![De izquierda a derecha: Chiwetel Ejiofor, Renee Zellweger y Leo Woodall en el estreno de ‘Bridget Jones: Loca por él’, en Sidney (Australia)](https://a1.elespanol.com/cronicavasca/2025/02/13/cultura/923917614_14110429_1024x576.jpg)
De izquierda a derecha: Chiwetel Ejiofor, Renee Zellweger y Leo Woodall en el estreno de ‘Bridget Jones: Loca por él’, en Sidney (Australia) Europa Press Sidney
‘Bridget Jones: Loca por él’ el estreno que necesitábamos por san Valentín
Casi 25 años después de la primera entrega llega a las salas la cuarta entrega de la heroína más querida del cine británico reciente
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En 2001, El diario de Bridget Jones se convertía en la decimocuarta película más taquillera del año y la segunda británica por detrás de Harry Potter y la piedra filosofal. La historia de una inglesa de treinta y tantos años soltera, con sobrepeso, incontinencia verbal y mala suerte en el amor robó el corazón al mundo entero. La película venía cargada de polémica, pues a la obra homónima de Helen Fielding en que se basaba el filme y que era un super éxito de ventas, iba ligada la búsqueda de la heroína: ¿Quién iba a ser Bridget Jones? Se barajaron muchos nombres, pero una actriz texana se hizo con el deseado papel ante un montón de críticas. Fielding, sen embargo, que escribió el guion Andrew Davis, estaba entusiasmada con ella y siempre dijo que Renée Zellweger era su Bridget Jones.
Junto a ella, dos guapérrimos indiscutibles, Hugh Grant, al que ofrecieron el papel de galán pero que, por una vez, pidió a la productora que le dejaran hacer de cabronazo, y Colin Firth, en el papel de príncipe más gris que azul que, como Bridget, es torpísimo en el amor. A ellos se unieron, al más puro estilo comedia clásica, un elenco de secundarios portentosos -que en el libro tienen más presencia- entre los que están, con todo lo bueno que trae a veces el cliché a la comedia, la inocente y desgraciada, la liberada moderna y el gay encantador. Y si a este triángulo amoroso y a estos colegas perfectos se le unen un Londres de postal y una banda sonora de radio fórmula, eficaz y super ventas, tuvimos la comedia romántica de la temporada.
Zellweger lo bordó. Pese a las muchas reticencias iniciales, su actuación -y su maravilloso acento- fue un pelotazo por esa mezcla explosiva de fragilidad, inocencia, honestidad y… complejos. Bridget no era guapa ni lista ni joven ni estaba buena. No tenía suerte en el amor ni en su trabajo. Pero tenía algo que todas las Meg Ryan y Jennifer Aniston no estaban ofreciendo al cine: autenticidad. Porque era difícil no sentirse identificada con Bridget en algo: en el querer dejar de fumar y no poder, en el subirse a la báscula y cabrearse, en dejarse embaucar por el hombre que no te conviene, en no darte cuenta de que comportarte como una adolescente llegada la treintena no tiene ningún sentido. Y así. Pero lo que de verdad cautivó a medio mundo, lo que hizo que la cinta recaudase 220 millones de euros, fue que, pese a sus amores y desamores, sus éxitos y sus fracasos, sus meteduras de pata y sus traspiés, Bridget siempre lograba reconstruirse y resurgir como un ave fénix, celulítico y acomplejado sí, pero fuerte, sin demasiados heroísmos falsos. Cuando el espectador fue consciente de esto -de que de esas despiadadas reglas del juego sexual de cuyo icono de belleza, estilo y comportamiento Bridget se alejaba totalmente-, entendió que la grandeza del filme estaba, precisamente, en que sublimó aquellas normas transgrediéndolas. Y es ahí cuando Bridget Jones, que no tenía nada especial, se convirtió en la mujer más especial del mundo. Es ahí donde Bridget Jones rompió los moldes.
Y la secuela no tardó en llegar. En 2004 se estrenaba Bridget Jones: Sobreviviré que, ya lo adelantamos, es la peor de toda la saga tal es la consecución forzosa de gags y clichés, tal es la sobreactuación de la actriz y de antinatural la trama. Las críticas, entusiastas en 2001, fueron ahora demoledoras. Y es que la caricatura que hacía Bridget de sí misma sentó fatal al respetable que no entendió nunca el cambio de director ni de guionista (y eso que entre ellos estaba el todopoderoso Richard Curtis responsable de Notting Hill, Cuatro bodas y un funeral y Love Actually) y que no entendió que un personaje tan adorable hacía tres años fuera entonces tan insufrible. Corta de risas, corta de ingenio, corta de taquilla.
Así que nadie daba un duro cuando en 2016 se estrenó Bridget Jones’s Baby, tercera entrega de la saga con un tercero en discordia, el más guapérrimo de todos los galanes que pasaron por ahí: Patrick Dempsey, otrora Doctor Macizo de Anatomía de Grey, aunque nos privaron de Hugh Grant. En este caso, Bridget se quedaba embarazada bien entrada en los 40 con los consiguientes momentos divertidos, románticos, desternillantes y absurdos. La película fue buena, fue bien y Bridget formaba su familia con el que siempre fue el hombre de su vida, Mark Darcy.
¿Qué esperar por tanto de la cuarta y seguramente última entrega Briget Jones: Loca por él? Según Grant, ésta tiene el mejor guion de la saga que cuenta con personajes nuevos y más jóvenes encarnados por Chiwetel Ejiofor y Leo Woodall, y se adentra en las subtramas de super madres, super amas de casa, super profesionales y, en fin, todos esos super poderes que muchos piensan que las mujeres tienen de fábrica. Temas, sin duda, como otros que ha ido tocando la saga, muy de actualidad y muy de agradecer. Pero sin pancartas baratas ni bromas muy obvias. Todo pasado por la pátina adorable de Bridget que de nuevo nos robará el corazón, encantadora, inocente, un pelín excéntrica y a sus cincuenta y tantos, todavía, soñadora.