Alberto Núñez Feijóo junto a Dolors Montserrat y cuca Gamarra en la reunión de la ejecutiva de este martes / EFE

Alberto Núñez Feijóo junto a Dolors Montserrat y cuca Gamarra en la reunión de la ejecutiva de este martes / EFE

Opinión

Por lo demás bien, gracias

13 junio, 2024 05:00

Así en globo, en Europa la extrema derecha, es decir, la negación radical de la Unión Europea, crece como suflé en su punto. En el área germánica (¡glup!) literalmente lo peta y en Italia y Francia, lo mismo. El corazón de la UE está muy seriamente tocado por la gracia disolvente de melonis, lepenes, abascales y otros nacionalistas radicales que anhelan abiertamente finiquitar todo lo que suene a unión en Europa. “Nuestros agricultores”, se ha demostrado eslogan que no solo moviliza tractores, sino también votos, muchos votos con la promesa, así de plano, de arruinar a esos mismos agricultores que sin Unión Europea tendrían que correr al galpón a buscar el arado romano.

En esto poco nos diferenciamos de Argentina, donde votaron también en masa a quien prometía desmantelar el Estado argentino, comenzando, como siempre, por abajo, por empobrecer a los más pobres. Votadme que tengo aquí una motosierra que os deja sin un clavel en menos que canta un gallo, y le votaron. Votadnos que vamos a liquidar desde el programa Erasmus hasta la gestión conjunta de pandemias y otras amenazas, y les votaron. Votadme que yo, que estoy condenado por difundir bulos, voy a terminar con la corrupción que he fabricado a base de bulos, y le votaron.

Casi un año llevamos en campaña electoral en la cuasi ínsula europea y seguimos como al principio. El gobierno no despega, como esos aviones de hélices que se levantan tantito y vuelven a tierra. Lo malo es que cada vez le queda menos pista para intentarlo y no parece que vaya a lograr el impulso necesario

Concretamente casi un millón de votantes en España escogieron la papeleta del charlatán de los bulos. Casi tantos votantes como los de Sumar y bastantes más que los de Podemos. Como para no dimitir la jefa del primer partido (de las jefas del otro partido no cabe esperar tal cosa; antes muertas que sin juguete político). Y el charlatán recogiendo por todas partes muestras de esos pobrecitos huérfanos políticos a los que ya no les divierte votar otra cosa que a una ardilla.

Cómo estará el patio para que este tipo de campañas electorales se hagan casi solas. Algo así ha producido como verruga en Cataluña el procés: otra charlatana que logra convencer a sus votantes de que el Estado español está deliberadamente inundando la sagrada tierra de San Jordi de negros, musulmanes y demás indeseables para liquidar étnicamente Cataluña. Y le votan, tanto como para tener dos escaños en el Parlament.

Casi un año llevamos en campaña electoral en la cuasi ínsula europea y seguimos como al principio. El gobierno no despega, como esos aviones de hélices que se levantan tantito y vuelven a tierra. Lo malo es que cada vez le queda menos pista para intentarlo y no parece que vaya a lograr el impulso necesario. Ahora se le medio cae un alerón con la crisis en el socio de Gobierno. Si antes tenía tres palos en las ruedas, dos de catalanes y uno morado, ahora puede tener otro si Sumar se desparrama. Llevamos oyendo que la legislatura comienza ya mero desde noviembre, pero solo se ha aprobado una ley y se han tomado un par de medidas. Lo demás es todo inercial.

Tanta ansia por llegar que la fuerza que deberían usar para mostrarse como merecedores de gobernar se les va por la boca. Claro que es justamente la banda bocachancla la que se ha puesto a los mandos del partido, es decir, lo que nos faltaba

Si el gobierno no despega, la oposición no se despega. El principal partido de la cámara, que lo es al mismo tiempo de la oposición, cada vez está más amarrado por la extrema derecha. La vertiginosa competición entre ambos por ver quién la tiene más ancha, la boca, provoca tal ruido que no puede prácticamente oírse la política. Ni siquiera el final del interminable ciclo electoral parece que traiga algo de calma en este sector del hemiciclo.

Tanta ansia por llegar que la fuerza que deberían usar para mostrarse como merecedores de gobernar se les va por la boca. Claro que es justamente la banda bocachancla la que se ha puesto a los mandos del partido, es decir, lo que nos faltaba. Si por parte del Gobierno hasta ahora no ha habido mucha legislatura, por parte de la oposición no se ha pasado de la barra de bar.

No miren fuera buscando alivio. Solo lo hallarán en Portugal, nuestros civilizados vecinos, pero ahí no cabemos todos y, como son serios, no nos admitirían. En EEUU no es ya quimera imaginar un presidente vestido de naranja y despachando en una prisión de Nueva York. En Rusia, el tirano continúa adelante con su latrocinio territorial en Ucrania, ahora sabedor de que en el parlamento europeo habrá quien le ría la gracia. En Gaza nada, no queda nada, ya casi ni gente que llore. Más allá se extiende un mundo en el que la democracia es considerada un lastre para el gobierno.

Por lo demás bien, gracias.