Nunca es tarde para según qué cosas. Para otras sí, para otras el tiempo se agota, no hay vuelta atrás y salvo que sepas lo que hay en el otro lado, en el más allá o como quieras llamarlo, te quedas en el camino. Es lo que les ha sucedido a los más de 240 periodistas que han sido asesinados desde el pasado 7 de octubre de 2023 en Gaza.
La franja se ha convertido en el lugar más letal del universo para ejercer una profesión sin la cual viviríamos en la absoluta ignorancia. Hay quien lo prefiere, claro, y quienes incluso provocan la muerte de quienes son nuestros ojos en los conflictos.
Pretenden esos que en el resto del mundo no sepamos que su objetivo es el exterminio de un grupo de población que les viene molestando en sus intereses expansionistas desde que en 1948 les regalaron la tierra que ocupan.
Impedir que periodistas de otros países entren en el territorio a arrasar es intentar poner puertas al campo en un momento en el que la información corre casi más rápido que la luz.
Ya no se precisan grandes infraestructuras para que las noticias lleguen al último confín de la tierra; un móvil, un simple móvil conectado a internet, nos acerca desde hace ya casi dos años el sufrimiento de todo un pueblo con la excusa de que un grupo terrorista es el que maneja los hilos de Gaza.
Puede que si el periodismo internacional no estuviera cancelado en Gaza alguien contaría las cosas de otra manera, pero que sea imposible es demasiado sospechoso.
Aún no es demasiado tarde para quienes quedan en territorio gazatí aun sabiendo que su trabajo es el camino más rápido hacia la muerte
Ya es demasiado tarde para los y las 240 compañeros que han sido objetivo por parte del ejército israelí por ser testigos incómodos, por trabajar para medios de todo el mundo y por utilizar las redes sociales como manera de pedir auxilio y ayuda. Aún no lo es para quienes quedan en territorio gazatí aun sabiendo que su trabajo es el camino más rápido hacia la muerte.
Seguramente muchas personas se sienten ya fatigadas por tanta información. Dos años con un mismo escenario en portadas informativas es mucho tiempo. Piensen únicamente en lo terrible de la situación para que el tema no haya caído en el olvido.
A pesar de los incendios, de las tramas corruptas o de la invasión turística de algunas zonas, el genocidio no ha caído en el olvido. Y eso que no es el único al que hemos asistido y asistimos. Pensemos en Nagorno Karabaj, Sudán, Etiopia, República Democrática de El Congo, los Uigur de China o las matanzas de cristianos en Nigeria. Son nombres que nos suenan de lejos, sabemos que algo pasa por allá, pero nadie nos lo cuenta. O no le prestamos atención, que también puede ser.
Llevamos meses poniendo negro sobre blanco la palabra genocidio para referirnos al asesinato de más de 60.000 personas de un mismo grupo poblacional, a las armas de guerra utilizadas para lograrlo, a la hambruna como estrategia de muerte y a la destrucción total de un territorio. Aunque ha habido mucha controversia por el uso de ese término, ahora sabemos que la palabra está bien utilizada.
Quien más sabe de eso es la Asociación Internacional de Expertos en Genocidio y es quien acaba de establecer que la conducta de Israel sobre Gaza cumple con la definición legal establecida en la convención de la ONU sobre genocidio.
El ataque de Hamás no precipitó la guerra, sino que constituyó un crimen internacional
Aunque Israel se escude en la autodefensa, el 86% de los representantes de la ONU hablan claramente de genocidio e instan al atacante a cesar todos los actos que constituyen crímenes de guerra y contra la humanidad, incluidos los ataques a civiles, también niños, el hambre, la privación de ayuda humanitaria, agua y combustible, la violencia sexual y el desplazamiento forzoso.
También aseguran que el ataque de Hamás no precipitó la guerra, sino que constituyó un crimen internacional.
Es difícil contar algo nuevo, dar una opinión diferente a la ya dada por expertas y analistas, pero lo que sí es claro es la necesidad de continuar hablando de la muerte en Gaza para que no sea demasiado tarde y el resort que Donald Trump pretende construir en la zona quede en agua de borrajas. Será difícil.
Echarte de tu tierra por las buenas o por las malas, el más puro estilo Trump que Netanyahu apoya
'The Washington Post' ha desvelado cómo sería ese resort turístico de lujo que quedaría construido en una década. 'GREAT Trust, Gaza Reconstitution, Economic Acceleration and Transformation'. Mega proyectos comerciales e industriales que obligan a desplazar a más de dos millones de personas fuera de su hogar. Se les ofrece una financiación para iniciar su vida en otro lugar o canjear su vivienda por otra en un “lugar reurbanizado”.
A quien decida irse, 5.000 dólares y subsidios para cuatro años de alquiler. El gobierno Trump estima que se irá el 25% de las familias gazatíes. Echarte de tu tierra por las buenas o por las malas, el más puro estilo Trump que Netanyahu apoya.
Tenemos la triste y dolorosa sensación de que es demasiado tarde para salvar a la franja y a quienes allí desarrollaron un proyecto de vida ahora aniquilado. Es importante que no dejemos de hablar de Gaza. La distancia es el olvido, sí, así que si no hay periodistas internacionales que puedan contarlo hagamos lo posible por que los pocos que quedan en el terreno sigan haciéndolo.
Ojalá en unos años no nos preguntemos cómo pudo pasar. De momento hay muchos interesados mirando para otro lado. Demasiados.