Bahnhofstrasse, que pasa por ser la calle más lujosa de Suiza y ,probablemente, de las más caras del mundo. Aunque quizá, tras las compras, alguno se acerque al lago para charlar, leer o escuchar a los improvisados músicos.
Algunas curiosidades
Sólo hay un rascacielos en la ciudad, la Prime Tower que, con 126 metros de altura, fue durante años el más alto del país. Se encuentra en Zúrich West.
El tranvía número 4 es conocido como el tranvía de la cultura. En su recorrido se ven, entre otros puntos, la universidad, el jardín chino, el Pabellón de Le Corbusier, los Museos del Arte o del diseño.
Desde el monte Uetliberg, al que se llega con un tren incluido en la Zürich card, se realiza el paseo de los planetas. Es un trayecto de menos de 2 horas que termina en Felsenegg ,donde se puede comer en un restaurante con vistas y regresar a Zúrich en teleférico, para visitar Lindt y regresar al casco histórico en barco o autobús. Todo el transporte está incluido en la tarjeta.
Existen más de 50 museos y 1.300 de obras de arte en espacios públicos. Un tour en bicicleta eléctrica para ver las mas destacadas, es la delicia de los amantes del arte.
El Museo Kunsthaus, o de Bellas Artes, recientemente ampliado, tiene la mayor colección de obras de arte de Munch, fuera de Noruega.
La Zürich card de 72 horas cuesta 53 francos; la de 24 horas 26. Ambas deben validarse en el primer uso.
Muchos hoteles ofrecen bebidas gratis si se renuncia al servicio de limpieza de habitaciones.
Zúrich, con enlaces a numerosos destinos, tiene magníficas conexiones aéreas. Desde Bilbao, SWISS Airlines dispone de vuelos directos con tarifas inferiores a 100 euros trayecto.
Dónde alojarse
Hay algún motel y albergue, pero la ciudad no destaca por este tipo de alojamientos.
La ventaja del hotel Ruby Mimi es su ubicación junto al casco antiguo y la estación central de tren. El hotel fue un cine al que hace constantes guiños con la decoración; incluso tiene una pequeña sala en la que diariamente se proyecta una película.
Dónde comer
La oferta es inmensa; las posibilidades de probarlos todos, escasa. Algunas de las recomendaciones:
- Restaurante Markthalle, en Zúrich West: Elabora sus platos con productos locales que adquiere en el mercado contiguo. Probar la sandía a la plancha con cuscus.
- Fischerstube: Antigua casa de pescadores sobre el lago , de cuyas aguas procede el pescado que se sirve. La puesta de sol, acompañada de un vino local, es un buen cierre de jornada.
- Restaurant zum Kropf. Comida tradicional en el casco antiguo de Zúrich.Buena comida y aún mejor comedor de Art Nouveau.
- Restaurant Nooba: Restaurante pan asiático de excelente comida y cuidada decoración.