El candidato a lehendakari del PNV para las elecciones autonómicas de este año, Imanol Pradales, durante un acto del partido / PNV

El candidato a lehendakari del PNV para las elecciones autonómicas de este año, Imanol Pradales, durante un acto del partido / PNV EBB

Política

Así es la pugna entre PNV y Bildu por la hegemonía en Euskadi que se decidirá en 2024

Tras el parón navideño, la vuelta a la rutina pone como primer gran examen las elecciones autonómicas vascas de este año

1 enero, 2024 05:00

Este recién estrenado 2024 será, sin ningún tipo de duda, un año especialmente marcado por el calendario político y electoral de Euskadi. Algo bastante similar a cómo trascurrió 2023, solo que en este caso son las autonómicas las que marcarán buena parte del debate social en Euskadi y la forma de actuar de los diferentes partidos políticos. Especialmente de los dos principales candidatos para ocupar la lehendakartiza tras los próximos comicios: PNV y EH Bildu

Ambas formaciones lucharán por ver cuál de las dos es la fuerza política con más apoyos entre la ciudadanía vasca. Y aunque el grupo jeltzale actualmente tienen diez parlamentarios más que el grupo soberanista en la Cámara vasca, y en las elecciones de 2020 lograron 100.380 votos más, las dinámicas que estos siguen desde hace varios meses son completamente diferentes. 

Mientras la coalición abertzale no hace más que mejorar sus resultados a cada elección que pasa -llegando incluso a ser la primera fuerza en Vitoria y Gipuzkoa, y siendo el partido con más gobiernos municipales-; los jeltzales cada vez cuentan con cada vez más frentes abiertos y el apoyo que reciben parece reducirse a cada elección que pasa. Muestra de ello fue la victoria del PSOE en las pasadas generales que, aunque se vincula con una lectura completamente nacional y diferente a la de las próximas autonómicas, corrobora el mal momento por el que pasa el PNV. 

Es precisamente esto lo que hace de 2024 un año de especial interés político. Porque las autonómicas vascas no solo serán las primeras en tres legislaturas donde el lehendakari, Iñigo Urkullu, no será el candidato de los jeltzales, y las listas de EH Bildu no estarán encabezadas por una mujer; sino también las primeras en más de 40 años donde el PNV puede realmente perder su hegemonía y quedar relegado a un segundo puesto. Aunque para que esto llegue a ocurrir gran parte de sus votantes deberían decantarse esta vez por la formación abertzale. 

Arnaldo Otegi, Pello Otxandiano y Maddalen Iriarte este domingo en Bilbao.

Arnaldo Otegi, Pello Otxandiano y Maddalen Iriarte este domingo en Bilbao. Bildu

Dudas con el PSE-EE

Aunque parece claro que tras las elecciones el Partido Socialista de Euskadi optará por repetir el acuerdo de coalición que desde hace ocho años mantiene con el PNV para el Ejecutivo vasco. El acercamiento del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a EH Bildu en el Congreso de los Diputados y los últimos movimientos de los socialistas en favor de la formación abertzale -el más reciente con la moción de censura a UPN en Pamplona-, provocan dudas sobre la postura que pueda tomar el PSE-EE en caso de que los de Arnaldo Otegi acaben convirtiéndose en la primera fuerza política de Euskadi. 

El secretario general y candidatos de los socialistas vascos, Eneko Andueza, asegura que su formación no haría lehendakari a un candidato de EH Bildu -en este caso Pello Otxandiano-, pero no cierra la puerta a que, si ve una oportunidad clara, busque el apoyo de la propia coalición soberanista para alcanzar él la presidencia del País Vasco y convertirse en el sucesor de Patxi López como nuevo lehendakari Socialista.

Pero las posibilidades de que esto acabe dándose son prácticamente nulas. No solo porque los socialistas deberían aumentar considerablemente sus escaños para convertirse en una opción mínimamente viable, sino porque también tendrían que poder sumar la mayoría suficiente con un EH Bildu dispuesto a apartar su posición de poder en el parlamento con tal de evitar un nuevo gobierno del PNV.

Sin embargo, si esto llegara a ocurrir, habría que ver como afectaría dicho acuerdo a los numerosos gobiernos de coalición que jeltzales y socialistas mantienen en diversos ayuntamientos y Diputaciones Forales de Euskadi. Incluidas Vitoria y San Sebastián, en donde ambas partes se necesitan la una de la otra para poder conformar en Ejecutivo,