Roberto Moso, periodista y líder de Zarama.

Roberto Moso, periodista y líder de Zarama. Liburuak

Cultura

Roberto Moso: "Aunque los periodistas tengamos que ser súper objetivos, también tenemos ideología"

El periodista y cantante de Zarama repasa en su nuevo libro, 'Puto Boomer', algunas de las anécdotas que más le han marcado a lo largo de su trayectoria

Silvia Intxaurrondo: "Los periodistas no podemos dejar pasar ni un bulo"

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El veterano periodista Roberto Moso (Santurtzi, 1960), letrista y cantante de la mítica banda punk Zarama (1977-1994), no ha dejado nunca de escribir. Por eso no es de sorprender que vaya ya por su quinto libro, ‘Puto Boomer’ (2024), que se suma a ‘Polvo’ (2010), ‘La radio encendida’ (2007), ‘Flores en la basura’ (2003) y ‘Cuentos y susedidos bastos’ (1993).

Aprovechamos para charlar con él para que nos cuente algunas de las anécdotas, recuerdos e historias que ha vivido a lo largo de su intensa vida, y que trata de reunir en su último libro, en el que mira al pasado, "sin nostalgia", asegura, para mirar al futuro, pero con el cambio de perspectiva que otorgan los años.

-Empezó su carrera en el mundo de la música con Zarama, pero ¿cómo llegó a convertirse en periodista?

-Sí, bueno, en realidad las dos cosas fueron bastante paralelas porque cuando estábamos formando el grupo yo ya estaba estudiando Periodismo en Leioa. Y bueno, pues se dio la circunstancia de que al terminar la carrera las instituciones empezaron a sacar todas las plazas derivadas de la recién obtenida autonomía, así que me presenté a las oposiciones para trabajar como periodista en la EiTB.

-Su caso es un ejemplo de que el rock radical vasco no tenía por qué ser antisistema.

-Sí. Además, esa esquizofrenia en mi vida cotidiana me hacía protagonizar anécdotas como ir en el tren a trabajar a la radio, que entonces estaba en Bilbao muy cerca de la Plaza del Sagrado Corazón, y tener que bajarme porque los obreros del Euskalduna estaban con sus protestas, andar por las vías hasta la emisora y que, al llegar, me enviasen al Puente de Euskalduna a cubrir aquello (risas). Además, todo eso lo cuento en una canción de Zarama, así que llegó hasta el punto de que lo uno se retroalimentaba con lo otro…

-¿Y nunca le supuso un conflicto a nivel personal al chocar su idiosincrasia interna con la profesional en determinados momentos teniendo en cuenta las exigencias de objetividad que se demandan en la profesión?

Bueno, a veces sí ocurría, pues aunque los periodistas tengamos que ser súper objetivos, también tenemos ideología, ¿no? Y una cosa no quita la otra, pero hay que intentar que sean compatibles. Yo siempre lo he intentado, la verdad, pero sí es cierto que, a veces, el hecho de estar en una radio pública sí creó alguna incompatibilidad o algún toque, digamos, pero nada grave. 

-Ya prejubilado, tiene aún toda la energía depositada en el oficio, tal y como demuestra con la publicación de su nuevo libro, ‘Puto Boomer’, ¿no piensa dejar de contar historias?

-Así es. No echo de menos el oficio porque en el día a día, de alguna forma, sí que lo práctico escribiendo, haciendo canciones y publicando cosas en la red. 

'Puto Boomer' es el quinto libro de Roberto Moso.

'Puto Boomer' es el quinto libro de Roberto Moso. CV

-Entonces, los periodistas nunca se jubilan y los músicos me parece que tampoco, ¿no? 

-Pues yo creo que no. Ahora, además, da la sensación de que todo el mundo quiere ser 'periodista', pues no tenemos más que ver en redes a toda esa gente a la que le gusta descubrir la noticia y darla a conocer, aunque muchas veces lo hagan con muy poquito rigor, esa es la verdad. 

-Los periodistas de formación, como dice, vivimos tiempos difíciles, ¿cree que nuestra profesión está ahora más denostada que en los 80?

-Pues creo que sí porque, como ejemplo, hace poco, estaba escuchando una conversación entre dos señoras que estaban en un bar justo a mi lado tomándose un café y estaban llegando a la conclusión de que todo lo que está ocurriendo en Valencia después de las riadas era culpa de la prensa. Que nosotros, los periodistas, somos los morbosos. Estaban las dos convencidísimas de ello y lo decían en alto, como pensando que todos los que estábamos alrededor les íbamos a dar la razón. Y ese pensamiento es gracioso pero está muy extendido. Lo que no se preguntan es si la gente también es morbosa, porque muchas veces eso es precisamente lo que más vende.

-Desde que empezó en el oficio ha cambiado todo muchísimo a raíz de la transformación digital. ¿Considera que antes era un oficio más puro que ahora que tenemos todos los medios tecnológicos a nuestra disposición? 

-Bueno, no sé, tampoco mitificaría demasiado el pasado. Yo recuerdo que para preparar un programa monográfico, por ejemplo, dábamos información desde distintos ámbitos y eso requería de mucho trabajo, pues tenías que consultar bibliotecas, contar con un buen archivo y unas buenas fichas y, aun así, no era fácil documentarte al cien por cien. Hoy en día, ese proceso es maravilloso, porque pones la palabra clave en Google y es mucho más fácil encontrar lo que necesitas. En ese sentido, la tecnología nos ha ayudado muchísimo, sobre todo a los que hemos practicado el periodismo de entretenimiento, del magazine.

-¿Qué opina de esa supuesta inteligencia artificial en ciernes?

-Bueno, mi único contacto directo con la inteligencia artificial ha sido con ChatGPT y sí, por un lado también te facilita la vida porque te ayuda a redactar, pero eso sí que lo veo un poco peligroso, la verdad, porque también a veces le pides cosas, y como chupa de aquí y de allá, a veces chupa de sitios que no están en absoluto documentados, lo cual puede llevar a engaño.

No sé si con el tiempo mejorará, pero yo, por ejemplo, le pedí para hacer un reportaje con diez récords Guinness que hayan sido protagonizados por vascos, y me los dio, sí, con todo detalle además, pero luego, cuando me puse a comprobarlos uno por uno, descubrí que sólo tres de esos diez eran reales y que el resto eran inventados. Da mucho miedo, porque al final la gente cada vez confía más en estas herramientas y menos en nosotros, los periodistas.

Consejos desde la experiencia

-Y hablando de su nuevo libro, ‘Puto Boomer’, ¿con qué objetivo decidió escribirlo?

-Decía Juan José Millás que los libros que no leemos están llenos de advertencias y en mi caso, hay muchos libros que no he leído, por supuesto, y seguro que tienen advertencias que me habrían venido muy bien, así que, a la hora de escribirlo tuve en cuenta eso, algo tan sencillo como que mis experiencias vividas les pueden servir a los que vienen detrás.

En 'Puto Boomer' cuento 30 capítulos de mi vida con 30 puntos de mi humilde vida, porque tampoco es que haya subido el Everest, pero creo que sí pueden ser de interés. Y bueno, siempre se ha dicho que hay que escribir de lo que sabes y, si no, documentarte muy, muy bien, y eso sí que he hecho, escribir desde mi experiencia y soltar mis consejos, a ver si le sirven a alguien...

-¿Podría darnos uno que considere básico?

-Si tuviese que destacar uno sería “dime lo que haces y no lo que dices”. Lo vi en la puerta de un váter ý es verdad que hay que predicar con el ejemplo, no tanto con las palabras. Es algo que los padres a veces no hacemos. Echamos unos rollos terribles, pero después no damos ejemplo, aunque sabemos que una imagen o un comportamiento vale más que mil palabras.

-¿Ha dado ejemplo a sus hijas en materia musical con Zarama o escuchan otras cosas?

-Sí, claro, les ha picado la curiosidad de escuchar Zarama y les gustan unas canciones y otras no (risas). Y también yo creo que Zarama ha influido algo en su gusto, aunque luego, por supuesto, ha volado por su cuenta y ellas ya tienen sus propios grupos y solistas. Me gusta que sean aficionadas a la música, porque creo que es una cosa grande en la vida, que ayuda mucho a vivir, desde luego.

-¿Entonces está contento con sus gustos?

Bueno, no, contento no siempre (risas). Sí hay cosas que ellas escuchan y que a mí me gustan mucho y otras en cambio que no acabo de entender muy bien, pero están en su derecho. Cada generación tiene derecho a enfrentarse en sus gustos con las anteriores. Y lo que toca es intentar entenderlo, y si no, ajo y agua.

-¿Encuentra entonces puntos de encuentro con las nuevas generaciones?

-Claro. Yo creo que siempre hay que buscarlos. Hay una tendencia muy ‘boomer’, que es la de creer que lo de tu generación es lo mejor. Incluso decirles a los jóvenes que ellos no luchan nada, que los que luchábamos éramos nosotros. Sin embargo, muchas de las cosas de las que nosotros hemos podido disfrutar han sido por la lucha de nuestros padres y abuelos, ¿no? ¡No nos creamos que hemos inventado la pólvora!