Los que se quedan
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Cierto es que ya no es como antes, hace unos años, el mes de agosto era sinónimo de vacaciones para todo el mundo, vacaciones que prácticamente paralizaban el país. Ya no es así, la vida sigue con la mayoría de vacaciones, pero con muchos otros trabajando. De unos años a esta parte las vacaciones se van escalonando y cada vez son menos los que cogen todos sus días de asueto, en el antes ansiado octavo mes del año.
Y luego están los que no las cogen nunca, sencillamente porque no se las pueden permitir. Dentro de este grupo hay un buen número de autónomos que no pueden ni siquiera plantearse cerrar sus negocios, porque dejar de facturar unas semanas, les supondría la ruina más antes que después.
Según las estadísticas en esta situación se encuentran uno de cada cuatro autónomos, de los más de tres millones de estos trabajadores que hay en España, de los cuales más de 163.000 estamos en Euskadi.
Cada vez son menos los que se animan a poner en marcha iniciativas que en general, no nos vamos a engañar, dan más disgustos que alegrías
Seguro que más de uno al leer estas líneas estará pensando en la mala planificación de los autónomos, a la hora de montar su negocio, en su falta de visión de la jugada, o en su nefasta estrategia como empresario/a. Un clásico. A esos les animo a emprender y a tener mucho éxito, muchos trabajadores, y mucho dinero.
La realidad de la mayoría de los autónomos, que no nos olvidemos, son un colectivo importante generando actividad económica y empleo, es muy complicada. Abrir la persiana el día uno de cada mes, sin saber lo que se va a ingresar, pero teniendo claro que hay que afrontar una serie de gastos cada vez más abultada, no es fácil.
Por todo ello cada vez son menos los que se animan a poner en marcha iniciativas que en general, no nos vamos a engañar, dan más disgustos que alegrías. Por eso no sorprende que las cifras de autónomos vayan disminuyendo poco a poco. Concretamente en el País Vasco la cifra se ha reducido en 3 puntos en los últimos 10 años. Entonces de cada 100 trabajadores, 19 eran autónomos, ahora son 16 de cada 100.
Una sangría que no se frena. Esto es más que público y notorio en sectores clave como es el caso del pequeño comercio, cada vez más esquilmado, pero no es el único. Hay muchos proyectos fallidos y detrás de ellos, fracasos que en algunas ocasiones generan serios problemas para quien los sufre.
En el País Vasco la cifra se ha reducido en 3 puntos en los últimos 10 años. De cada 100 trabajadores, 19 eran autónomos, ahora son 16 de cada 100
Por todo ello es necesaria una apuesta certera y cierta por este sector que no debe quedarse sólo en el momento del nacimiento del proyecto con cuotas bajas, o en una ayuda al alquiler para los primeros meses. La apuesta debe ser mucho más afinada y evidentemente, no solo para los que empiezan que sobre todo deben recibir asesoramiento en torno a la viabilidad del futuro negocio, sino también para los que ya están, de los que la administración normalmente sólo se acuerda para cobrar los impuestos. Los que ya llevan años abriendo la puerta cada día, también necesitan apoyos de todo tipo: financiero, formativo, tecnológico… y emocional.
Por recopilar, hay un 25% de los autónomos que no se coge vacaciones en todo el año, porque necesita seguir facturando para poder mantener su proyecto. Que evidentemente funcionar así no es lo óptimo, y mucho menos es sano, pero a veces es la única forma de afrontar las responsabilidades y de sobrevivir.
Por eso son de los que en época vacacional, se quedan. Ojalá no sea está la única forma de quedarse. Ojalá el esfuerzo valga la pena y se acaben quedando ellos, sus negocios y todo el bienestar que eso supone.
Larga vida a los autónomos y feliz verano, aunque tengan que quedarse.