Pradales cosecha gestos: ¿nuevos tiempos para las relaciones laborales?
Las buenas palabras iniciales de la mayoría de agentes implicados en la mesa de salud abren una oportunidad para un periodo menos conflictivo en Osakidetza y en el conjunto de la administración vasca
8 septiembre, 2024 05:00Noticias relacionadas
Hay un delantero en la Real Sociedad que costó 20 millones de euros e hizo una pasada temporada más que floja. Empeñado en seguir en el club donostiarra, en sus primeros minutos del nuevo curso ha dejado gestos, señales, que animan a los más optimistas a pensar que este año todo puede ser diferente. Aun no hay goles pero hay gestos.
En el arranque de la 'temporada' política Imanol Pradales tiene ya en el zurrón, contados con los dedos de la mano los días que han transcurrido de septiembre, un buen puñado de gestos a los que agarrarse para ser optimista. Porque lo de este jueves, esa mesa superpoblada (no es nada habitual que en Euskadi se pongan en marcha foros con tantos intereses implicados) para acordar un gran pacto vasco por la sanidad, esconde muchos matices más allá de Osakidetza.
El deterioro del sistema público de salud ha sido una de las vías de agua más importantes en la barca jeltzale en los últimos años. Evitado el naufragio en las últimas autonómicas, el PNV y Andoni Ortuzar son conscientes de todo lo que hay en juego en torno a ese nuevo Pacto por la Salud que, si llega a puerto, puede modular mucho el clima político y sindical y, en definitiva, suavizar las críticas hacia Osakidetza.
Y eso sería un enorme balón de oxígeno para Pradales y para quien le eligió para relevar a Iñigo Urkullu, el propio Ortuzar. Porque aunque hay otros muchos frentes abiertos, enderezar las relaciones con médicos, sindicatos del personal sanitario y con las propias grandes centrales sindicales (ELA es la única que se ha quedado fuera de la mesa por la salud) evitaría, de salida, el desgaste político que generan las huelgas en la sanidad pública.
Más allá de Osakidetza
Y quién sabe si un consenso en torno a Osakidetza puede incluso significar algo más. De momento hay agentes que son decisivos en el clima laboral en la administración y que estuvieron implicados en las movilizaciones con el anterior gobierno de Urkullu, caso de LAB o CCOO, que han tendido la mano. Otras organizaciones sectoriales pegadas a Osakidetza, como los pacientes o el sindicato de enfermería Satse, han hecho una valoración positiva del arranque de la mesa por la salud.
En clave política, el portavoz parlamentario de EH Bildu, Pello Otxandiano, críticó la decisión de ELA de no ir a la mesa y mostró su disposición a intentar llegar a acuerdos "para volver a tener sanidad pública". En la misma línea de voluntar de consenso se manifestó tras el encuentro Rebeka Ubera. El posicionamiento se enmarca en un progresivo cambio de tono de la coalición abertzale hacia las instituciones gobernadas por el PNV, que ya en la pasada legislatura dio pie por ejemplo al acuerdo a tres bandas, con jeltzales y socialistas, para la ley energética.
Y la postura de Bildu tiene su resonancia, es verdad que con matices, en las directrices del sindicato LAB, con un peso creciente entre los trabajadores y cada vez más alejado de ELA. La progresiva recuperación de su presencia en órganos institucionales, el último Lanbide, tiene su continuidad en el Pacto de Salud. Es improbable que la central de Igor Arroyo y Garbiñe Aranburu cierre el círculo de la normalidad institucional acudiendo al diálogo social con el vicelehendakari Mikel Torres, pero ahí están los pasos dados hasta ahora. Del resultado de la mesa de salud dependerá en gran medida cómo articule el sindicato su postura hacia el nuevo gobierno de Pradales.