El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez/EFE/Quique García

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez/EFE/Quique García

Opinión

Reuniones

25 diciembre, 2023 05:00

Imagínate aunque sea solo por un momento que vives en un país en el que la política transcurre durante semanas en torno a posibles reuniones entre líderes políticos sin que prácticamente se hable de otra cosa. ¿Te imaginas? Podrías pensar que te encuentras casi, casi, en un país idílico en el que no hay problemas, y los responsables políticos pueden dedicarse a jugar al gato y al ratón mientras deciden cuándo, cómo, con quién y para qué mantienen reuniones, y por supuesto dónde, porque el escenario también ha pasado a ser una cuestión de primer orden.

Sería hasta divertido, si no fuera porque estamos muy lejos de encontrarnos en el país ideal, en un momento fantástico, con lideres políticos que ya lo han resuelto todo y pueden dedicarse a este tipo de entretenidos asuntos.

Es llamativo que nos llame la atención que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición consigan mantener un encuentro aunque sea para discrepar. Que mantengan encuentros debería ser lo habitual y no lo extraordinario. Y ya, si además logran llegar a algún tipo de consenso por pequeño que sea, pues mejor, entre otras cosas porque estarían dejando claro que son capaces de acordar cuando se trata del bien de todos. Pero no, aquí los consensos son mínimos por no decir inexistentes y nos hemos acostumbrado a estar instalados en el enfrentamiento, la gresca y el exabrupto constante.

Las intervenciones de los políticos son para increparse, las sesiones de control en las cámaras son de todo menos alentadoras y en medio de este caldo de cultivo, los resultados solo pueden ser mediocres en todos los sentidos.

Por si los encuentros o más bien desencuentros entre Sánchez y Feijóo con o sin reuniones personales de por medio, no fueran suficientes, ahora tenemos en perspectiva otras reuniones que sin , ya han despertado todas las alertas. Me refiero, por supuesto a las que antes o después, ya no hay duda, mantendrá el presidente del Gobierno con Puigdemont. Y aquí y sin entrar en el contenido que vete tú a saber cuál será, cuando importa más la forma que el fondo, el antes o el después, es muy importante. Los tiempos no son baladís porque no va a ser lo mismo que la famosa foto que quiere Puigdemont se produzca antes o después de que la Ley de Amnistía sea una realidad. En este punto seguro que el PSOE prefiere después, mientras que Junts apuesta por el cuando antes mejor. ¿Adivinan quién va a ganar? Pues eso.

Las intervenciones de los políticos son para increparse, las sesiones de control en las cámaras son de todo menos alentadoras y en medio de este caldo de cultivo, los resultados solo pueden ser mediocres en todos los sentidos

Reunionitis es un término despectivo que utilizamos para calificar el exceso de encuentros que se producen con la única finalidad de perder el tiempo. Por cierto que en el mundo de la empresa el problema se atajó hace ya mucho tiempo buscando la eficacia y una correcta gestión del tiempo. Eficacia y gestión. Dos mantras que sería estupendo que se trasladaran al ámbito político, para que nos pongamos a trabajar en las cosas de que verdad importan. Esas que van encaminadas a resolver los problemas de los ciudadanos que son muchos y variados.

Y mientras tanto como decía unos de mis mejores profesores universitarios, que se reúnan hasta perder el conocimiento, hasta que lleguen a acuerdos y sean capaces de trasladarlos. No hace falta que nos cuenten que se van a reunir, sencillamente háganlo y hágannos partícipes del resultado. Los ciudadanos no necesitamos que nos monten un espectáculo cada vez que deciden reunirse, y mucho menos, cuando no lo hacen.

La política debe ser el arte de conseguir acuerdos y siempre los acuerdos suponen cesiones, así que por favor cedan donde tengan que ceder y hagan su trabajo que no es otro que representarnos de la mejor forma posible y lograr resolver los problemas generales. De nuestro trabajo, ya nos ocupamos nosotros.

¿Se imaginan un país así? No es fácil. Yo de momento tampoco.