Las secuelas de la futura Ley de Amnistía pactada por el PSOE y de la reciente moción de censura en Pamplona apoyada por el Partido Socialista de Navarra (PSN) y que ha devuelto a EH Bildu el Ayuntamiento de la capital Navarra, todavía se notan tanto en Euskadi como en el Congreso de los Diputados en Madrid.
Mientras aquí, en un contexto claramente preelectoral, desde el PSE-EE niegan que lo ocurrido en el consistorio pamplonés pueda repetirse tras las autonómicas de este 2024 -algo que no descartan desde la formación abertzale-, en la Cámara Baja el PP ha llegado a proponer la disolución de aquellos partidos políticos que apoyen y animen a participar en cualquier tipo de declaración de independencia o referéndum de ilegal.
Una medida presentada dentro de una enmienda a la totalidad a la Ley de Amnistía que el otro día defendió el portavoz de los populares en el Congreso, Miguel Tellado, y que rápidamente ha sido rechaza tanto por el Partido Socialista como por todos sus socios de Gobierno. Aliados como el Partido Nacionalista Vasco que, como ha recordado el secretario general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, a través de su cuenta de X (antes Twitter) gobiernan en localidades como Vitoria y Durango, y Diputaciones como Gipuzkoa, gracias a los votos del propio Partido Popular.
Así, este movimiento del PP sobre el que rápidamente han tenido que rectificar -matizando que esta hipotética ilegalización solo se llevaría a cabo si estos partidos cometieran actos ilegales, y no por las ideas que estos defienden-, está sirviendo ahora a EH Bildu para tratar de acercarse todavía más al Partido Socialista de Euskadi en un intento de mejorar su relación antes de las próximas elecciones vascas.
Mismos partidos, contextos diferentes
El caso aquí es que, tanto en Madrid como en Navarra, la coalición soberanista es un aliado fundamental para los socialistas. En la Comunidad Foral la presidenta Maria Chivite gobierna gracias a sus votos, y en Pamplona acaban de facilitarle a Bildu y a Joseba Asiron la alcaldía de la ciudad; y mientras, a nivel nacional, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, logró ser investido gracias al apoyo "incondiconal" de los seis diputados abertzales.
Por eso, las dudas sobre que en Euskadi puedan replicarse estos acuerdos son cada vez mayores. Aunque el secretario general de los socialistas vascos, Eneko Andueza, y la gran mayoría de los miembros del partido lo niegan constantemente, en Bildu la perspectiva es otra. De hecho, recientemente, en una entrevista para el diario Noticias de Navarra, la dirigente de la coalición abertzale en la Comunidad Foral, Miren Zabaleta, insistió en que el acuerdo de Pamplona podría tener una réplica en Euskadi. "Si es posible aquí, ¿por qué no va a ser posible allí?", aseguró la dirigente soberanista.
El problema principal está en que al contrario que en Navarra, el Partido Nacionalista Vasco sí es un socio fundamental y prioritario para los socialistas tanto en Euskadi como en el conjunto del Estado. No solo sus cinco votos sustentan al Gobierno de Pedro Sánchez y podrían acabar aprobando una moción de censura, sino que en las diferentes diputaciones vascas y en numerosos ayuntamientos, jeltzales y socialistas gobiernan en coalición. Por lo que un posible pacto del PSE y Bildu dinamitaría unos puentes que tras las elecciones del 28-M se vieron reforzados.