Tal vez Pedro Sánchez, cuando se sienta en su sofá favorito de Moncloa, piensa en lo más hondo de su mente, sin querer admitirlo del todo, que el PNV tenía razón. Que tanto mimar a Bildu en el Congreso iba a acabar siendo contraproducente para el presidente del Gobierno y, en cambio, iba a ser muy favorable para los intereses de Arnaldo Otegi y los suyos. Que él tenía que haber tenido más en cuenta que fueron los peneuvistas quienes desnivelaron con sus votos aquella moción de censura que tumbó a Rajoy. Que es de bien nacidos ser agradecidos...

Frente a las advertencias de los jeltzales y de algunos compañeros del PSE sobre lo que podría pasar, Sánchez se acercó, normalizó e impulsó a Bildu, como bien acaba de destacar -a su manera- el delegado de su Gobierno en Madrid. Y ahora lo está pagando con creces. El tiempo, que todo lo puede, incluidas las resistencias de los manuales, está demostrando que el giro estratégico de Bildu le está sirviendo, y mucho, al propio Bildu, pero ello va en detrimento de la izquierda no nacionalista en Euskadi (pregunten a Elkarrekin Podemos), de la hegemonía del PNV (todavía sorprendido por el sopapo del 28-M) y de la propia supervivencia de Sánchez (cuyo argumento contra los pactos PP-Vox flaquea por su relación con los soberanistas).

Así las cosas, curiosamente este sábado en la constitución de ayuntamientos en Euskadi parece que se vivirá un escenario de "todos contra Bildu". El PNV y el PSE se unen para mantener y aumentar poder (histórico lo de Vitoria para los socialistas) a costa de la coalición abertzale. El PP vasco, resucitado tras la última cita electoral, usará sus votos en la capital de Euskadi y en Durango y donde haga falta contra los abertzales, lo que le va a servir para ganar protagonismo y hasta para recuperar poder municipal en la Rioja Alavesa.

¿Y a quién favorece sobre todo este escenario de "todos contra Bildu"? Al propio Bildu, claro, que sigue creciendo y vive una suerte de "win-win"

Hasta el propio Sánchez, quién lo diría, se vuelve ahora contra Bildu en su enésima pirueta, como si el delegado del Gobierno en Madrid estuviera en realidad equivocado. Porque amén de lo que pasa en Euskadi, parece que también en la comunidad vecina, Navarra, los socialistas marcan distancias con Otegi y sus correligionarios, que se quedarán compuestos y sin su ansiada alcaldía de Pamplona.

Sólo Podemos se acerca en todas partes a Bildu, preso de un abrazo del oso que previsiblemente Sumar querrá romper, aunque quizás sea demasiado tarde para ellos.

¿Y a quién favorece sobre todo este escenario de "todos contra Bildu"? Al propio Bildu, claro, que sigue creciendo y vive una suerte de "win-win": en muchas partes gobernará y en otras (léase las tres diputaciones y las tres grandes ciudades) liderará la oposición y usará el victimismo ("pactan con el PP para quitarnos el poder") en busca de mayorías futuras.

Tal vez Sánchez no piensa nada de esto en su sofá favorito de Moncloa. Pero está claro que pronto tendrá que comprarse otro.

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