Lo que distingue a los partidos serios del populismo barato y peligroso, escribiendo en líneas cada vez más generales, es adoptar posiciones y decisiones impopulares, atendiendo a los baremos de los creadores de opinión, tik tokers, influencers, ponzoñeros de las redes sociales y, cada vez más, asambleas vecinales o medios de comunicación presuntamente serios que se autoerigen, todos ellos, como intérpretes del sermón de la montaña obviando siempre, y en todos los casos, el pequeño detalle de que a ellos no los ha elegido nadie.
Esta miasma totalitaria, machista, negacionista, en definitiva fascista, envuelve y contagia, incluso, a personas y partidos sensatos. Viene todo esto, ya lo habrán supuesto, y si no se lo aclaro, a cuenta del tema candente de la emigración que ha entretenido estos días pasados a la concurrencia vasca.
Quejose el lehendakari en un foro de que no estábamos recibiendo la emigración que Euskadi se merece y contestole la delegada del Gobierno que esas declaraciones bordeaban la xenofobia.
El secretario general socialista, Eneko Andueza, cuestionó las ganas que tenía el PNV de seguir gobernando con el PSE-EE
Poco más o menos. Siguió el valor en alza jeltzale, Joseba Díez Antxustegi, ratificando el sentido de las palabras de Pradales y entró en liza el secretario general socialista, Eneko Andueza, cuestionando las ganas que tenía el PNV de seguir gobernando con el PSE-EE. Y así siguieron un rato hasta que hicieron las paces y ambas partes se conjuraron a lo que se conjuraran. Aquí paz y después gloria.
Las críticas de la mayoría de opinadores y opinadoras de Euskadi han afeado, fuertemente, la actitud de los socialistas en este lance. Repito, han reprendido a los socialistas vascos, no al PNV. Por las formas, no por el fondo. Matar moscas a cañonazos, reacción desmedida, sobreactuación... Y, sin embargo, en mi opinión, tienen razón. Los socialistas.
Tienen razón, retomo, al frenar en seco cualquier atisbo de discurso xenófobo de un partido serio como el PNV. Porque las declaraciones de Pradales eran xenófobas y racistas. Lo siento. Hablar en el PNV —y en la opinión publicada— de emigración a la carta, de modelo vasco de emigración, o de macrocentros de menas, es dejarse seducir por el lado oscuro de la fuerza. Que es embriagador, no lo niego, pero también un pasito hacia la barbarie.
Entiendo que miren de reojo las encuestas que dan una gran subida a la opción fascista Aliança Catalana en detrimento de Junts. Y hasta entiendo la tentación de mezclar inseguridad ciudadana con emigración. Pero la solución no es arrimarse a ese discurso
Entiendo que el PNV, y Bildu, están detectando movimientos en RRSS de perfiles muy vascos y muy euskaldunes que ya no se esconden a la hora de mostrar su colmillo más étnico (de limpieza) y supremacista.
Entiendo que miren de reojo las encuestas que dan una gran subida a la opción fascista Aliança Catalana en detrimento de Junts. Y hasta entiendo la tentación de mezclar inseguridad ciudadana con emigración. Pero la solución no es arrimarse a ese discurso. Es lo fácil, no lo correcto.
Y no es la primera vez. Recordemos que en la precampaña de las municipales de 2023, en Vitoria, algunos iluminados del PNV quisieron jugar la baza de la emigración y la delincuencia a cuenta del Centro de Acogida de Protección Internacional (CAPI) que el Gobierno de España había planificado en Vitoria-Gasteiz.
Afortunadamente, alguien se acordó de que el ínclito senador por Sotosalbos, Maroto, perdió la alcaldía por un tema parecido y mandó parar.
Dos años después el clima ha cambiado lo suficiente para que la xenofobia asome la patita y no se la partan. El centro de refugiados —ya saben, Ongi etorri errefuxiatuak!— ha pasado a ser, en palabras de casi todo Vitoria, desde el diputado general de Alava, a la prensa de la capital o a las asociaciones vecinales, el macrocentro de emigrantes. Y, como en otros tantos casos, las palabras no son inofensivas.
Problemas del primer mundo ante los que los partidos serios hacen lo que tienen que hacer
Ongi etorri errefuxiatuak, pero lejos. Lo de siempre, vamos. Hablemos de energías renovables, de cárceles, de emigración, de vertederos... Problemas del primer mundo ante los que los partidos serios hacen lo que tienen que hacer, y no lo que presuntos contrapoderes de tintes racistas, negacionistas, supremacistas y fascistas pretenden.
Problemas ante los que los medios de comunicación serios deberían poner pie en pared y ejercer su responsabilidad social, que no es abrir el domingo con el titular “La emigración obliga a los partidos a revisar su discurso en una Euskadi cada vez más mestiza”, y como segunda noticia “Consulta en este mapa cuanto ha aumentado la inmigración en tu municipio en los últimos 20 años”.
Todo ello acompañado de una entrevista a la alcaldesa socialista de Vitoria-Gasteiz, Maider Etxebarria, donde se enuncian preguntas precedidas de la siguiente afirmación: “El problema de la falta de vivienda y la okupación (sic) van de la mano”. Y todo esto, todo junto, ha pasado el domingo en el periódico más leído de Euskadi.
A todo ello solo puedo contestar lo mismo que Torres “A mí lo que preocupa realmente son los discursos del miedo”. Y del odio, añado.
Y termino. Asoman la patita los supremacistas antiinmigración, decía. Fíjense: el autoproclamado portavoz de los movimientos vecinales contrarios al centro de refugiados se llama Guillermo Perea. Fue exconcejal y juntero de Herri Batasuna en los años de plomo y ahora es crítico con su antigua formación porque considera que “Han traicionado a Euskal Herria, no hay ninguna duda. A Arnaldo Otegi le considero traidor y también a todo su equipo”. Fin de la cita de este señor de 77 años, cuyo ideario político actual pueden ustedes conocer en Jotabe Press.
Guillermo Perea está revolviendo el movimiento vecinal gasteiztarra con afirmaciones como “Quiero decir alto y claro que el PSOE quiere crear un enfrentamiento, alimentar a las fuerzas de extrema derecha
Este señor, Guillermo Perea, está revolviendo el movimiento vecinal gasteiztarra con afirmaciones como “Quiero decir alto y claro que el PSOE quiere crear un enfrentamiento, alimentar a las fuerzas de extrema derecha. Tenemos un respeto absoluto a la inmigración, pero lo que no pueden hacer es crear un gueto. El CAPI va a generar enfrentamientos. El rédito que va a sacar es que va a perder la alcaldía”.
Es decir, no estamos en contra de la inmigración —son refugiados, apunto— pero el CAPI y el PSOE quieren crear un enfrentamiento. Pura xenofobia. Y lo principal, la amenaza, el PSE-EE va a perder la alcaldía. Todo se resume en esto. Por un puñado de votos. Este señor es digno de encabezar la futura formación fascista con label euskaldun que se dibuja en lontananza.
Así que sí. Me parece muy oportuna la rotunda reacción socialista ante las veleidades de parte del PNV en determinados aspectos aquí descritos. De la misma manera que aplaudo la rectificación del lehendakari.