La quimera lograda
La última película de la estimulante directora italiana Alice Rohrwacher es uno de los mejores estrenos del año. Simbólica, onírica e inolvidable
19 abril, 2024 05:00El realismo mágico, uno de los géneros literarios más hermosos y complejos que han surgido del siglo XX, no es uno de los más y mejor llevados al cine. Hacerlo en condiciones ha sido quizá siempre… una quimera. Algo que la RAE define como "aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo" y que en pantalla grande se antoja como algo exageradamente ilusorio, poco realista y poco mágico. Adaptaciones mediocres de grandes obras como La casa de los espíritus o Como agua para chocolate así lo demuestran, para nuestra desgracia.
Quizá parte de la belleza y el éxito y el aplauso y la maravilla de La quimera de la italiana Alice Rohrwacher sea, precisamente, que no parte de ninguna obra preexistente, sino de un guion original, de una idea poderosa y única pensada directamente para el cine. Algo que también ha sucedido con algunas películas importantes y verdaderamente estimulantes de los últimos años como Amelie de Jean-Pierre Jeunet o Birdman de Alejandro González Iñárritu.
La película que nos ocupa cuenta la historia de un pintoresco grupo de ladrones de tumbas y yacimientos en que se verá involucrado un joven arqueólogo saqueador que piensa que entre esos tesoros será capaz de encontrar la puerta del Más Allá. Ese lugar donde quizá, tal vez, se halle la mujer que perdió, la Benjamina que sigue amando. A partir de esta premisa nacerá una historia imprevisible, verdaderamente única, una rara avis en el panorama actual.
Partiendo de una belleza plástica y temática casi felliniana, con un surrealismo encantador, la película es una mezcla poética entre la acción y la comedia absolutamente personal, fruto de una cineasta, la directora de Lazzaro feliz, que está en absoluto estado de gracia. Y, al más puro estilo comedia de "teléfonos blancos", un grupo de pillos de acciones reproblables, pero gran corazón de cuyo lado se pone sin el menor rubor la cineasta, lleva el pulso de la narración de manera redonda.
Josh O’Connor (el mejor de todos los integrantes del fabuloso elenco actoral de The Crown, el que hiciera del joven príncipe Carlos) brilla con luz propia sobre todo ellos dando vida a un hombre desesperado y esperanzado al mismo tiempo, real e imposible, antihéroe de libro y heroico a su pesar. Prodigioso, en definitiva, sólo le equipara en grandeza la maravillosa Isabella Rossellini, perfecta mamma italiana, adorable, excéntrica y única. Digna hija de los genios que fueron sus padres (Roberto Rossellini e Ingrid Bergman). Cada vez que aparece en pantalla, sencillamente, la película se eleva a otro nivel.
Esta fábula divertida e imprevisible es un viaje lleno de símbolos, analogías, trucos, metáforas y estampas creativas que te atrapan desde el minuto uno y no te sueltan. Un cine verdaderamente único y estimulante, rebosante de vida y de alegría, de esperanza, casi, pero sin ñoñerías y sin irrealidades naif. No es, para nada, Amelie ni Birdman. Es otra cosa, igualmente poderosa, que te succiona hacia su interior en un viaje sin fisuras y sin frenos que viene a demostrar que otro cine es posible, que estamos ante otra forma de entender la narrativa postmoderna en la época del pastiche y el hiperacelerado catálogo de estrenos en streaming. Por eso esta película no pasará inadvertida. Por eso le robará el corazón.