La tradición de acudir al cementerio para conmemorar a los fallecidos y regalarles flores perdura. Por ello, decenas de ciudadanos visitarán este miércoles los cementerios por el Día de Todos los Santos. Unas visitas que se hacen desde hace siglos, cuando los muertos eran expuestos delante de todos durante varios días para ser velados. 

Lo de llevar flores ha continuado haciéndose desde hace más de 13.000 años y no es algo propio de cuando fallece la persona y del entierro, sino una acción que se lleva a cabo en días concretos como el de Todos los Santos. Así, los cementerios se llenan de ciudadanos cada año para acompañar a sus seres queridos incluso en el más allá. 

Las flores más demandadas 

Las flores más vendidas tradicionalmente y, según indica la floristería Bruflor, son los crisantemos. Esta es la más demandada en España de todas por su durabilidad y por "soportar bastante tiempo en buenas condiciones tras el corte". Todo un símbolo de la eternidad y longevidad. Se entiende que cuando uno regala crisantemos acabará encontrándose con la persona fallecida

Pero, en Euskadi, suelen ser las rosas, los claveles, los gladiolos y las margaritas las más compradas. Las primeras se usan en diferentes ocasiones y representan el amor sincero hacia el difunto. Las segundas son las flores más tradicionales en el sur del territorio y muy resistentes sin apenas cuidados. Simbolizan el orgullo y la unión y se usan para mostrar respeto

Los gladiolos muestran elegancia y se venden para expresar admiración por el muerto y aprecio o amor por este. Las margaritas son otras imprescindibles para este día, relacionadas con el optimismo para afrontar el duelo y con un homenaje leal. 

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