La consejera de Salud del Gobierno vasco, Gotzone Sagardui, en una imagen de archivo. EUROPA PRESS

La consejera de Salud del Gobierno vasco, Gotzone Sagardui, en una imagen de archivo. EUROPA PRESS

Política

Historia de dos folios: el descontrol en la vacunación que puso en jaque a Sagardui

El esperpento de Santa Marina es solo uno de los casos de una desorganización en el proceso de vacunación del personal sanitario que se extiende por los tres territorios

31 enero, 2021 05:00

La consejera de Salud reconoció el miércoles en el Parlamento vasco que la vacunación masiva en el Hospital de Santa Marina fue "un error" fruto de "una descoordinación" de la que se sentía "responsable". El descontrol en el proceso de vacunación del personal sanitario vasco no había sido, sin embargo, cosa exclusiva de este hospital de Bilbao. Se venía dando desde hacía días en otros centros sanitarios de Euskadi, como en las Organizaciones Sanitarias Integradas (OSI) de Álava o Debabarrena (Gipuzkoa), por ejemplo, donde dos directivas acabaron dimitiendo horas después de la comparecencia de Gotzone Sagardui, a pesar de que la consejera las había liberado de toda culpa.

Pero los focos mediáticos estaban y permanecieron en Santa Marina y su exdirector, José Luis Sabas, sobre todo después de que la propia Sagardui desvelara que con las dosis sobrantes enviadas a este hospital se produjo la esperpéntica vacunación de 16 personas ajenas al centro, entre ellas cuatro curas, dos reponedores del vending y dos mensajeros. La consejera asumió el error y aseguró, como ya había adelantado para esa hora 'Crónica Vasca', que Osakidetza modificaría sus criterios de vacunación del personal sanitario. Lo anunció en el Parlamento con otras palabras: "Hemos reforzado los circuitos de información y coordinación para lograr que el proceso de vacunación en Osakidetza sea de aquí en adelante lo más homogéneo y adecuado a los criterios de prioridad que sea posible". Porque hasta entonces, el protocolo fijado por Osakideza, los ya famosos dos folios, era un documento con instrucciones generales y poco precisas que se aplicaba en cada OSI en función de la interpretación de cada equipo directivo, según habían confirmado a este diario diferentes fuentes médicas y sindicales. Por eso el ex director gerente Sabas nunca ha entendido que desde Osakidetza se le reclamara su dimisión, máxime cuando ya había advertido personalmente a la consejera de que vacunaría "a la totalidad" del hospital, tal y como ponen de manifiesto los mensajes de WhatsApp que intercambiaron y que ha publicado el diario 'El Correo'.

Las primeras vacunas que Salud ha destinado a su personal sanitario llegaron a Euskadi el 13 de enero. Ese día, la dirección general de Osakidetza comunica a sus trabajadores que la vacuna será administrada entre los profesionales sanitarios a la mayor brevedad posible. En ese comunicado, firmado por la directora general de Osakidetza y la directora de recursos humanos, se advierte de que las primeras vacunas serían inyectadas entre los sanitarios siguiendo "un orden de prioridad". Ese orden quedó marcado ese mismo día por unos criterios. Esos criterios estaban establecidos en dos folios. Los famosos dos folios. Dos días después de esta comunicación, el 15 de enero, Osakidetza administra las primeras vacunas entre su personal de primera línea de los hospitales de Cruces, Basurto y Urduliz. El caos en algunos de los centros hospitalarios de Euskadi estaba a punto de comenzar por la falta de precisión en los criterios fijados en ese primer documento.

Obligados a modificar el protocolo

El protocolo de origen no especifica qué personal va primero dentro de cada servicio, o cuáles están considerados como servicios de primera línea, qué hacer con el personal destinado en otro servicio o cómo actuar con aquellas personas que, por ejemplo, no están físicamente en el hospital, como los liberados sindicales o los prejubilados. Tampoco dice nada al respecto de los sanitarios que ya han superado la batalla frente al virus. Ni qué se debe hacer con las dosis sobrantes. La falta de concreción en el documento que fija la campaña de vacunación entre los sanitarios de una empresa de las dimensiones de Osakidetza, donde trabajan 35.000 personas, generó durante días un descontrol que ha obligado a sus responsables a recular y modificarlo. Lo hicieron, por primera vez, el miércoles 27, doce días después de que cada OSI hubiera iniciado la vacunación de su personal sanitario bajo su propia interpretación del documento de origen. De momento, a través de una primera actualización del protocolo han puesto a la cola de la vacunación a los representantes sindicales y han retrasado la inoculación a quienes han pasado ya la enfermedad. También hace referencia ahora, por primera vez, a quiénes deben destinarse las dosis sobrantes. Nada de inyectárselas a los reponedores del vending.