El perreo ya es oficial
Cuando la actriz Meryl Streep recibió el premio Princesa de Asturias la vimos bailando en la calle al son de las gaitas. Los titulares de los periódicos coincidieron en gran medida al utilizar una palabra: perreo. Algunos se atrevían a decir: Pillan a Meryl Streep perreando al ritmo de las gaitas. Como si lo del perreo fuese algo no demasiado decente.
La pasada semana, la Real Academia de la Lengua Española daba a conocer las nuevas palabras que a partir de ahora estarán incluidas en el diccionario. Lo cierto es que para incorporar algunas se dan más prisa que para otras. Lo digo porque lo de la recién incorporado chundachunda, por ejemplo, ya prácticamente ni se escucha. Fue la palabra de los 90 pero le ha costado casi tres décadas entrar a formar parte de las palabras con lábel. Dicen algunos académicos que las palabras no entran en el diccionario a velocidad de crucero y que por lo menos tardan dos años en pasar todos los filtros. Se conoce que algunos términos deben esperar más que otros dependiendo de la ideología de quienes los examinan.
No hace tanto tiempo que utilizamos la palabra “machirulo” y afortunadamente ya la podemos emplear con propiedad. Expresión coloquial y despectiva de una persona, especialmente un hombre, que exhibe una actitud machista, reza la RAE. La unión de las palabras macho y chulo fue la que dio origen a este nuevo término oficial con el que se reconoce la existencia de personas que aún no han entendido que el feminismo se ha instalado en nuestra sociedad y que ha venido para quedarse. Sí, la RAE también incluye la versión femenina del término, machirula.
La unión de macho y chulo dio origen a este nuevo término oficial con el que se reconoce la existencia de personas que aún no han entendido que el feminismo se ha instalado en nuestra sociedad
Hace unos días tuve la suerte de mantener una entrevista con la filóloga y novelista Clara Sánchez. Ella acaba de ser nombrada nueva académica de la RAE y está feliz. Hasta ahora veía la Academia como una institución de señores y ahora, con su incorporación, ve cómo ya no se excluye a la mitad de la población y se trabaja en pro de la lengua. Sabe que tiene un gran trabajo por delante y que su mayor reto pasa por atender y defender el lenguaje inclusivo porque es una preocupación social. Aunque algunos se nieguen a aceptarlo, la mayor parte de la población reconoce que es a través del lenguaje como visibilizamos las distintas realidades. No hacerlo y no trasladarlo a la lengua nos convertiría en una lengua coja.
La lengua no puede anquilosarse, decía Clara Sánchez, y tiene que estar dispuesta a asumir lo que los tiempos nos están trayendo. Me gusta mucho su concepto de lengua plástica y moldeable que recoja las inquietudes de la ciudadanía. Veo que su entrada en la RAE va a ser definitiva para que nadie se quede sin representación en el diccionario.
De hecho, en esta última revisión del vocabulario se han abierto paso términos como “no binario” o “disforia de género” en los que se diferencian la identidad de género o sexual. Además hay cambios entre matriarcado y patriarcado con el fin de evitar sesgos. Avanzamos.
Veo que su entrada en la RAE va a ser definitiva para que nadie se quede sin representación en el diccionario
Pero toda su cara tiene su cruz y hay detalles que trastocan las buenas intenciones iniciales. De ahí lo del perreo de Meryl Streep que señalaba en el inicio de este artículo. El famoso baile se define como “baile que se ejecuta normalmente a ritmo de reguetón, con eróticos movimientos de caderas y en el que cuando se baila en pareja, el hombre se coloca habitualmente detrás de la mujer con los cuerpos muy juntos”. Vamos, que solo perrean las parejas formadas por un hombre y una mujer. Nada de dos hombres o dos mujeres. O de perreo individual.
Hay todo un movimiento social en torno al lema “ellas perrean solas”. En esta ola, las mujeres bailan, perrean, de la misma forma pero sin buscar el erotismo sino demostrar que hacen con su cuerpo lo que quieren. Rompen así con los estereotipos negativos de música y baile como el reguetón y los convierten en positivos como símbolo de empoderamiento.
Quizá esto sea aún demasiado complejo para recién iniciados pero hay que dejarlo negro sobre blanco para que, como la lluvia fina, el mensaje siga calando. En la próxima revisión de palabras incluidas en el diccionario de la RAE tendrán que echarle de nuevo un vistazo al perreo. Si ciertamente son los usos sociales los que determinan que un término esté o no entre los que merecen “oficialidad”, en el caso del perreo no han atendido a todas las partes. Creo que vamos por buen camino, especialmente teniendo a mujeres como Clara Sánchez sentadas en el Sillón X.