La trampa no binaria
Llevaba ya tiempo intentando abrir este melón aún sabiendo que pueden lloverme acusaciones de no respetar la libertad de cada cuál. Sin embargo, mi reciente visita a Tokio para correr su maratón y compartir con otras mujeres el tema de la presencia de quienes se inscriben en las pruebas deportivas como no binarios me ha hecho lanzarme a la piscina.
Por poner en antecedentes a quienes no conocen el tema les diré que inscribirse en las maratones más importantes del mundo, las Six Majors, es bastante complicado. Mucha demanda y poca oferta. Acceder a un dorsal, sin pasar por tour operadores, obliga a cumplir determinadas marcas de tiempo bastante exigentes. Dadas nuestras diferencias físicas y biológicas, los tiempos que se piden a los hombres y los que se piden a las mujeres son diferentes. Sucede lo mismo que en cualquier prueba deportiva o examen físico de acceso a determinados puestos de trabajos como, por ejemplo, policías y bomberos. Son marcas y baremos adaptados a la condición física masculina y femenina.
El caso es que desde hace un par de años, a la hora de hacer la inscripción en esas maratones tienes que clicar sobre tu género: hombre, mujer y ahora también, No Binario. Quienes eligen la tercera opción, sean hombres o mujeres, califican directamente como mujeres. Es decir, aquellos hombres que se identifican como no binarios han de acreditar el mismo tiempo en el que son capaces de disputar una carrera que se le pide a una mujer para acceder al preciado dorsal. No han pasado por un proceso de transición ni operación alguna ni tratamiento hormonal que haya podido variar sus prestaciones. Siguen teniendo la misma fuerza, la misma condición masculina y la misma testosterona, pero al optar por el "género fluido" la organización les rebaja la marca y la iguala a la de las mujeres. Resultado: hombres que jamás alcanzarían la marca para participar según su sexo, lo hacen optando por el género no binario y con registros sensiblemente más bajos.
Las mujeres consideramos que un hombre no binario debería calificar como hombre y conforme a las exigencias y tiempos que se les marcan a ellos
Ninguna objeción a que cada cual se identifique con una u otra opción pero las mujeres deportistas, y hablo en nombre de todas las consultadas, consideramos que un hombre no binario debería calificar como hombre y conforme a las exigencias y tiempos que se les marcan a ellos. Una mujer no binaria debería hacerlo como mujer y, claro, atendiendo a lo que se le pide como mujer. Si no hay ninguna modificación por medio, proceso de hormonación u operación que pueda variar su rendimiento, el simple hecho de tener un género líquido no debería ser suficiente para que nosotras salgamos, una vez más, perjudicadas.
Ahora, cinco de los seis World Marathon Majors ofrecen una categoría de no binarios mientras que el maratón de Tokio es el único que tan solo permite inscribirse a los y las corredoras como hombres o como mujeres.
El corredor Jake Fedorowski fue el encargado de desarrollar una guía para la inclusión de las personas no binarias como categoría diferenciada en las carreras. De su lectura se extrae que es importante realizar normativas de inclusión tales como baños sin género, clasificación propia y todas las medidas necesarias para que quien se define como no binario no se sienta discriminado. Nada dice acerca de las marcas y registros deportivos ni de que aquellos hombres identificados como no binarios tengan de justificar su opción a dorsal con tiempos iguales a los de las mujeres y no los de los hombres. Y es precisamente ahí donde reside para nosotras la madre del cordero. Nada que objetar a abrir esa tercera categoría pero atendiendo a las características físicas y biológicas de cada cual.
Las clasificaciones de no binarios en las distintas pruebas son, en un 99%, hombres y sus resultados son más acordes a los logrados por ellos que por nosotras
Repasando las clasificaciones de no binarios en las distintas pruebas se puede comprobar que son, en un 99%, hombres y que sus resultados son más acordes a los logrados por ellos que por nosotras. Es decir, corren a unos ritmos muy difíciles de alcanzar por las mujeres pero se aprovechan de esa especie de limbo en el que los organizadores han dejado este asunto que tanto nos preocupa a nosotras.
En definitiva, que la opción de marcar la casilla de no binario en la pregunta sobre el género da una innegable ventaja a aquellos hombres que se encuentran con la agradable sorpresa de ver rebajada ostensiblemente su necesidad de registro. Las diferencias son grandes. Si como hombre, por ejemplo de 45 años, necesitas para garantizarte un dorsal en la maratón de Boston un tiempo de 3 horas y 20 minutos, como mujer sería de 3 horas y 50 minutos. Es enorme la diferencia. Y poco justificada.
Desde la organización de las pruebas no tienen clara la explicación y argumentan que todavía están “en pruebas”. Lo malo es que mientras van dando con el razonamiento, cada vez más hombres pueden entrar en las carreras y menos plazas quedan para nosotras.
El deporte y el género deberían casar bien pero, una vez más, casa mejor con el masculino que con el femenino.