"Puede sonar presuntuoso, pero me doy cuenta de que me crezco en las situaciones difíciles", afirma Pedro Sánchez en su celebérrimo Manual de Resistencia.
Desconozco si el presidente del Gobierno de España es un aficionado a los tatuajes, pero desde luego estoy convencida de que esta frase la estamparía a fuego sobre su piel sin dudarlo tras el ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza del que hasta hace tres semanas fuera su secretario de Organización, Santos Cerdán.
No, no se lo esperaban en Ferraz. El juez Leopoldo Puente ha tomado esta decisión por el riesgo de una posible destrucción de pruebas, y así es cómo Cerdán ha salido del juzgado para ingresar directamente en la cárcel de Soto del Real acusado de cohecho, tráfico de influencias y organización criminal.
Aun con todo, en el PSOE no se han caído del guindo, siguen es shock, sin haber previsto este posible escenario que reboza al partido y al Gobierno por una crisis que no acaban de creerse. Cerdán está en prisión porque es un mentiroso, que les ha escondido la pelotita, cual trilero, de aspecto bonachón y vida poco ostentosa.
Hay enfado, hay decaimiento y muchas ganas de hablar en las filas socialistas
Un lema más que motivador es lo que va a necesitar Sánchez para afrontar el comité federal del PSOE este fin de semana. Hay enfado, hay decaimiento y muchas ganas de hablar en las filas socialistas.
Si la remodelación de la Ejecutiva es imprescindible, no es ni de lejos suficiente. Si la asunción de la responsabilidad política por parte de Sánchez es incuestionable, la desmembración partido – Gobierno es imposible, aunque lo intente, que lo hará.
Me temo que Sánchez está infectado por un virus que la escritora Pilar Cernuda describió en su libro: El síndrome de la Moncloa. No es el primer afectado, hay muchos precedentes, y es que la permanencia en el poder suele producir los síntomas clásicos de este trastorno; pérdida del contacto con la calle, derivando en extravío del sentido de la realidad.
El remedio que se aplicaba en los inicios, como un asesor de confianza que aconseja y saca al afectado del ensimismamiento, en las fases agudas ya no sirve. Dejan de escuchar, se sienten incomprendidos y los únicos capaces de manejar la situación desde una soledad enfermiza, un uno contra uno, Sánchez contra Sánchez.
La cura es una trasformación radical de un sistema que permite una y otra vez que corruptos y corruptores sucumban a la tentación de la mordida
Por tanto, la cura es una operación democrática a corazón abierto. Una trasformación radical de un sistema que permite una y otra vez que corruptos y corruptores sucumban a la tentación de la mordida hasta la expulsión del paraíso para purgar los pecados unos cuantos años en la cárcel en el mejor de los casos.
Quizá la solución vendría de la mano de una intervención a coro con los socios de investidura que le permitiese recobrar la credibilidad y poner en marcha el corazón de las reformas pendientes, de las leyes que esperan ser aprobadas y de unos presupuestos que se antojan imprescindibles.
El general verano juega a favor de este tratamiento, puesto que los grupos políticos que apoyan el Gobierno de coalición permanecen prudentes a la espera y el estío alarga los tiempos políticos.
No se fían del todo de que la santísima trinidad de la corrupción se quede en el triángulo Koldo, Ábalos y Cerdán, pero tampoco están dispuestos a ser los primeros en desahuciar al paciente.
La cuestión de confianza requeriría de un tiempo de lucidez en el afectado y la aplicación terapéutica del primer procedimiento
Otra prescripción alternativa, sería plantearse una cuestión de confianza, prerrogativa del presidente y que descarta por miedo a no tener atados los apoyos a día de hoy. Esto requeriría de un tiempo de lucidez en el afectado y la aplicación terapéutica del primer procedimiento.
Por último, el trasplante que bien conoce Sánchez, también conocido como moción de censura, tan ansiada por el Partido Popular y Vox. Alberto Núñez Feijóo no se atreve a presentarla, no tiene votos para ganarla, pero si tan grave le parece la situación actual del Ejecutivo debería moralmente sentirse apelado.
En cualquier caso, ha encomendado a su escudero Miguel Tellado sondear cómo está el estado de ánimo en otros grupos tras el encarcelamiento de Santos Cerdán, a fin de encontrar los cuatro votos que le faltan. No va a encontrar agua en ese pozo de los nacionalistas, curiosamente el más animado a llenar esa posibilidad es Podemos quien cada vez que puede repite que a Sánchez no le queda mucho en la presidencia.
Pues veremos si Sánchez pone a prueba su propia resiliencia y es capaz de crecerse en la dificultad, como él mismo declaró.