Eneko Andueza: "Mientras EH Bildu no condene el terrorismo de ETA no hay posibles pactos"
El secretario general del PSE-EE de Gipuzkoa y portavoz socialista en el Parlamento, considera que lo ocurrido con los GAL no está suficientemente claro porque "aun hay víctimas que desconocen exactamente qué ocurrió"
25 julio, 2021 05:00La política se había ido fraguando como una de sus inquietudes y con 17 años, en plena adolescencia, Eneko Andueza decidió entrar a formar parte de las juventudes del Partido Socialista de Euskadi. Un año después, ya con la mayoría de edad, pasaba a ser miembro del partido y con 22 se vio obligado a tener que llevar escolta. Ese el precio que tuvo que pagar por ser un joven que quiso entrar en política durante los años tan duros del terrorismo.
El ahora secretario general del PSE-EE de Gipuzkoa y portavoz socialista en el Parlamento, forma parte de una generación de jóvenes que vivió siempre bajo la sombra de la violencia terrorista de ETA: primero como niño que apenas comprende la sociedad que le rodea, después como el estudiante que empieza a hacerse consciente y se une a las Juventudes Socialistas y, años más tarde, como el adulto que trata de plantarle cara a una realidad tan dura y violenta. Él mismo reconoce que aún tiene algunas secuelas de lo vivido y todavía, a día de hoy, confiesa que al entrar en un bar, se sigue sentando mirando hacia la puerta.
"El día que ETA anunció el abandono definitivo de la violencia, el 20 de octubre de 2011, declaré que a partir de entonces la nuestra iba a ser una democracia sin terrorismo, pero no sin memoria", así arranca 'Jóvenes sin juventud', el libro en el que ahora Eneko Andueza cuenta cómo vivió aquellos años en los que tanto a él, como a sus compañeros jóvenes socialistas, les "robaron la libertad y la juventud". En estas páginas, relata por primera vez algunas vivencias de aquellos años que ni si quiera su alrededor conocía. Para él escribir este libro ha sido toda una "terapia una liberación".
¿Qué le ha robado el terrorismo a Eneko Andueza?
Muchas cosas, muchos momentos que podía haberlos vivido en plenitud cuando era joven y lo que te corresponde es vivir la vida de una manera determinada. Estuve escoltado desde los 23 hasta los 32 años. Me robó la libertad y me robó amigos como fue Isaías Carrasco al que prácticamente vi morir. Ha sido un precio muy muy alto.
¿Cuál es el primer recuerdo de aquellos años de violencia que le viene a la cabeza?
El atentado contra la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Eibar, porque además vivía, y sigo viviendo, a escasos metros. Me impactó mucho porque sin saber muy bien qué significaba todo aquello, pues el hecho de sentir el estruendo y después durante los días posteriores, ver todo el destrozo que se había generado me impactó muchísimo. También el asesinato de Sebastián Aizpiri. A pesar de ser un niño de corta edad, comenzaron a despertarse en mi ciertas alarmas y creo que es importante que todas las personas de esta generación empecemos a recordar esto no como algo que fue puntual durante un escaso período de tiempo, porque para algunos el día que ETA dejó de matar fue el primer día de nuestra vida sin terrorismo.
Sus inquietudes políticas se irían fraguando durante años, ¿cómo fue el paso de entrar a formar parte de las juventudes socialista?, ¿Tuvo miedo?
Fue una decisión muy muy madurada y reflexionada a pesar de que yo entré con 17 años en las Juventudes Socialistas y con 18 en el Partido Socialista. Mis inquietudes políticas y mis valores políticos ya estaban muy definidos. Hubo un hecho que fue determinante a la hora de dar el paso que fue la mayoría absoluta que obtuvo el Partido Popular de José María Aznar en 1996. Ahí sentí la necesidad de comprometerme más con los valores socialistas.
¿Cómo era la relación con las juventudes del Partido Nacionalista? ¿Sintieron su apoyo durante aquellos momentos tan duro?
Como organización juvenil no teníamos contacto porque era cosa de nuestros mayores. Sí podíamos tener cierta relación pero también nuestros tiras y aflojas importantes porque veíamos cierta equidistancia en sus posicionamientos y muchas veces ambigüedad o falta de valor a la hora de dar un paso al frente y situarse a nuestro lado. La verdad es que nos molesta bastante. Yo creo que la empatía debía de haber surgido y no surgió. La gente pasaba olímpicamente y no quería buscarse ningún tipo de problema y hacía oídos sordos a la situación que estaban viviendo: cientos de jóvenes en este país estaban privados de vivir en libertad.
¿Y cómo cambió tras el fin de ETA?
Siguió igual. Siguió siendo una relación más o menos normal, habida cuenta desde luego que veníamos de un período de bastante choque frontal con aquel PNV de Ibarretxe donde tuvimos un enfrentamiento muy serio porque tuvo una actitud totalmente denunciable como lehendakari. No fue el lehendakari de los vascos sino de los nacionalistas.
También me parece que hubo una falta de compromiso con aquellas personas que estaban sufriendo del terrorismo. No estuvo a la altura de aquellas circunstancias. Con la llegada de Patxi López y la llegada de la paz, las relaciones fueron mejorando hasta el día de hoy en el que formamos parte de gobiernos de coalición.
¿Y con la izquierda abertzale durante los años de violencia como era la relación?
Inexistente. Era una relación atacado-atacante, había un abismo entre ellos y nosotros. Un abismo que, en cierta medida y sobre todo viendo la actitud en los últimos tiempos de miembros de las organizaciones juveniles de la Izquierda Abertzale, creo que es una brecha que se sigue manteniendo, evidentemente en otros términos no tan graves como aquellos pero no dejan de ser graves. Pero la relación era de quiebra absoluta con unas actitudes violentas de amenazas en la universidad, pintadas, ataques en actos de campaña o incluso repartiendo propaganda. Era lo habitual y nos separaba un abismo que estaba plagado de violencia.
Ya ha mencionado alguna cuestión, pero, ¿cómo cambio o transcurrió tras el final de la banda terrorista?
El camino se recorre ni en un día ni en dos no, y evidentemente, después de tantos años de persecución, de amenaza, de violencia y de una relación de choque frontal... pues desde luego eso ha costado y seguirá costando restablecerlo para que las relaciones sean unas relaciones de normalidad absoluta.
El pulso sigue ahí y la relación no se va a restablecer hasta que no se haga un recorrido moral, ético, de reconocimiento del daño causado. No es responsabilidad directa de la gente joven que hay ahora pero sí hay sectores de esos grupos juveniles de la izquierda abertzale que han vuelto otra vez a las viejas prácticas, pues de las pintadas, incluso de acciones violentas, que creo que nos retrotraen a un pasado que en ningún caso puede volver.
Esas acciones e incidentes han incrementado durante los últimos meses: pintadas, agresiones como la sufrida por el concejal popular Iñaki García Calvo o los insultos al hijo del lider del PP vasco, Carlos Iturgaiz. ¿Por qué está pasando esto ahora?
Creo que los brotes de odio últimamente se atribuyen a la extrema derecha porque, lógicamente, son un fuelle en la hoguera del odio. En muchísimos ámbitos se están viendo esas pintadas y ataques de la extrema derecha a lo largo y ancho de nuestro país. Pero no podemos olvidarnos que aquí en Euskadi están pasando cosas terriblemente graves. Estamos sufriendo agresiones homofóbicas y también ataques más estrictamente político por parte de jóvenes de la izquierda como esas que mencionas.
No sé qué está pasando, me gustaría pensar que es una cuestión coyuntural de las circunstancias y del momento socio sanitario que estamos viviendo. No me gustaría que esto se convirtiera en una práctica habitual porque creo que en Euskadi hemos sufrido lo suficiente como para volver a estas prácticas. Creo que el valor que da la palabra, el valor que da el ejercicio de la de la política, del del debate, del diálogo, eso es muchísimo más fructífero que la amenaza o que la que la coacción, por tanto, me parece tremendamente grave.
Y detrás de estos episodios estamos viendo a gente muy joven que a la vez es la que más desconoce qué ocurrió con el terrorismo porque no lo vivió, ¿tiene algo que ver la educación?
Evidentemente la educación tendrá algo que ver. Nuestro sistema educativo creo que debe de poner el absoluto empeño en enseñar a nuestra juventud un pasado de nuestra historia que no se debe de repetir. Pero más allá de eso, también falla la propia sociedad. Fallan aquellas personas que están transmitiendo a esos jóvenes unos valores absolutamente equivocados que son los de la coacción para conseguir fines políticos, cuando esas personas saben de sobra que esos métodos que utilizaron para luchar por su causa han sido un absoluto fracaso, que lo único que nos ha traído ha sido terror, dolor y sufrimiento a este país.
A mí eso me parece terriblemente grave, en esto tenemos responsabilidad todos en la transmisión a nuestros jóvenes de esos valores democráticos, de respeto, de convivencia.
A raíz de esto ha habido discrepancias terminológicas que han impedido declaraciones institucionales unánimes por parte de EH Bildu que no ha querido suscribirlas por "condenar"...
Yo creo que la autocrítica y el reconocer que has tenido un papel fundamental en episodios tan dolorosos entiendo que tiene que ser muy complicado porque es una enmienda a la totalidad. Al final estás poniendo de manifiesto que todo ese dolor no ha servido para nada. Pero es que no hacerlo es negar una realidad tan sumamente objetiva que es absurdo hasta no hacerlo. Yo creo que la izquierda abertzale tiene que tener valor y es una deuda pendiente que tiene con la sociedad vasca y esa deuda va a estar ahí hasta el momento en el que la salde y le va a perseguir, quieran o no quieran. Está claro que su estrategia es dejar que el tiempo pase para que las generaciones futuras olviden o desconozcan todo lo que ha pasado aquí, pero la sociedad vasca no va a olvidar.
Y si en algún momento la izquierda abertzale quisiera contar con el resto de fuerzas políticas para hacer ese recorrido yo desde luego como Partido Socialista estoy convencido que la mayoría de los partidos políticos no tendremos ningún problema en ayudarles a que lo hagan.
Y con ese pasado de violencia y un Sortu cada vez más predominante dentro de EH Bildu, ¿sería posible en un futuro inmediato un pacto entre la Izquierda Abertzale y el Partido Socialista de Euskadi?
Nosotros vamos a ser siempre muy tajantes y la línea roja es muy clara. Con la coyuntura actual no podemos ni empezar a plantearnos nada en tanto en cuanto la izquierda abertzale no haga ese recorrido ético y ese recorrido moral que es perfectamente consciente que lo tiene que hacer.
Para nosotros es un requisito indispensable y cualquier especulación que haya al respecto no tiene fundamento. Nosotros siempre vamos a ser tajantes. Hasta que no condenen el terrorismo de ETA y no reconozca su responsabilidad directa en todo lo que ha ocurrido, evidentemente con nosotros no tiene nada que hacer. No obstante, nosotros siempre vamos a estar abiertos al diálogo, a la búsqueda de consensos, incluso a la búsqueda de acuerdos puntuales que permitan mejorar nuestras herramientas y el estado de bienestar.
¿Y cómo interpreta la utilización que hacen ciertos partidos como PP o Vox de la violencia de ETA, del acercamiento de los presos y de las víctimas?
Yo creo que, principalmente el Partido Popular, ha tenido la mala costumbre de intentar utilizar a las víctimas del terrorismo en beneficio propio. En un modelo electoralista que creo que es absolutamente rechazable porque las víctimas son tremendamente plurales y diversas y ningún partido puede hablar en su nombre porque tienen voz propia.
Me parece que es de una poca dignidad tremenda. Mucho más sabiendo todo lo que supone ser una víctima del del terrorismo. De hecho, el Partido Popular tiene víctimas que aun siendo militantes de su partido, se han rebelado para decirle que por favor que no se les utilice. Hay que respetarlas pero sobre todo siempre hay que escucharlas y situarlas en el centro de debate
Euskadi también vivió otra lacra que fue la violencia de los GAL, ¿cree que está suficientemente aclarado lo que sucedió?
Yo creo que en tanto en cuanto haya, aunque solo sea una víctima del GAL, que no conozca toda la verdad de lo ocurrido, no estará lo suficientemente claro. Desde luego aún queda tarea por hacer. Todas las víctimas merecen conocer la verdad porque es la única manera para poder reparar lo ocurrido.