La piedra y Europa
Antes de la irrupción de la era digital, los smartphones o internet cualquier objeto podía convertirse en un buen pasatiempo. Por ejemplo, ¿quién no ha buscado piedras planas en las veredas de los ríos o en la orilla del mar y competir por el número de veces que rebotaba en la superficie antes de hundirse? Si nos pusiéramos académicos a este efecto le tendríamos que llamar epostracismo, aunque cada cual seguro que lo rebautizó a la usanza de su entorno, cabrillas, salto de la rana….
Cada rebote de la piedra genera unas estelas que enlazan con las del siguiente y las del siguiente. Todo está relacionado, todo afecta a todo y todo parte de un origen compartido, el lanzamiento en el ángulo correcto de la piedra.
El pasado domingo no lanzamos piedras sino votos para elegir los representantes del Parlamento Europeo. Cada sufragio al caer en el fondo de la urna, a pesar de ser sólida, ha generado el mismo efecto que la china sobre la superficie del agua, impactando en lo local, en lo estatal y en el conjunto de la decisión de los 27 miembros de la Unión.
Primer impacto, Euskadi. EH Bildu ha conseguido ganar las elecciones, es la primera fuerza en la CAV, seguido a corta distancia, a unos 2.700 votos, por el PSE y como tercera fuerza el PNV. En poco más de un mes desde las Autonómicas, Bildu ha conseguido sorpasar a los jeltzales, donde la preocupación entorno a un ciclo electoral de desgaste, de fatiga de su votante, es el reto más inminente sobre la mesa del EBB. A su vez, todos los partidos tienen el desafío de vencer la abstención que ha rozado el larguero del 50%.
Todos los partidos tienen el desafío de vencer la abstención que ha rozado el larguero del 50%
Si bien es cierto que en sus citas electorales el PNV ha cumplido objetivos, como conseguir revalidar la representante en Europa, también lo es que lo hace dejándose mucha abstención de sus electores clásicos. El diagnóstico está claro en Sabin Etxea. La reversión de esta situación no será ni rápida, ni clásica y debe comprender un replanteamiento estratégico para la próxima década. El partido analógico debe completar su transición digital y reconectar con la ciudadanía vasca, así lo ha expresado su presidente, Andoni Ortuzar. A su favor tienen los tiempos, ya que en principio se ha puesto fin al lapso electoral. Sobre el papel, hasta dentro de tres años no habría cita con las urnas y esto da margen al nuevo Ejecutivo vasco encabezado por Imanol Pradales, para transitar una nueva etapa, amén de lo que suceda a principios del año que viene con la renovación de los órganos internos de la formación. Delicado momento, puntal de esa transición pendiente del papel a la nueva era, el quiz por el que los jeltzales se pondrán a prueba al cumplir 130 años de historia.
El partido analógico debe completar su transición digital y reconectar con la ciudadanía vasca
Segundo impacto, la España del plebiscito continuo. El Partido Popular ha ganado las elecciones obteniendo 22 eurodiputados, los mejores resultados desde 1999 en la época Aznar, sin embargo, ¿ha ganado Feijóo?. La victoria cierra cualquier cuestionamiento interno, pero se han quedado lejos de su expectativa inicial, donde atisbaban una goleada al PSOE. Los socialistas se han mantenido en los 20 escaños dejando neutralizada la estrategia de una lectura negativa de los asuntos de política interna, caso Koldo, Begoña Gómez, amnistía… Una campaña completamente polarizada que ni es del todo positiva para populares, ni desastrosa para socialistas.
Los de Feijóo han terminado de fagocitar a Ciudadanos que desparece del Europralamento. No obstante, la fragmentación del espacio de la derecha, con un Vox que consigue más representación, hasta seis, y la nueva marca ultra anti-stablisment del agitador Alvise Pérez y su Se acabó la Fiesta, que irrumpe con tres europarlamentarios, conlleva que la traducción por bloques de los espacios no varíe de manera determinante. Sí preocupante, por el hecho de que 800.000 personas consideren aceptable votar a un populista, creador de bulos, abiertamente racista y machista. Indudablemente el auge de la extrema diestra condicionará la agenda de los populares en economía, en inmigración y en derechos sociales.
El hecho de que 800.000 personas consideren aceptable votar a un populista, creador de bulos, abiertamente racista y machista, es preocupante
Por el lado de la izquierda, los socialistas han concentrado voto. El espacio a su zurda sale de nuevo muy debilitado, tanto que la vicepresidenta Yolanda Díaz ha abandonado su cargo como coordinadora de Sumar dejando el proyecto en el a verlas venir. Podemos se jugaba su supervivencia como marca en estas elecciones, consigue dos representantes. El barquito hace aguas, Irene Montero se aferra a una madera para mantenerse a flote en las heladas mareas de la insignificancia.
Si bien es cierto que los resultados no invitan a la presentación de una moción censura, el raca raca del adelanto electoral va a zumbar tras la oreja de Pedro Sánchez. No será la derecha, sino Cataluña la que tenga la última palabra, y de momento Junts ha conseguido la presidencia del Parlament. Los de Puigdemont manejarán los tiempos de los debates de investidura y acercan más la posibilidad de la repetición electoral. Sin Presupuestos Generales del Estado quizá haya la tentación de ir a unos comicios al mismo tiempo.
Nuestra piedra llega al tercer bote y con él a la esfera europea. El auge de la extrema derecha es incontestable y representa, aunque dividido, hasta 156 europarlamentarioas si sumamos el Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, Identidad y Democracia, los neonazis de Alternativa por Alemania, que no está adscritos, y los representantes del partido del húngaro Viktor Orban, Fldesz. Todos juntos suponen rebasar al segundo grupo de la Eurocámara, los socialdemócratas. La buena noticia es que el PPE, Alianza Progresista de Socialistas y demócratas con los Liberales y Verdes suman mayoría absoluta pudiendo frenar la pujanza de los extremismos.
No será la derecha, sino Cataluña la que tenga la última palabra, y de momento Junts ha conseguido la presidencia del Parlament
Aunque el peligro no ha pasado. Francia se va a someter a las urnas para unas Legislativas donde Marine Lepen llega reforzada y concurrirá con la derecha tradicional, los Republicanos. El cordón sanitario ha caído en Francia y con ello un trocito del alma europea.
Los resultados en Italia han respaldado a Giorgia Meloni y en Alemania los partidos que conforman la coalición de Gobierno, socialistas, liberales y verdes se han desplomado. La derecha de la CDU ha alcanzado el 30% de los votos y Alternativa por Alemania ha sido la segunda opción. El riesgo de que el europeísmo, entendido como algo más que un gran mercado común, está en riesgo de irse al fondo como nuestra piedra.