Garbiñe Aranburu (LAB): "El talante de Pradales está bien, pero tiene que haber un cambio en las políticas públicas"
La coordinadora general comparte el cargo con Igor Arroyo desde 2022
Más información: LAB no irá a la Mesa de Salud, pero hará propuestas
Más información: LAB critica que sus aportaciones "más importantes" no se incluyen en el documento del Pacto de Salud
Garbiñe Aranburu, coordinadora general de LAB, repasa junto a Crónica Vasca asuntos de gran calado como las actuales huelgas en la Educación pública, el Pacto por Osakidetza o la postura del PNV respecto al impuesto a las energéticas.
Además, como segundo sindicato con más representación en Euskadi, valora las relaciones con el Gobierno de Pradales o con ELA.
Estamos asistiendo a las primeras huelgas en distintas áreas de la Educación pública. ¿Cómo cree que se va a desarrollar el 2025 en el sector público?
Pues no lo sé, depende un poco también de lo que quiera el Gobierno. En la anterior legislatura tuvimos que ir a las huelgas porque veíamos que no había ningún interés para desarrollar la negociación colectiva.
Del Gobierno vasco anterior decíamos que era el Gobierno de la unilateralidad y de la no negociación y van pasando los meses y vemos que con este Gobierno esa tónica sigue. Aparentemente, hay una voluntad más abierta, pero en realidad eso no se está plasmando.
Con lo cual, si no hay una negociación real en diferentes mesas sectoriales, nos veremos abocados y abocadas a seguir en las movilizaciones.
En el ámbito de la salud, LAB no ha acudido a la quinta reunión de la Mesa de Salud. ¿Por qué han tomado esta decisión y cómo cree que va a avanzar el Pacto por Osakidetza?
Primero quiero recordar que fue la presión social la que hizo que se constituyera esa mesa, que esa mesa no es voluntad del Gobierno. Desde el principio hemos denunciado que parecía que el objetivo de esa mesa era más aparentar consensos que construirlos.
A lo largo de estos meses, lo que hemos constatado es que no hay una voluntad real para dar pie a diferentes opiniones, que hay una voluntad clara de ocultar las diferentes opiniones que pueda haber.
No se manifiesta claramente que Osakidetza tiene que ofrecer su servicio público con recursos propios y con recursos públicos, es decir, no se quiere poner freno a la privatización y a la concertación.
Todo ello nos ha llevado a no participar en la quinta mesa, pero eso no quiere decir que no vayamos a seguir participando en el proceso porque entendemos que el momento crucial va a ser el de la tercera fase donde tocará plantear medidas muy concretas.
¿Cree entonces que va a haber, finalmente, un consenso entre todos los participantes?
Vemos realmente difícil que haya un Pacto de Salud en el que, al menos, este sindicato esté representado.
Del Gobierno vasco anterior decíamos que era el Gobierno de la unilateralidad y de la no negociación y van pasando los meses y vemos que con este Gobierno esa tónica sigue
Por decisión propia, optaron por no participar en la Mesa de Diálogo Social entre Gobierno vasco, Confebask, UGT y CCOO. ¿Tienen intención de volver?
No, a esa Mesa de Diálogo no porque, desde nuestro punto de vista, tiene una connotación política muy importante y muy negativa por varias razones.
La primera, es que es un marco de diálogo social totalmente subsidiario al estatal, que no tiene ninguna ambición de aspirar hacia un marco propio de relaciones laborales.
Por otra parte, lo que vemos es que está diseñado para avalar las políticas gubernamentales y las políticas de la patronal. Entendemos que la fuerza del sindicalismo reside en su capacidad de lucha en los centros de trabajo y en la calle, que esa es la fuerza que hay que trasladar a las mesas de negociación, pero esta Mesa de Diálogo Social está concebida justo para todo lo contrario.
Además, quiero denunciar que se trata de una mesa antidemocrática porque el Gobierno puede pretender tener montado un marco de diálogo social, pero lo que no es legítimo es que se monte con la minoría sindical dándole la espalda a la posición de la mayoría sindical.
Ya lo comentaba brevemente al principio, pero ¿cómo evoluciona, en términos generales, la relación con el Gobierno vasco? Algunos sindicatos como UGT aseguraban hace unos meses que veían un "talante diferente" en Imanol Pradales. ¿Está de acuerdo?
A nosotras el talante no nos vale. El talante está bien porque era una anomalía lo que nos estaba pasando anteriormente, pero lo que realmente necesitamos es un cambio en las políticas públicas. Que se avance en cuestiones como la sanidad, en el derecho a la vivienda, tiene que haber un cambio en las políticas en educación, el Gobierno tiene que impulsar un acuerdo por un Salario Mínimo Interprofesional.
De momento, si no hay un cambio en las políticas públicas, lógicamente lo que nos quedará es seguir presionando en las calles y en los centros de trabajo. Lo que tiene que cambiar más allá de las relaciones, son las políticas y en eso, a día de hoy, no vemos que haya un cambio profundo.
¿Cómo se encuentra la relación de LAB con ELA? Ellos fueron muy críticos con ustedes cuando decidieron participar de nuevo en Osalan…
Ahora hemos llegado a un acuerdo muy importante para poder trabajar de manera conjunta por un salario mínimo propio. Ambos hemos aunado fuerzas junto al resto de sindicatos de la mayoría sindical para trabajar conjuntamente en esa cuestión. La apuesta que hemos hecho es la de generar consensos en temas en los que podemos estar de acuerdo.
En este sentido, con el tema del salario mínimo, lo hemos conseguido y nos parece que tiene un valor muy importante, tanto por la reivindicación como por las relaciones con ELA.
Más allá de eso, el tiempo lo dirá. No sabemos si esto va a ser realmente un revulsivo para poder avanzar en otro tipo de relaciones más amplias, pero hay que poner en valor el acuerdo que hemos alcanzado hasta el momento.
La vocación de LAB sí que sería poder recuperar ese ámbito de trabajo y poder trabajar también en otros como, por ejemplo, en el tema de cuidados, la euskaldunización o en otros aspectos de manera conjunta.
Nuestra vocación sería poder trabajar de manera conjunta con ELA en ámbitos como, por ejemplo, el de cuidados
Siguiendo con ELA, el sindicato ha convocado para el 3 de febrero la Mesa General de la Función Pública a la que el Gobierno vasco ha dicho que no va a acudir. ¿Qué les parece la convocatoria?
Creo que se trata de una forma de condicionar un poco o de intentar dinamizar esa falta de negociación que existe. Hay que darle un poco de agilidad a la negociación y el hecho de que no haya convocatorias o no se le quiera dar recorrido, es un reflejo más de de la falta de voluntad negociadora.
¿Acudirán entonces?
Sí, acudiremos.
En 2022 establecieron un modelo de bicefalia a la hora de dirigir el sindicato en el que, al menos, una de las dos personas siempre debe ser mujer. ¿Van a continuar con esta clase de modelo?
Sí, la verdad es que pensamos que ha sido un acierto. Realmente, esta bicefalia es un reflejo del cambio cultural que estamos haciendo dentro del sindicato. Estamos apostando por un modelo de dirección mucho más colegiado, más feminista y más efectivo.
Nos parece que el modelo de dirección vertical y jerárquico se tiene que modificar y que el modelo de dirección también tiene que ser un poco de abajo hacia arriba. Tenemos que impulsar la participación de nuestras bases, tener mayor contacto con ellas y conocer realmente las preocupaciones que tienen.
Es un modelo que está funcionando y la idea es mantenerlo.
Desde 2017 es la coordinadora general de LAB y desde 2022 comparte el cargo con Igor Arroyo. ¿Tiene pensado seguir?
Es muy pronto todavía. No es bueno ni para las personas, ni para las organizaciones adelantar estos procesos. En estos momentos, el sindicato a nivel interno está bien, tenemos una dirección consolidada, un buen ambiente de trabajo y de consenso. Abrir estos debates con demasiada premura tampoco ayuda. Ni me lo he planteado, ni lo hemos hablado.
Una vez más, el PNV se pone del lado del oligopolio energético y Josu Jon Imaz marca la política fiscal del partido
El año pasado, LAB cumplió 50 años. ¿Qué lectura hace de estos años?
Hemos utilizado la metáfora de un árbol a la hora de hacer balance de estos 50 años. El sindicato nace siendo muy pequeño, casi residual, pero con unos principios muy sólidos.
En la década de los 90, hicimos una apuesta muy fuerte por el feminismo. A posteriori, principalmente en el Congreso de 2017, hicimos una apuesta para renovar el sindicalismo.
Todo esto lo que nos ha posibilitado es que en estos 50 años hayamos ido creciendo, tanto en representación como en afiliación. Hay que poner en valor también la evolución de la afiliación de las mujeres porque en 10 años hemos pasado de un 38% a un 44,5%.
Hemos evolucionado mucho y entendemos que este sindicato todavía tiene mucho margen para seguir ensanchando las ramas.
¿Y cuáles son esas ramas?
Somos un sindicato de clase, independentista, feminista, antirracista y ecosocialista. Este es el mejor antídoto para responder al auge de la ultraderecha.
Estamos viendo que hay una negación de las políticas feministas y unos discursos machistas que van en aumento como también los discursos racistas y de odio.
Esa ola reaccionaria se está dando, pero afortunadamente, en términos de representación política, no están adquiriendo la fuerza que están consiguiendo en otros espacios y eso se debe a que hay un sindicalismo fuerte, de contrapoder.
Así que en un periodo a corto o medio plazo, estos serán los retos que vamos a tener.
¿Qué opinan de la postura del PNV con respecto al impuesto a las energéticas?
Una vez más se ponen del lado del oligopolio energético, Josu Jon Imaz marca la política fiscal del PNV.
Aquí hay que hablar de una política fiscal que recaude más y que recaude diferente porque decirle a la gente que hay que pagar más impuestos, puede ser algo que no se entiende bien, pero quienes tienen que pagar más impuestos son los que tienen grandes beneficios.
Se tiene que gravar más y aumentar los impuestos vía Impuesto de Sociedades, gravando más a las rentas del capital, equilibrando más el IRPF para que las rentas del trabajo no sean las que estén pagando ese impuesto.