¿Cuál es el nivel de corrupción que un partido puede soportar de su aliado político en el Gobierno hasta decidir romper con él, exigirle que asuma su responsabilidad, pedirle que dimita y obligarlo a convocar nuevas elecciones?

Porque de eso estamos hablando y esa es la pregunta que cabe responder cuando hablamos de la crisis que afecta al PSOE y al Gobierno de España, los cuales se mantienen en pie gracias a la permisividad de sus aliados, que amagan pero no dan, porque a todos ellos, al menos de momento, les compensa o piensan que les compensa seguir apoyando a quien se encuentra afectado por gravísimos casos de corrupción política y económica.

Y esta es precisamente la respuesta: soportarán tanta corrupción del PSOE y del Gobierno de España como les rente, o sea, hasta que el precio a pagar por mantener su apoyo a Pedro Sánchez sea igual o superior al beneficio político o económico que puedan hipotéticamente obtener por seguir siendo su socio.

Hay compañías políticas que, como en la vida, pueden convertirse en poco recomendables o incluso tóxicas

En esos únicos cálculos están y en ninguno otro: para ellos no es cuestión de dignidad, decencia o higiene democrática sino de cómo obtener réditos políticos.

Y, aunque es cierto que a todos ellos les irá mejor con Sánchez de presidente, y aún mejor cuanto más débil y más dependiente se encuentre este, podría existir un riesgo de que, si la cosa se agrava o el ciudadano de a pie se harta más de lo que ya está, se vieran ellos también arrastrados por el lodazal de la corrupción y la mentira; y es que, así como a quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija, hay compañías que, como en la vida misma, pueden convertirse en poco recomendables o incluso en tóxicas.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente del PNV, Aitor Esteban

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente del PNV, Aitor Esteban Zipi EFE

Y en esos cálculos andan: si romper o no romper con su socio; y en caso de que concluyan que deben romper, cuándo hacerlo.

Y es que la política, más allá de la propaganda, es muy prosaica. Podemos es el único que se ha adelantado al resto y ha roto con el PSOE, y es posible que lo haya hecho porque ha visto una oportunidad de crecimiento, y es que es probable que, en unos hipotéticas nuevas elecciones, superaría al Sumar de Yolanda Díaz, lo cual sería su particular vendetta.

Es una obviedad que todos los que siguen sin romper con el PSOE habrían pedido la dimisión del presidente si este fuera del PP, incluso por mucho menos de lo que hemos conocido hasta ahora. Y desde luego Sumar, cómplice directo de corrupción por formar parte del Gobierno de España y mantenerse dentro sin denunciarla, habría sido uno de los más ufanos en saltar a la yugular de quien se encontrara en la situación de Sánchez siempre que el acorralado por la corrupción fuera de derechas.

Todos los que siguen sin romper con el PSOE habrían pedido la dimisión del presidente si este fuera del PP

Y el PSOE, el primero de todos ellos, como hizo en el pasado, con motivo de la moción de censura contra el PP que lo llevó a la Moncloa. De hecho, el propio Sánchez se expresó de manera meridiana en el Congreso de los Diputados: así como el Gobierno de Rajoy protagonizó actos de corrupción, el Gobierno de González la sufrió. Porque la corrupción ajena la sufren los ciudadanos pero la propia la sufren sus propios responsables.

En realidad, toda la izquierda, con sus apoyos sociales y mediáticos, habría salido a las calles exigiendo la dimisión del presidente y hasta su encarcelamiento incluso sin respeto a su presunción de inocencia.

Y, en lo que se refiere a lo primero, con toda la razón del mundo. Porque hay como poco una responsabilidad in vigilando y in eligendo que uno no puede sortear salvo que uno sea un cínico o un sinvergüenza, como es el caso.

La vicepresidenta primera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en el Congreso de los Diputados, a 21 de noviembre de 2024

La vicepresidenta primera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en el Congreso de los Diputados, a 21 de noviembre de 2024 Europa Press

Quien suele ser un lince en estos menesteres es el PNV, maestro en manejar corrupciones propias y ajenas y salir indemne de todas ellas.

Y es que históricamente ni unas ni otras lo han afectado. Las propias, porque manejan el cotarro mediático como nadie; las ajenas, porque para cuando los otros han ido, ellos ya han vuelto. Sin embargo, es posible que en esta ocasión esté jugando con fuego, dado que existe un electorado fronterizo entre el PP y el PNV que podría llegar a perderlo, y no están en un momento que puedan dilapidar votantes.

Quien suele ser un lince en estos menesteres es el PNV, maestro en manejar corrupciones propias y ajenas y salir indemne

Bildu les pisa los talones, podría superarlos en las próximas elecciones vascas y hasta formar gobierno con el PSE, por muy imposible que nos pareciera antes. O incluso perder Ajuria Enea en cuanto rompiera con Sánchez, dado que esa opción abriría la posibilidad de que los socialistas vascos dejaran caer al actual lehendakari.

Es cierto que es poco probable, dado que ¿con quién mejor gobernar Euskadi que bajo el ala protector del PNV?

Sin embargo, el PNV tiene ciertas dudas; porque, si bien es cierto que los repele Vox, seguir apoyando a Sánchez tiene sus riesgos. Maribel Vaquero dijo que la confianza del PNV "se encuentra en la UCI", una de las mil formas que habitualmente ha empleado la formación nacionalista para explicar su relación con el partido que gobierna, como forma óptima de sacar tajada.

Pero esta vez es posible que sea cierto, porque además pudiera ser que hubiera lazos entre la trama de corrupción socialista y ciertos hombres fuertes del PNV, según han publicado algunos medios.

En todo caso, todos ellos tomarán la decisión que piensen más les interese. Porque esto no va de decencia, como decía antes. Ni siquiera va de frenar a la extrema derecha, sino de rentabilidad política. ¿O qué os pensabais?