Un tren de Renfe

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Opinión

La hora de otra movilidad

28 febrero, 2024 05:00

No sé si recuerdan ustedes la primera película española que ganó un Óscar a finales del siglo pasado: "Volver a empezar". El título de la cinta de José Luis Garci podría servir para otro de esos grandes retos pendientes de afrontar en la economía española y, por supuesto, también en la vasca. Acabamos de asistir al nacimiento de una segunda oportunidad para la Ley de Movilidad Sostenible con un anteproyecto que acaba de aprobarse en el Consejo de Ministros para, posteriormente, remitirse al Congreso.

Esta fue una de esas normativas que quedó en el aire en la legislatura pasada por el adelanto electoral y que vuelve ahora sin prácticamente cambios, como reconoce el propio ministro Óscar Puente, y con una urgencia máxima, ya que de su aprobación depende la séptima entrega de fondos de la UE para Recuperación, Transformación y Resiliencia. En fin, que llegamos una vez más tarde y obligados.

Más allá de su retraso, esta es una ley absolutamente imprescindible para acelerar la transición ecológica de nuestra economía, casi el 30% de las emisiones de gases efecto invernadero dependen del sector del transporte, 5 puntos por encima de la medida europea. También es clave para cambiar un sistema obsoleto en cuanto a su estrategia y planificación, con una excesiva dependencia del transporte por carretera y sin suficiente ambición para su descarbonización.

Casi el 30% de las emisiones de gases efecto invernadero dependen del sector del transporte, 5 puntos por encima de la medida europea

Entre otras medidas, el proyecto de Ley tiene como objetivo conseguir que el 10% del transporte de mercancías se haga por tren en 2030, va a posibilitar que los Ayuntamientos puedan aplicar en sus municipios los llamados "peajes urbanos", para desincentivar el uso del vehículo privado, o la obligatoriedad de que las empresas de más de 500 trabajadores tengan un plan de transporte sostenible al trabajo. Esta normativa llega sólo 3 meses después de que se publicara la Ley de Movilidad Sostenible de Euskadi, que incluía también la opción de incentivar fiscalmente este tipo de movilidad.

Está claro que ha llegado la hora de otra movilidad, que otra movilidad no sólo es posible, sino que además es necesaria, pero las administraciones tienen que ponerse las pilas de una vez por todas y abordar este aspecto de forma holística, urgente y coordinada porque si hay algo que no entiende de límites ni mugas es la movilidad. Tenemos un ejemplo muy claro con la reciente aprobación de la transferencia a Euskadi de la gestión de los trenes de cercanías.

Una noticia largamente esperada para ver si de esta manera mejora este servicio pero que llega con cuestiones tan sorprendentes como una posible línea de cercanías en Álava Central que no llegaría ni a Alsasua ni a Miranda de Ebro, porque excede la competencia territorial del acuerdo. Es completamente absurdo que el servicio se desarrolle sólo entre Araia y Ribera Baja cuando las localidades navarra y burgalesa tienen un importantísimo flujo de movilidad con las zonas limítrofes de Álava y con Vitoria-Gasteiz.

No creo que sea tan complicado lograr un acuerdo interinstitucional para que este servicio pudiera prestarse desde Euskadi, a pesar de que llegue a otras comunidades. Aunque pensándolo bien, igual soy un poco ingenuo porque para conseguir un acuerdo entre las diputaciones de Bizkaia y Álava para establecer una línea de autobús directa al aeropuerto de Loiu desde la capital alavesa ha costado décadas y, de hecho, a pesar del acuerdo todavía no está operativa. Necesitamos urgentemente que la alta velocidad se traslade a la burocracia para planificar una movilidad sostenible y con sentido común en Euskadi.

Necesitamos urgentemente que la alta velocidad se traslade a la burocracia para planificar una movilidad sostenible y con sentido común en Euskadi

Lo repito y lo repetiré mil veces, las oportunidades que se abren a la hora de transformar nuestra movilidad hacia otra más sostenible son inmensas. Tenemos en Euskadi alguna de las empresas punteras del sector en esta transformación, como es el caso de la movilidad eléctrica. La semana pasada conocíamos que más de un 80% de los fondos del 2º PERTE del vehículo eléctrico se venían para empresas vascas capitaneadas por Mercedes Benz, Basquevolt e Irizar. Además, tenemos la suerte de contar en nuestro territorio con dos de las principales constructoras de ferrocarriles europeas: CAF y Talgo. Descarbonizar el transporte puede suponer miles de nuevos puestos de trabajo en Euskadi pero, sobre todo, es fundamental para frenar el cambio climático y para mejorar nuestra salud y calidad de vida.

Nuestras ciudades no pueden asumir un constante aumento del tráfico de vehículos privados, deben de ser ciudades para las personas, no para los coches. Así que para mí es una excelente noticia que Vitoria-Gasteiz sea la tercera ciudad mundial en la que cuesta más circular en relación con su población. Las mejores para hacerlo son, por supuesto, ciudades norteamericanas como Phoenix, Detroit u Oklahoma City. Yo he podido visitar la última de esta lista y les puedo asegurar que no les gustaría vivir en una ciudad así, por mucho que sólo les cueste recorrerla 9 minutos en coche.  

Necesitamos una movilidad con más y mejores conexiones ferroviarias (con frecuencias que animen al uso de este medio de transporte), necesitamos trenes nocturnos (como los que ya funcionan en toda Europa), más y mejor transporte público en las ciudades, más zonas de bajas emisiones y calmado de tráfico, más intermodalidad, más movilidad sostenible al trabajo y mejor planificación urbana para no generar una movilidad insostenible. Las autopistas no cohesionan los territorios, lo hace la capilaridad de un transporte público eficiente, asequible y no contaminante. Garanticemos que la movilidad sostenible llega a todos los puntos de nuestra geografía y evitemos ineficiencias que, según el propio Óscar Puente, tienen un coste anual de 800 millones de euros.