Fue un abrazo histórico que ahora, conocida la sentencia, deviene en demencial. Allá por 2011 Alfredo de Miguel, ya señalado por su entonces presunta corrupción, acudía al Parlamento vasco. Allí le esperaba Joseba Egibar, hoy como entonces portavoz del PNV en la Cámara de Vitoria. Y ambos mostraban su cariño y su repaldo mutuos fundiéndose en un abrazo. Imagen que simbolizaba, sin duda alguna, el apoyo político del partido hegemónico al que había sido número dos de la formación en Álava

Decíamos que si en aquel momento el abrazo ya fue llamativo esta semana, una vez que el fallo del Supremo evidencia la corrupción del caso De Miguel, la imagen resulta grotesca. Una imagen por la que, por cierto, el propio Egibar no ha pedido excusas a los ciudadanos, al revés que otros dirigentes de la formación, como los mismísimos Andoni Ortuzar e Iñigo Urkullu, que sí han pedido perdón a la ciudadanía en varias ocasiones por este caso.