Un día después de anunciar un programa de ayudas que se limitó a una línea de crédito de 10 millones y avales del Instituto Vasco de Finanzas al 50%, el lehendakari Urkullu reprochó al Gobierno central que iba tarde en sus medidas. Una semana después los consumidores están ya descontándose 20 céntimos por cada litro de gasolina que repostan. Más allá de lo ambicioso o no de las medidas, llama la atención la prisa con la que alzaron la voz unas diputaciones que no habían dicho nada hasta que Pedro Sánchez anunció su paquete de medidas. Entonces, en cuestión de 48 horas, las diputaciones presentan un plan de subvenciones y aplazamientos de pagos por 165 millones y el Gobierno vasco presenta un "Plan de Inversiones Estratégicas". Un refrito del 'Euskadi Next' que solo recoge una cosa que el lehendakari ya había deslizado durante su comparecencia en febrero junto a la ministra Calviño: que Euskadi va a adelantar el dinero que aún no ha llegado desde Europa. Para proyectos como el Corredor Vasco del Hidrógeno, presupuestado en 1.800 millones de euros, 35: un 2%. Madrid ya ha dado respuesta a los proyectos estratégicos que le remitió el Gobierno vasco; el Ejecutivo autonómico aún no ha dicho qué vamos a hacer con Basquevolt si Volkswagen se ha ido a Sagunto con su macrofactoría de baterías y no se ve ningún fabricante a la vista para desarrollar el proyecto.