El expresidente de Acicae, José Esmorís, junto con otros representantes de Acicae en Bilbao / EUROPA PRESS

El expresidente de Acicae, José Esmorís, junto con otros representantes de Acicae en Bilbao / EUROPA PRESS

Opinión

La crisis de AIC y Acicae toca a Diputación y CIE Automotive

16 junio, 2023 05:00

¿Ha dimitido José Esmorís como presidente de Acicae o le han echado? La prensa publicó que se había producido lo primero pero Gonzalo Garrido, el mandamás en la sombra del conglomerado construido alrededor del clúster de automoción, asegura a todo el que le ha querido escuchar que es un problema interno de CIE Automotive. El presidente de esta empresa, Antón Pradera, habría ordenado al que no deja de ser uno de sus subordinados, Esmorís, salir de Acicae para que dejara de importunar a su gerente, Inés Anitua. Y en medio de esta auténtica batalla aparece la Diputación de Bizkaia, que tras inyectar más de 100 millones de euros en el clúster y en la fundación AIC, que lo comparten casi todo, no sabe cómo driblar el marrón.

Para entender lo que pasa hay que poner previamente un poco de contexto. Acicae es uno más de los clusters gestados en Euskadi en los años noventa para dar más fuerza a un sector que ya entonces alcanzaba cierta relevancia en Euskadi, el de los fabricantes de componentes de automoción. Junto con el Gobierno vasco, que siempre ha subvencionado este tipo de cooperación entre empresas, CIE Automotive fue su principal impulsor. La entidad contrató desde muy pronto a un consultor, Gonzalo Garrido, para que le ayudara con algunas de sus actividades.

Se daba la circunstancia de que este licenciado en derecho estaba casado con Inés Anitua, hija de Ignacio Anitua, un ex directivo de una de las empresas que terminaría conformando CIE Automotive. La familia Anitua, que está en la raíz de muchos de los negocios gestados en Eibar a principios del siglo XX, estaba también estrechamente relacionada con los Egaña, la E de CIE que todavía mantienen un 10% de su capital, por lo que su papel fue fundamental en la fusión que daría lugar al que hoy es uno de los 50 mayores fabricantes de componentes de automoción del mundo. Antón Pradera, a la sazón hermano de un ex diputado general de Bizkaia, le debe mucho a Ignacio Anitua.

Acicae tampoco está presentando sus cuentas ante el registro de asociaciones del País Vasco. La transparencia es por tanto nula

Sea por estas buenas relaciones o por su buen hacer, el matrimonio Garrido-Anitua fue ganando enteros en Acicae. Aunque Inés Anitua pasó a un primer plano como gerente del clúster, Garrido siempre ha estado a su sombra como un gestor externo con un cometido teórico de "comunicación" pero con funciones muy amplias. Siempre, eso sí, facturando a través de su empresa, ICR Consultores. ¿Cuánto se ha embolsado? Los rumores hablan de más de un millón de euros, pero es imposible corroborarlo porque Garrido se niega a facilitar información relacionada con gastos e ingresos. Acicae tampoco está presentando sus cuentas ante el registro de asociaciones del País Vasco. La transparencia es por tanto nula.

Todo se complica aún más con la creación en 2007 de AIC, el Automotive Intelligence Center, una mezcla de centro tecnológico y de formación profesional que se enclavó en Boroa, en los terrenos donde José Alberto Pradera, el hermano de Antón, y Superlópez, el ex directivo vasco de Volkswagen y General Motors, habían previsto crear una moderna fábrica de automóviles. AIC tiene formato de fundación y su principal patrono es la Diputación de Bizkaia, así que la transparencia debería ser una de las claves de su funcionamiento. No ha sido así. El control directo se delegó en Acicae y, por tanto, en el matrimonio Garrido-Anitua, que se opuso incluso a dar información al Tribunal de Cuentas del País Vasco en 2011.

Ahí ya se descubrió que AIC estaba operando más como una startup familiar que como una entidad semi-pública que gestiona los entre 5 y 10 millones de euros que anualmente le entrega la Diputación. Aunque el presidente de su patronato sigue siendo Unai Rementeria, el diputado general de Bizkaia saliente, quien hace y deshace es el matrimonio. Anitua, periodista de formación, es la relaciones públicas y Garrido quien realmente controla los dineros. Y así hasta hoy. Con una salvedad: en el circo acaba de entrar la hija de ambos, Sofía Garrido Anitua, contratada por ICR Consultores para dar servicio a sus dos clientes, AIC y Acicae.

El diputado general llegó a aceptar la destitución de Inés Anitua como solución más efectiva para que el escándalo no manchara a la institución foral

El descaro era tan grande que un buen día decide intervenir Esmorís, que presidía Acicae por encargo de su empresa, CIE Automotive, en la que es director técnico. Este ingeniero formado en Alemania y de carácter más bien pacífico fue hablando con todo el mundo. Primero con Garrido y Anitua, después con los empleados y finalmente con los patronos y la junta directiva, Diputación incluida. Lo que transmitió a Rementeria es que aquello era una bomba de relojería que iba a estallar más pronto que tarde. El diputado general, asustado, llegó a aceptar la destitución de Inés Anitua como solución más efectiva para que el escándalo no manchara a la institución foral y pidió a la diputada de Promoción Económica, Ainara Basurko, que se ocupara de ello.

Lo que ha ocurrido después es que la cabeza que ha rodado no ha sido la de la persona que, junto a su marido, ha convertido al clúster y a AIC en un chiringuito familiar sino la del presidente de Acicae, un puesto más formal que otra cosa. ¿Por qué Pradera ha preferido destituir a una persona que empezaba a ser molesta, pero siguiendo principios éticos, y no a los que estaban gestionando a su favor y sin auditoría alguna un proyecto semi-público en el que se han vertido más de 100 millones de euros? Como si fuera una serie de Netflix, esta historia continuará.