José Millán: "El ser humano debe aceptar los cambios, si se opone le generará sufrimiento"
El primer libro del autor vizcaíno trata sobre los antiguos sistemas sociales, políticos y económicos que no han solucionado los problemas a los que se debe enfrentar la humanidad, añadiendo que durante los próximos "cuatro años serán complicados para todos"
29 enero, 2024 05:00Noticias relacionadas
"Decidí abrir un canal de YouTube para hablar sobre lo que más me fascina: la astrología". Visiblemente nervioso y con una sonrisilla en su rostro, José Millán (Barakaldo, 1958) afronta con mucha ilusión la publicación de su primer libro sobre uno de los temas que más le ha atraído durante muchos años. En 2017 decidió dar el paso para abrirse al mundo, mientras que decía adiós a su etapa laboral trabajando para el Gobierno Vasco y en la Comisión Europea en Bruselas durante más de dos décadas. Una decisión que la tomó "con gusto" y también para "ofrecer todo lo que se sobre los aspectos de la astrología humanística, las energías del momento y la actualidad", algo que con el paso de las semanas llamó la atención de miles y miles de seguidores hasta tal punto que, a día de hoy, acumula más de 43 millones de visualizaciones en su canal y 254.000 seguidores.
Él se define como un astrólogo "a contracorriente", una persona a la que le fascina descubrir nuevos aspectos de la humanidad y que le permitan reflexionar sobre como ha ido evolucionando la rutina y el modo de ser de las personas, especialmente tras todo lo acontecido con la pandemia en el año 2020. Millán entiende la astrología, no como una ciencia, sino como un arte, practicado con una infinidad de matices subjetivos y miradas inspiradas en todo tipo de fuentes. Por ello, el vizcaíno atendió a Crónica Vasca para hablar sobre los posibles escenarios que va a experimentar el mundo y, también, sobre cuál será el papel de los ciclos planetarios, creados por las relaciones que se establecen entre Júpiter y Saturno, dos planetas "lentos" y que marcan los acontecimientos vitales decisivos que afectan a la humanidad.
- ¿Cómo surgió la idea de elaborar este libro?
- Tengo un canal en YouTube desde el año 2017, hace ya bastante tiempo. Empecé a hacer lo que yo llamo mis sermones funcionales, cada 15 días. De hecho, correspondiendo con cada lunación: un vídeo nuevo con cada luna llena. Y claro, cada vez más me iba adentrando más en el mundo de la astrología mundial. Me motivaba mi pasado de haber trabajado en organizaciones de tipo económico, político, etcétera. Y entonces, iba incorporando un poco todo ese acervo cultural y profesional mío. El canal empezó a crecer muchísimo y en un momento dado, me llamó Editorial Planeta con la propuesta. Acepté. Tenía mucha materia y lo único que he hecho es estructurarlo, ponerlo al día y finalmente publicarlo.
- Usted en su libro menciona que las personas se refugian en lo conocido ante los cambios que hay estos años, ¿se debe al miedo?
- Al ser humano le cuesta mucho el cambio. Somos muy conservadores. De decir: 'dame lo conocido, dame lo que es cíclico, lo que me protege emocionalmente y materialmente, y déjame todo lo demás'. Pero el mundo no funciona así. El mundo sabemos muy bien que tiene que incorporar cambios muy drásticos, muchas veces que nos mueven totalmente el tablero. Entonces hay que asumir esto, hay que aceptarlo. Si no lo haces, si no utilizas tus energías para oponerte al cambio, pues lógicamente va a haber sufrimientos, va a generar sufrimientos.
"Pienso que va a haber un cambio brutal de conciencia en los próximos dos años entre los humanos en muchos aspectos que nos rodea"
- Además, menciona también las nuevas clases sociales, el nuevo orden económico que se inició en la famosa pandemia del año 2020 y de la crisis climática. ¿Realmente el humano es consciente de los cambios que hay?
- Depende de donde sea el humano, ¿no? En los países del norte de Europa, Noruega y Suecia, la evolución con el tema del reciclaje es notoria y se empiezan a ver ya muchísimos vehículos eléctricos. Creo que todo esto depende del esfuerzo educativo. En España, por ejemplo, tenemos la cultura del derroche, de la ostentación, del 'no pasa nada', del 'haz lo que quieras', del 'mi hijo no obedece a leyes y normas'. Creo que a nivel inconsciente empieza a emerger más el miedo. La gente empieza a darse cuenta de que esto es irreversible, de que las cosas van a cambiar y lo que veo de momento es miedo. Veo mucho miedo, mucho temor.
- Nos habla de veinte escenarios, desde la revolución en la industria bancaria hasta el fin de la televisión o de la privacidad, definiendo esas ideas como 'pintorescas'. ¿Qué son a día de hoy?
- Pienso que va a haber un cambio brutal de conciencia en los próximos dos años. Porque ahora en 2024, 2025 o comienzos de 2026, en este periodo, digamos, de unos 30 meses, es cuando tanto el planeta como la sociedad nos van a dar ya señales inequívocas. Ahora, de momento, todavía mucha gente dice, 'bueno, no, pero quizás no sea tan malo, quizá sea un pico de calor'... Todavía hay gente que dice que quizá podrá ser así, pero igual no podemos parar esto. En estos próximos dos años es cuando el niño que está en la playa y que está haciendo su pequeña trincherita de arena, se va a dar cuenta de que la sombra de esa ola, de ese tsunami, ya llega hasta él y dice: 'Me temo que no, me temo que vamos a tener que cambiar radicalmente'. Por eso estamos en una tormenta perfecta, porque no solamente el cambio climático es algo muy serio, sino que estamos frente a una mutación tecnológica brutal hacia la creación de nuevas inteligencias, conciencias minerales, y ahí de nuevo proyeccionamos nuestros miedos.
- ¿Y de la privacidad?
- Eso es lo que estamos viendo ahora mismo. Estamos empezando a ver, sobre todo, el aspecto más pernicioso, que es el control de Internet. Y aquí en Occidente cosas que son igualmente perniciosas, ¿no? Por ejemplo, tienes Google, tienes Amazon, YouTube, toda esta gente que realmente sin necesitar tus datos personales saben cómo te llamas, cuánto mides, cuánto ganas y a quién votas, ellos ya lo saben. Pueden deducir esto porque tienen sistemas súper sofisticados, basados en la inteligencia artificial que permiten elaborar perfiles de ti de una forma, yo diría, totalmente legal o alegal sin que tú lo sepas que luego pueden condicionarte. Pueden prepararte para que desees tener tal o cual cosa. Pueden realmente acabar poseyéndote, de algún modo. De hecho, en Estados Unidos ya hay varios casos colectivos que van encaminados precisamente a eso.
- Hablando de Estados Unidos, comenta que corren un peligro de evolucionar hacia teocracias integristas judeocristianas, ¿es el mismo caso que en Brasil o en Israel?
- Exacto. En el caso del país americano tenemos el caso de Donald Trump, que en las posibilidades no despreciables se convertirá en un estado, digamos, fundamentalista cristianoide. Israel, por ejemplo ya lo es, es un estado fundamentalista militarista. Y de Brasil hay que decir que se escapó por los pelos. Sobre todo en los próximos dos años, con Urano todavía en Tauro, vamos a tener este ascenso del fascismo, de las teocracias y todo eso, hasta que Urano no salga a Géminis. Esto es algo estudiado también, porque estamos repitiendo el ciclo de los años 30 del siglo pasado, que es cuando Urano estaba en Tauro. ¿Cuándo habremos salido de esto? Bueno, estamos hablando de toda Europa, la directiva de migración que ha sido, de alguna manera, escrita directamente por la extrema derecha, suscrita por España en concreto. La extrema derecha todavía no ha entrado en el poder central, al menos. Entonces, nos quedan dos años todavía de vérnoslas con el fascismo, el supremacismo y todo esto.
- Por último, hábleme del futuro y sobre esa adaptación. Se han vivido acontecimientos muy impactantes como la invasión rusa en Ucrania o el conflicto entre Israel y Palestina. ¿Esto hace que la adaptación sea forzada y más rápida?
- Los chicos jóvenes se adaptan mucho más rápido que, por ejemplo, mi generación. Se adaptan mucho más rápido que nosotros. Yo no me preocuparía demasiado. Y, obviamente, claro, nos vamos a enfrentar con un problema de toda una generación de adictos. Y a eso hoy en día dicen que no, pero eso es exagerado. Son adicciones tan perniciosas como el ser adicto al tabaco o a la heroína. Entonces, no creo que el problema sea de cómo se adaptan las nuevas generaciones, sino cómo decidimos colectivamente, como humanidad, cómo los gobiernos empiezan realmente a agarrar el toro por los cuernos, a limitar de forma muy drástica y muy intervencionista muchas veces el poder de estos conglomerados y el mal uso de esta tecnología. Debemos empezar a pensar seriamente en usarla precisamente para, de algún modo, protegernos de nosotros mismos, protegernos del tribalismo y protegernos del cortoplacismo.