Principio de acuerdo entre el consorcio vasco con Pegaso para adquirir una participación en Talgo

Principio de acuerdo entre el consorcio vasco con Pegaso para adquirir una participación en Talgo VK

Opinión EL APUNTE DEL DIRECTOR

Talgo, Sidenor y Gobierno vasco: ¿Quedará la gran operación empresarial en puro humo?

La compra del 30% de la ferroviaria por Jainaga se vendió a bombo y platillo, pero algunos apuntan a que podría descarrilar

Más información: Sagredo defiende la operación de Talgo para "impulsar el arraigo"

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La compra de Sidenor del 30% de Talgo se vendió como la gran operación empresarial de los últimos años en Euskadi. En puridad, lo era, porque rara vez puede verse a todo un Gobierno vasco respaldando a un empresario de la tierra como José Antonio Jainaga que compra una gran empresa estratégica con el apoyo de los principales bancos 'patrios'. 

Sin embargo, en los últimos días afloran las informaciones que apuntan a que la cosa podría descarrilar. Incluso los más entusiastas por la compraventa anunciada con un "principio de acuerdo" empiezan a guardar un silencio sepulcral que en algunos círculos se antoja como un mal presagio. 

Algunas de esas noticias son sin duda filtraciones interesadas que buscan tumbar el pulso a quienes se resisten a tragar sapos que no desean tragar... Pero, elucubraciones aparte, es notorio que ese gran acuerdo político y empresarial presenta problemas. 

Como ya contó este diario, la célebre multa de Renfe a Talgo, por más de cien millones de euros, es uno de esos obstáculos, acaso el principal, para la 'fumata blanca' que todos dábamos por segura, sobre todo tras el anuncio del pacto a bombo y platillo, pero no termina de concretarse. 

Otro de los problemas puede estar en el propio valor de la compañía. Porque tal y como contamos este jueves en Crónica Vasca resulta que ese 30% de Talgo vale hoy hasa 70 millones de euros menos que cuando se pactó el precio de la operación. ¿Por qué pagar a cinco euros una acción que ahora mismo vale tres? 

Siempre se supo, además, que la financiación de la compraventa también era complicada. De ahí que el propio Ejecutivo y las cajas tuvieran que respaldarla aportando sus respectivas partes, amén de la promesa de que el Gobierno central también acabaría apoquinando lo suyo a través de la Sepi.  

Los hechos y la hemeroteca no mienten. Los impulsores de la alianza público-privada necesaria para Jainaga vendieron unos tiempos que no se cumplen. Lo dieron por hecho tanto el lehendakari, Imanol Pradales, que habló de "tres semanas" a mediados de febrero, como el consejero de Industria del Ejecutivo, Mikel Jauregi, que esperaba el pacto "pronto" a principios de marzo

A finales de abril, nada se sabe del acuerdo. El 15 de mayo expira el plazo que en principio se dieron las partes implicadas para cerrarlo. Claro que los plazos, como todo en la vida, son cuestión de voluntad. Voluntad política, para ser exactos. Esa misma que comparten Moncloa y Ajuria Enea para sacar adelante la operación.

En el mundo empresarial no se habla de otra cosa. La mayoría cree que habrá acuerdo. Algunos incluso apuntan a que pronto habrá novedades. Otros se muestran mucho más pesimistas. Seguiremos atentos. Pero es obvio que sería un fracaso tremendo que la gran operación se convirtiera en puro humo.