La princesa Leonor jura la Constitución en el Congreso / JUANJO MARTÍN - EFE

La princesa Leonor jura la Constitución en el Congreso / JUANJO MARTÍN - EFE

Opinión

¿Qué tendrá la princesa?

1 noviembre, 2023 05:00

¿Qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa decía la sonatina de Rubén Darío idealizando la imagen colectiva de la dulce, desvalida y lánguida figura de las princesas de los cuentos, lugar donde deberían habitar las fantasías reales de mitones, palios y coronas.

Leonor de Borbón y Ortiz, a la sazón princesa de Asturias, cumple dieciocho años y según el precepto constitucional jura la propia Constitución en las Cortes españolas. Ya es mayor de edad y ya podría ser reina en ausencia o desvalimiento de su padre el rey, Felipe VI.

Este formalismo definido como hecho histórico, trascendental y pomposo vuelve a poner el foco sobre el hasta hace poco casi tabú de hablar de la monarquía y de la legitimidad de la misma conseguida en pack compacto sometido a referéndum en el se que incluía la monarquía parlamentaria como la forma de Estado durante la transición. En castellano llano: lentejas, si no las quieres las dejas.

El transcurrir de los años desde la votación del 78 ha estado lleno de eufemismos y trampantojos para trasladar la imagen de la familia perfecta, bien avenida, cercana y campechana. Para ello necesitó de la complicidad y del silencio de muchos cortesanos, empresarios, políticos y también de los medios de comunicación que se autocensuraron. Todos los sabían, pero nadie alzó la voz. La consolidación del monarca Juan Carlos I en su discurso tras el intento de golpe de Estado de Tejero hasta sus andanzas con el elefante, los dineros en paraíso fiscales y sus amigas especiales han llevado a la Institución al punto más bajo de popularidad y el más alejado de la opinión pública de los últimos tiempos. Tiempos donde se decía yo no soy monárquico son juancarlistas ¿recuerdan?. Hasta el CIS dejó de preguntar sobre la valoración de los españoles sobre la monarquía cuando ésta empezó a descender a los infiernos de la desaprobación popular por sus propios méritos. Y de méritos a eméritos pasaron a ser los reyes con la abdicación de Juan Carlos en su hijo heredero, Felipe. La situación requería medidas drásticas.

Hasta el CIS dejó de preguntar sobre la valoración de los españoles sobre la monarquía cuando ésta empezó a descender a los infiernos de la desaprobación popular por sus propios méritos

Empezó aquí una operación de Estado para salvar la Institución, matar al padre para salvar el futuro de la monarquía. Con el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba cosiendo dentro de su propio partido y en concordancia con los populares y las Casa del Rey se pactaron las jugadas de ajedrez para cambiar la desgastada figurita del rey. Rey que a la postre acabó residiendo en Abu Dabi, lejos, muy lejos de Zarzuela y de cualquier actividad representativa. Podrá ponerse la monarquía en jaque, pero nunca en mate siempre y cuando el partido socialista sostenga el quorum de lo que denominan consenso constitucional, a pesar de autoidentificarse como republicanos.

Y llegó la Leonormanía, rubia, alta, mujer y ya mayor de edad, a consolidar la operación “save the crown”. Pastelitos patrióticos, banderolas, tazas, suovenirs y papel couché a toneladas porque hay que comentar las miradas, lo madraza que es Letizia y la complicidad con su hermana, la Infanta Sofía. Los vestidos, las joyas, el maquillaje, la molesta coleta....pero ni con toneladas de pintura se puede tapar la falta del abuelo, Juan Carlos I, el gran ausente en la jura de la heredera, su nieta. El borrón y el Borbón del que emana toda esta operación. Tras los fastos públicos, es en la intimidad donde se encontraron y como en todas las familias allá ellos cómo dirimen sus asuntos y rencillas. Por cierto, el lugar elegido ha sido el palacio de El Pardo, antigua residencia oficial del Generalísimo Francisco Franco, al igual que los Rolls&Royces que han utilizado para sus traslados. Atado y bien atado.

Tras los fastos públicos, es en la intimidad donde se encontraron y como en todas las familias allá ellos cómo dirimen sus asuntos y rencillas

En el ámbito político los ausentes, curiosamente, se han convertido en los protagonistas de las crónicas, comentarios y diana del Partido Popular. Alberto Núñez Feijóo lo ha calificado de boicot. Mínima representación de Sumar e incomparecencia de los ministros Garzón, Montero y Belarra. Sin embargo, en la lógica del sentir republicano español se entiende que no se quiera con su presencia legitimar un acto de elevación de alguien que no ha sido elegido por el pueblo. Leonor, si llega a ser reina, lo será por vía filia, por ser hija primogénita del actual Jefe del Estado. ¡Salud y República!

En el caso de los partidos nacionalistas, casi se explica solo. Sencillamente no contribuir a la glorificación acrítica de una Institución que no representa a sus electores. La mayoría de los vascos y catalanes así como gallegos ni se identifican, ni se sienten representados por la monarquía española. Acudir a callar y a aplaudir no tiene sentido para el PNV, EH Bildu, Junts, ERC o BNG con aspiraciones de reconocimiento nacional.

La mayoría de los vascos y catalanes así como gallegos ni se identifican, ni se sienten representados por la monarquía española

No dispongo de una bola de cristal para predecir si Leonor será reina. Si los nuevos tiempos y la nueva sociedad albergará visos de utilidad en una Institución donde aún prevalece la prioridad del varón sobre la mujer o que directamente contradice varios preceptos constitucionales cuando dice que todos somos iguales y todavía la inviolabilidad ampara a la cabeza entronada. No lo sé.

Si atendemos a la historia, lo que nos dice sobre los Borbones no creo que sea buen augurio para sus intereses. Desde hace más de doscientos años no ha habido tres monarcas consecutivos que aguantaran la corona sobre sus cabezas. Del absolutista Fernando VII, a su hija Isabel II que tuvo que exiliarse. Más tarde Alfonso XII y Alfonso XIII que en 1931 tuvo que también exiliarse con la llegada de la II República. Después la guerra, el franquismo y la transición hasta Juan Carlos I que en 2014 abdicó en el actual monarca, Felipe VI.