Celebración de aficionados del Athletic tras la victoria en la final de Copa / EP

Celebración de aficionados del Athletic tras la victoria en la final de Copa / EP

Política

Bizkaia se suma tras la euforia a una campaña política exprés con poco tirón social

Cerradas las celebraciones con el éxtasis de la gabarra, las elecciones del día 21 reaparecen en el horizonte de los vizcaínos con la duda de si el éxito del Athletic llegará a influir en el reparto final de votos

12 abril, 2024 05:00

Los carteles electorales han pasado más desapercibidos que nunca estos días en Bizkaia, completamente absorbida por el rojo y el blanco. La victoria del Athletic el pasado sábado en la final de la Copa ha catapultado el sentimiento de pertenencia a un territorio y a una ciudad hasta el punto de que el fútbol puede jugar un papel en el resultado del próximo 21 de abril, según algunos analistas. La estela de la gabarra deja paso ahora a una breve campaña política en plena resaca que sin duda levantará menos pasiones que los 'leones'.

El sociómetro del Gobierno vasco de finales de marzo respalda esa sensación de que, a pesar de abrirse un nuevo ciclo en Euskadi tras 12 años con Iñigo Urkullu en Ajuria Enea, estas elecciones se perciben como poco o nada relevantes por más de la mitad de la sociedad, en línea con el poco entusiasmo que despierta la política en general. El cúmulo de citas con las urnas en los últimos años, la escasez de propuestas novedosas por parte de los partidos y la sensación de que, sea cual sea el resultado, el nombre del nuevo lehendakari está ya escrito pueden ser factores que alimenten ese desapego.

Y esto último a pesar de que PNV y EH Bildu llegan, según las encuestas, empatados a esta segunda parte de campaña que sí ha discurrido con más normalidad hasta ahora en Álava y Gipuzkoa con el sobresalto eso sí del fallecimiento de José Antonio Ardanza. Y, despejado el factor Athletic, llegan a partir de este fin de semana un puñado de días clave en los que, pese a todo, casi un tercio de los vascos aun está por decidir a qué siglas votará el día 21. Más allá de que un pacto postcomicios entre PNV y PSE parezca lo más probable, lo cierto es que las elecciones apuntan a un resultado más ajustado que nunca.

El candidato a lehendakari del PNV, Imanol Pradales, escoltando a la gabarra en la celebración del Athletic / PNV

El candidato a lehendakari del PNV, Imanol Pradales, escoltando a la gabarra en la celebración del Athletic / PNV

Campaña 'emocional'

Se apuntaba antes del inicio de la campaña a Osakidetza o a la conflictividad laboral en el sector público como grandes elementos a valorar por el electorado pero la balanza cae a estas alturas del lado emocional. La pérdida de 'punch' electoral del PNV se explica precisamente por una pérdida de credibilidad a nivel de gestión en esos pilares de la administración, emblemas de los que la sociedad vasca se sentía orgullosa. Y, de pronto, el fútbol vuelve a situar a Bizkaia, el gran bastión jeltzale, en lo más alto del podium. 

¿Puede hacer el Athletic que el PNV gane las elecciones? Está claro que un ambiente generalizado de optimismo ayuda al partido que gobierna, pero también es verdad que, por el mayor peso de los votos, será en Gipuzkoa y Álava donde se decida la victoria, al menos a nivel de escaños. En ese sentido, volviendo a ese probable pacto PNV-PSE, el número de sufragios el 21-A puede tener un peso simbólico muy relevante a la hora de justificar alianzas para gobernar. Por si acaso, todos los principales partidos han querido mostrar a sus primeros espadas con los colores rojiblancos, prueba de que el Athletic se ve como un motor social compartido en el que hay que estar sí o sí. 

Funeral del exlehendakari José Antonio Ardanza / EP

Funeral del exlehendakari José Antonio Ardanza / EP

El 'efecto Ardanza'

Colapsado prácticamente el día a día en la mitad de Euskadi por las celebraciones, pocos han sido los acontecimientos con suficiente tirón como captar la atención del electorado. Del éxtasis al duelo. La muerte del exlehendakari José Antonio Ardanza, símbolo del nacionalismo, ha sido uno de ellos, sobre todo en el caso de los votantes más veteranos. Un "referente político", resumía Urkullu, cuya figura trasciende las siglas de su partido.

El fallecimiento de Ardanza, lehendakari entre 1985 y 1999 e impulsor de la alianza PNV-PSE, ha sido el otro gran ingrediente que ha condicionado la campaña, con gran consenso y amplia presencia de los principales líderes políticos e institucionales en los actos posteriores a su fallecimiento. Precisamente algunos de esos pilares de la administración vasca que hoy están en entredicho, como la propia Osakidetza o la Ertzaintza, se consagraron en los mandatos de Ardanza. De nuevo, ¿lo emocional pesará en las urnas el día 21? Queda aun días por delante para que hablen los candidatos.