Cultura: la eterna olvidada

Cultura: la eterna olvidada

Opinión

Cultura: la eterna olvidada

15 abril, 2024 05:00

Les propongo un ejercicio práctico: en esa campaña electoral permanente en la que vivimos, campaña que ahora mismo es oficial en Euskadi ¿cuándo fue la última propuesta cultural que escucharon o leyeron?

No es un ejercicio con trampa, pero la verdad es que la respuesta no es sencilla. O sí, si directamente admitimos ,que de esto no hay. Tiene una que bucear mucho para encontrar algo relacionado con propuestas culturales, o con iniciativas encaminadas a fomentar la cultura. Lo más cercano, el desacuerdo político sobre el Guggenheim en Urdaibai.

Esta falta de atención la conocen bien quienes se dedican a esto, y siguen teniendo que asumir aquello de que “el aplauso es el alimento del artista” descartando en la mayoría de los casos, la posibilidad de dedicarse al arte o la cultura de forma exclusiva. La cultura parece no computar a la hora de emitir el voto, ni en el día a día de cualquiera de nosotros que tampoco somos especialmente conscientes de la oferta que tenemos y de lo que realmente estamos consumiendo.

Para saber cómo se tratan estas cuestiones que genéricamente llamamos culturales, no hay más que tener conocimiento de algún proyecto privado relacionado con cualquier ámbito del arte o de las artes, para ser consciente de las dificultades en muchísimos casos absolutamente insalvables, que impiden que proyectos que pueden ser brillantes vean la luz o consigan mantenerse en el tiempo.

La cultura parece no computar a la hora de emitir el voto, ni en el día a día de cualquiera de nosotros que tampoco somos especialmente conscientes de la oferta que tenemos y de lo que realmente estamos consumiendo

Es bastante amargo intentar convencer de las bondades de hacer que el arte, la cultura y casi todas sus disciplinas sean alimentadas y alientadas desde las instituciones, para que vayan calando en la sociedad. Y todavía es más amargo, si además tenemos en cuenta, que en la teoría, todo el mundo habla de la cultura y de los proyectos culturales en positivo y los entiende como necesarios y enriquecedores, mientras que en la práctica el apoyo suele traducirse en deseos verbales con escaso o ningún respaldo que vaya más allá.

La cultura para los que no nos dedicamos a ella es algo que podría definirse como el alimento del alma. Sumergirse en un buen libro, en una pintura, en un espectáculo musical, disfrutar de la danza clásica, intentar comprender la contemporánea…son momentos tan enriquecedores como poco valorados. Detrás de cualquiera de esas actividades que tardamos poco en consumir, los que las consumimos, no sólo hay ilusión que también, sino grandes dosis de esfuerzo y sobre todo ganas de poder ganarse la vida ejerciéndolas.

El apoyo institucional es necesario prácticamente para todo y lógicamente hay que establecer prioridades. La cultura no se considera una de ellas, es evidente. Sin embargo ¿qué haríamos sin esos momentos de disfrute que nos ayudan a evadirnos de los problemas del día a día?

Es difícil y triste imaginarse la vida sin libros, sin música, sin pintura, sin arquitectura o sin cine. No sé si es una prioridad ayudar a que se mantenga, procurar que se cultiven las distintas formas de arte y expandir los principios y los valores culturales. Seguramente tener más oferta y disfrutar más de la cultura, en cualquiera de sus ámbitos, nos convertiría, en una sociedad menos crispada, más altruista y evidentemente mejor formada.

Hay que meter la cultura en las agendas de todos. De las instituciones como instituciones y de los ciudadanos

Dejar pasar oportunidades o proyectos que ayudan a conseguir estos objetivos es negarnos un futuro mejor.

Hay que meter la cultura en las agendas de todos. De las instituciones como instituciones y de los ciudadanos porque evidentemente nos hace mejores personas y simplemente eso, ya debe ser una prioridad.

Si se han puesto a realizar el ejercicio práctico que les proponía al inicio de este escrito, no pierdan el tiempo, les libero. Usen ese tiempo e inviertan en cultura. Y les libero porque no encontraran prácticamente nada. Está claro que incluso en campaña electoral la cultura sigue siendo la eterna olvidada.

Ni los artistas se alimentan de aplausos, ni es conveniente descuidar el alimento del alma.