El PNV 'llama a consultas' a los empresarios para evitar que se extiendan las críticas de Zedarriak
Los 'jeltzales' temen que las críticas a la pérdida de competitividad de Euskadi empañen su gran valor electoral: la teórica buena gestión
15 mayo, 2022 05:00Los sondeos electorales son, muchas veces, culpables de decisiones que parecen coyunturales y, sin embargo, provocan movimientos estructurales que rozan lo sísmico. El crecimiento silencioso pero sostenido de EH Bildu en los tres territorios históricos, especialmente en Álava y Gipuzkoa, provoca temor al PNV. La posibilidad de perder plazas importantes en la próximas elecciones forales, para las que ahora falta un año, ha provocado que el partido de Andoni Ortuzar se mueva en dos direcciones. Por un lado, en la recuperación del soberanismo casposo de los tiempos de Xabier Arzalluz. Se le 'escapó' a Joseba Egibar y a su gabinete de Comunicación aquello de que vasco es el que habla euskera, como se le 'coló' en 1994 también al viejo dirigente del EBB, y padre político de Egibar, aquello de que prefería al negro que supiese euskera antes que el blanco que no lo practicase. Aquella línea xenófoba que parecía olvidar con el ascenso de los 'jobubis' (jóvenes burukides bizkaitarrak, que ya no son tan jóvenes...) al EBB hoy retoma fuerza. Aunque no sin pelea interna, como se demostró en los rápidos desmentidos que desde Sabin Etxea se han hecho durante los primeros días de esta semana para maquillar las declaraciones de Egibar y que pareciese que su discurso excluyente fuese otra cosa. Pero la intención, clara y sin dudas, quedó reflejada: hay que recuperar cierto tono soberanista para acotar el campo de la izquierda abertzale.
Miedo a EH Bildu
Este viraje, habitual cuando sienten el aliento de los abertzales, viene acompañado de otras dos medias. Una de orden interno y otra, la que está generando disgustos en muchas casas de Euskadi, relacionada con los empresarios. la primera es que, de pronto, en el EBB y en sus sucursales territoriales (Araba, Bizkaia y Gipuzkoa Buru Batzar) han germinado las dudas sobre sus candidatos. Las planchas electorales del partido del 'jaun eta lege zaharrak' han envejecido sin hallar relevo y el coste de la pandemia es elevado en muchos casos. Así, Olano ya se ha apartado de la carrera por el Gobierno foral de Gipuzkoa -allí es donde el PNV aspira a quitar una corbata y poner a una mujer por fin como reclamo jeltzale- y está prácticamente descartada la continuidad de Rementería en la Diputación Foral de Bizkaia, que ha pasado de ser el hombre que pudo reinar a una especie de emérito que nadie quiere acompañar en foto alguna. También hay muchísimas con el candidato a la Diputación Foral de Álava, Ramiro González, a quien le han puesto a la consejera Beatriz Artolazabal como sombra por si hubiera que hacer un cambio de cartel. Las incógnitas son tan profundas que incluso se vislumbra una posible continuidad de Urkullu cuando acabe esta legislatura, ahora en su ecuador.
Presiones a Confebask
Pero el cambio de criterio más significativo del PNV es con relación al empresariado vasco. En Sabin Etxea creen que la sociedad vasca actual, al contrario de lo que sucede en el resto de España, ha virado ideológicamente al centro izquierda. A una suerte de socialdemocracia pero sin los socialdemócratas del PSE. Y entonces, hay que ocupar ese hueco ante el descalabro de Podemos y los temores que genera el empoderamiento de Eneko Andueza. En ese contexto se enmarca la acusación a Confebask, como si fuera algo malo, de echase en manos de la CEOE que hizo Ortuzar a principios de este año. Este movimiento generó gran inquietud en parte de la patronal vasca ya que con la actual Junta de CEOE mantiene excelentes lazos e. incluso, ha participado activamente en cuestiones como la propia reforma laboral que tanto tensó al PNV.
Aquel episodio fue uno de los primeros 'feos' que los empresarios se han llevado de este 'nuevo PNV progre'. Pero no ha sido ni mucho menos el único ni el más sonado. La aparición hace unas semanas de un grupo de 14 empresarios en el foro Zedarriak para "el impulso y la transformación de Euskadi", desvelada por El Correo, causó un terremoto en Ajuria Enea y, por extensión, en Sabin Etxea. Que algunos "de los nuestros", señalan fuentes del PNV, se atrevan a cuestionar que en Euskadi todo va bien y todo se hace bien es inconcebible. Poco importan los datos, o ver cómo Valencia o, de un modo especial, Málaga han cogido e incluso adelantado al País Vasco en muchas cuestiones. A partir de la publicación de este informe, se han sucedido los reproches del ejecutivo autonómico a sus propios empresarios, algunos muy vinculados con el Partido Nacionalista Vasco. Se ha redoblado la presión para que dos de ellos, de confianza del mismísimo Iñigo Urkullu, abandonen el foro. Ha habido llamadas personales, mensajes, visitas... una presión desde el aparato del partido que ha llegado "hasta la propia cúpula de Zedarriak" según señalan fuentes consultadas por este periódico para acabar con la disidencia de unos empresarios que tienen que recibir las lecciones del PNV pero no pueden expresar libremente sus opiniones, aunque estas sean para -teóricamente- dar la voz de alarma y poner a trabajar la maquinaria que mantenga al País Vasco en una zona de privilegio.
En todas estas, en Confebask, acostumbrada al más absoluto silencio, se mueven 'cosas'. La patronal vasca es experta en estar de perfil en todas las cuestiones. tanto, que ha habido quien se ha cuestionado su utilidad. Pero al calor de la salida de Zedarriak, las aguas se han enturbiado entre los empresarios. Las presiones -directas y a través de segundos-, fortísimas, las llamadas a consultas se han sucedido y hay quien está incómodo. De momento, su presidente Eduardo Zubiaurre se ha apartado por cuestiones personales. Veremos hasta donde llega la presión de Sabin Etxea y cuánto están los empresarios vascos dispuestos a seguir diciendo que el rey está exquisitamente vestido para evitar las miradas inquisitorias de 'sus compañeros'. Por ahora, Juanjo Álvarez, de la UPV y Elena Zarraga, de LKS-Grupo Mondragón, ya se han bajado del carro