Florencio Domínguez, presidente del Centro Memorial de Víctimas. /CV

Florencio Domínguez, presidente del Centro Memorial de Víctimas. /CV

Política

El Centro Memorial de las Víctimas presenta un informe con 1.329 testimonios de 700 víctimas

Con el título título "Dar testimonio. La voz de las víctimas del terrorismo en España", se dará a conocer este miércoles en Bilbao

26 febrero, 2024 18:08

El Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo presentará este próximo miércoles en Bilbao el Informe número 14, con el título "Dar testimonio. La voz de las víctimas del terrorismo en España", un trabajo realizado sobre la base de 1.329 testimonios de 700 víctimas, principalmente de ETA.

Este estudio ha sido realizado por Raúl López Romo, responsable del área de Educación y Exposiciones de Memorial, y Ale Ibarra, doctora en Historia Contemporánea, documentalista e investigadora.

Según ha informado el centro memorial, este trabajo tiene el triple objetivo de "comprender la evolución de los testimonios a lo largo de más de cincuenta años, contribuir a su difusión, especialmente entre los jóvenes, y ponerlos en valor para la deslegitimación del uso de la violencia política".

Las fuentes utilizadas para la investigación han sido diarios generalistas, publicaciones de asociaciones y fundaciones de víctimas, revistas de organizaciones pacifistas y de la sociedad civil, textos de la asociación Bakeaz y de la Fundación Fernando Buesa, vídeos de Gogora o el propio Memorial, y audios procedentes de entrevistas aparecidas en la Cadena COPE y en el proyecto Relatos de plomo sobre el terrorismo en Navarra.

La mayoría de los testimonios corresponde a los principales grupos de víctimas, que son las producidas por ETA y su entorno (1.116) y el yihadismo (151). Los testimonios de afectados por otros terrorismos son menos, y además han contado sus historias en bastante menor proporción. Se trata de víctimas del terrorismo de ultraizquierda (30), ultraderecha (11) y los GAL (11).

Los autores han constado que los damnificados por el terrorismo de ETA han tardado más de 19 años en dar su testimonio desde que fueron atacadas. No hay testimonios de guardias civiles, policías o militares -principal objetivo de las diferentes ramas de ETA- hasta los años noventa, cuando las víctimas "empiezan a ser más visibles y se contabilizaban cientos de asesinados entre los cuerpos policiales del Estado y el Ejército", han indicado desde el centro memorial.

Exposición 'En amoroso recuerdo de lo que se ha perdido' / CMVT

Exposición 'En amoroso recuerdo de lo que se ha perdido' / CMVT

Asimismo, han señalado que los damnificados durante el franquismo "tardaron el doble de tiempo en narrar sus experiencias, y quienes fueron estigmatizadas como 'ultraderechistas' o 'chivatos' también necesitaron cerca de tres décadas en contarlo". "Si hay 1,30 testimonios por cada asesinato de ETA, la cifra cae a 0,27 con el terrorismo de ultraizquierda y a 0,18 con el de ultraderecha", han apuntado.

De los 1.329 testimonios analizados, 662 corresponden a mujeres y 534 a hombres. "Es la muestra más amplia conocida, aunque está lejos de las 1.454 víctimas mortales y los 5.000 heridos por el terrorismo en España", ha destacado el centro memorial.

La gran mayoría de las víctimas aún no han hablado en público y, en ese sentido, los autores del informe constatan cinco etapas en la evolución de los testimonios, desde la dictadura franquista, donde no existió ninguno, al posterrorismo, que recoge 730.

Los primeros testimonios se localizan en la Transición con tres víctimas cuyas amenazas, secuestros y asesinato tuvieron un protagonismo mediático significativo para la época: el del hijo del empresario y político Javier de Ybarra Bergé, secuestrado y asesinado por ETA entre mayo y junio de 1977; el de Javier Rupérez, diplomático y diputado de UCD, secuestrado por ETA político-militar en 1979, y el del empresario vasco, Juan Alcorta Maíz, amenazado por ETA militar en 1980.

"En esa etapa hubo en España 498 asesinados por terrorismo. El silencio se explica por el miedo y la huella reciente de la dictadura. Las víctimas vivían en la soledad y el desamparo", apuntan los autores.

En la segunda mitad de la década de los ochenta comienza "un goteo persistente de testimonios, coincidente con el inicio de respuesta pacifista contra el terrorismo, y el gran salto testimonial se produce tras el secuestro y asesinato del concejal del PP en Ermua, Miguel Ángel Blanco, en 1997", han indicado los autores.

"Hoy en el posterrorismo hay una tendencia creciente a testimoniar, porque ya no hay miedo, hay mayor conciencia y las asociaciones fomentan la memoria", han señalado López Romo e Ibarra.