El fracaso más que anunciado de las elecciones gallegas no ha sido suficiente para que Yolanda Díaz y el resto de Sumar cambien de opinión respecto a su relación con Podemos. Quedarse fuera del Parlamento de Galicia y haber perdido toda su representatividad política en dicha Comunidad Autónoma debería haberles servido para darse cuenta de que su estrategia de hundir definitivamente a Podemos no va a servir más que para llevarse por delante a todo el espacio político de la izquierda más allá del Partido Socialista.
En Euskadi, tras la debacle gallega, la candidata y portavoz parlamentaria de Podemos, Miren Gorrotxategi, tendió la mano a los de Yolanda Díaz para alcanzar un acuerdo y evitar lo que todas las encuestas pronostican. Una derrota de tal magnitud que dejaría a ambas formaciones prácticamente heridas de muerte. Y esto, que tampoco es algo descabellado en la política, sorprende, sobre todo, porque hace menos de 10 años los morados habían llegado a ser la fuerza política más votada en Euskadi, y hace dos legislaturas llegaron a ser la tercera fuerza con más representación en la Cámara vasca.
Pero lo peor de todo está en que el batacazo de Podemos y Sumar no se debe tanto a la pérdida de confianza por parte de la ciudadanía vasca, sino a que se ha llevado a Euskadi la gresca política de Madrid. Una lucha de poder entre Yolanda Díaz y Ione Belarra que en el País Vasco el máximo representante de Sumar, Lander Martínez, ha trasladado con todo tipo de detalles. Sin importar siquiera que esto vaya a suponer un accidente mortal para ambas formaciones en Euskadi, sin que una de ellas haya llegado a despegar todavía.