Jon Hernández, parlamentario de Sumar EFE
Jon Hernández (Sumar): "Pradales y Jauregi hacen marketing con el arraigo pero tiene que repercutir a los trabajadores"
Hernández aborda cuestiones económicas y empresariales, además de laborales
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Jon Hernández (Irun, Gipuzkoa, 1978) es el único diputado de Sumar en el Parlamento vasco. Licenciado en Historia y con experiencia sindicalista, es, además, el secretario general del Partido Comunista en Euskadi.
Sin convencimiento alguno sobre el plan del Gobierno vasco en asuntos como el arraigo de las empresas de Euskadi o cuestionando la falta de diálogo real con los sindicatos por parte de la patronal vasca, Hernández atiende a Crónica Vasca en la oficina de Sumar en el Parlamento vasco.
¿Qué le parece la estrategia de arraigo de Pradales? ¿Cree que es un riesgo apostar tanto dinero público a proyectos privados?
El riesgo es evidente cuando no hay herramientas de intervención y de control de quien invierte, en este caso, de la administración pública.
Parece que en los últimos meses hay una apuesta del Gobierno vasco por una intervención pública, pero vemos que no deja de ser diferente de la que ya pudo haber en el pasado, que al final es destinar recursos públicos, pero sin plantear las medidas de contraprestación, de control, de planificación desde lo público.
Es decir, no se trata solo de poner dinero público en empresas o sectores privados para que generen empleo y mantengan el empleo, se trata de poner ese dinero público garantizando el control de aquello en donde estás poniendo nuestro dinero.
En ese sentido, tampoco vemos un cambio más allá del marketing del lehendakari y el consejero Jauregi en cada operación.
¿Es bueno o malo que haya empresarios, como José Antonio Jainaga, que den un paso al frente y arriesguen dinero?
No creo que sea bueno, ni malo. Nosotros no nos chupamos el dedo y cuando un empresario invierte, lo hace en favor de sus intereses, que es muy legítimo.
Lo que decimos es que cuando la administración pública invierte, debe hacerlo también en favor de sus intereses, que son los intereses generales, los de la ciudadanía.
Por lo tanto, ese dinero tienen que servir para mantener industria con arraigo, pero ese arraigo se tiene que reflejar, primero, en las personas trabajadoras y segundo, en la propia administración.
El Gobierno vasco no puede ser simplemente un agente que pone dinero y observa desde la barrera, que es lo que históricamente ha pasado con las inversiones públicas.
El Gobierno vasco no puede ser simplemente un agente que pone dinero y observa desde la barrera
Jon Hernández, de Sumar, en el Parlamento vasco Araba Press
Una de las empresas relevantes es CAF. Ustedes han sido muy críticos por su contrato con Israel. El Gobierno vasco ha dado ciertos pasos en este sentido, pero para Sumar no es suficiente…
No, no lo es porque además vemos que al Gobierno vasco, cuando se trata de intervenir de verdad, le tiemblan las piernas.
Vimos muy claramente cómo el lehendakari se puso de parte de la dirección de CAF y de una decisión errática en términos de respeto a los Derechos Humanos.
Es un proyecto que viola los Derechos Humanos de manera flagrante y, por lo tanto, no hay ninguna excusa y nos parece absolutamente irresponsable escuchar a un consejero del Gobierno vasco decir que CAF fabrica trenes y no bombas.
No es esa la cuestión. CAF está trabajando en una línea de tren que fragmenta territorios en Gaza. Por eso, es importante que cuando el Gobierno vasco invierte en empresas —una parte muy pequeña de CAF es propiedad del Gobierno— lo tiene que hacer para tener control y para tener capacidad de decisión sobre esas empresas.
El Gobierno vasco no tiene capacidad de decisión sobre CAF, pero ni siquiera tiene el valor de decirle que esa inversión que está haciendo no está bien en términos de respeto a los Derechos Humanos.
El Gobierno vasco no tiene el valor de decirle a CAF que la inversión que está haciendo no está bien en términos de respeto a los Derechos Humanos
Los empresarios, con Confesbask a la cabeza, suelen reclamar más reconocimiento social. ¿Les entiende?
No le voy a hacer ningún reconocimiento social a Confebask porque simplemente es una asociación de empresarios que defienden sus intereses.
Lo que sí les pediría es que, ya que ponen tanto en valor el diálogo con los sindicatos, vemos que cuando se sientan en las mesas, muchas veces por parte de la patronal, no hay ese diálogo.
Lo vemos tanto por la patronal vasca como por la patronal del conjunto del Estado que arremete duramente contra una ministra de Trabajo que simplemente está impulsando unas leyes de mejora de condiciones de trabajo.
Precisamente, Confebask ha sido muy crítica con el Gobierno central y, sobre todo, con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. ¿Tiene normalizada la relación con la patronal vasca?
Ni normalizada, ni no normalizada. La verdad es que no tenemos relación. Yo, al menos, personalmente no me he reunido con ellos en ningún momento.
Esta semana ha visitado Vitoria el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, que también suele ser muy crítico con Yolanda Díaz. ¿Qué semejanzas ve entre la patronal nacional y la vasca?
Más bien diría que no veo diferencias. Según el momento, puede haber diferencias en la forma de expresarse. Creo que Garamendi en esos ataques al Gobierno y, sobre todo, a Sumar y al Ministerio de Trabajo, en ocasiones, se pasa de frenada.
Aquí a Confesbask no le he oído críticas en ese sentido, pero también es otro gobierno e igual tiene menos diferencias con el Gobierno vasco que con el Ministerio de Trabajo.
Garamendi, en sus ataques a Sumar y a Yolanda Díaz, se pasa de frenada
El parlamentario de Sumar, Jon Hernández, interviene durante el pleno de designación del lehendakari del Gobierno Vasco Europa Press
¿Le preocupan las relaciones laborales, sobre todo entre Confesbask y ELA, tan deterioradas?
Me preocupan las relaciones laborales siempre, entre Confesbask y ELA y entre Confesbask y el resto de los sindicatos. Las peleas con ELA parece que ocupan más sitio en los medios de comunicación, pero al final las diferencias se dan con todos los sindicatos.
Las diferencias en materia se dan mucho en el día a día, en sector a sector e, incluso, en empresa a empresa, más allá del debate político en los medios de comunicación.
He sido sindicalista y, en cualquier negociación de cualquier convenio, incluso en aquellos sectores donde la relación no era especialmente mala, siempre hay que empujarles con huelgas y movilizaciones para conseguir mejoras que a veces son de sentido común.
Veo una patronal pone mucho empeño en criticar a ELA de manera particular, pero que en su día a día confronta con todos los sindicatos y con los trabajadores.
¿Tiene que tener Euskadi un SMI propio?
Nosotros no estamos de acuerdo con establecer un SMI propio para cada comunidad autónoma, sobre todo porque eso un suelo base que se conquistó con mucho sudor y con mucha sangre de los trabajadores.
Esto puede abrir la puerta a que haya comunidades autónomas que establezcan un salario mínimo interprofesional por debajo del que ahora existe, es decir, sería romper el salario mínimo interprofesional.
Esto supondría que en comunidades donde pueda gobernar el Partido Popular o el Partido Popular y Vox, podrían empezar a bajar el salario mínimo interprofesional y no sabemos hasta qué punto.
Como hay herramientas mucho más útiles para elevar los salarios de toda la ciudadanía trabajadora de Euskadi, es ahí donde hay que poner el empeño y es donde vemos que Confebask está más duro en decir que no.