Carlos Sobera: “Me gusta mucho el papel de empresario y empecé abriendo una librería, pero tuve que cerrarla”
Aprovechamos que el presentador, productor y actor vasco presenta sus memorias, 'A contracorriente', para hacer un repaso por su carrera profesional y descubrir las múltiples facetas de este camaleónico showman que ya desde niño soñaba con dedicarse a la interpretación
18 mayo, 2024 05:00Noticias relacionadas
'A contracorriente'. Ese es el título elegido por Carlos Sobera para titular sus memorias, donde cuenta cómo desde su infancia fue tomando decisiones que iban en contra de lo que se esperaba de él pero que le acercaban cada vez más a su sueño, dedicarse al mundo del espectáculo. Y con su historia, el exitoso presentador, productor y actor vasco quiere servir de “estímulo para todos aquellos que se planteen conseguir algo en sus vidas”.
Antes de ser uno de los rostros más conocidos de la televisión fue profesor de Derecho de la Publicidad en la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea entre 1987 y 1997. En 1980 creó el grupo de teatro 'La Espuela'. Como actor, ha participado en más de una decena de películas y en varias series de televisión y obras de teatro, como 'Rigor mortis', 'Al salir de clase' o 'Quítate tú para ponerme yo'. Como presentador alcanzó la fama a nivel nacional gracias al concurso '¿Quién quiere ser millonario?' y en la actualidad podemos verle en 'First Dates' y en el debate del reality 'Supervivientes: Tierra de nadie'.
-¿Por qué ha decidido presentar sus memorias?
-Desde Espasa llevaban como unos diez años detrás de mí para que escribiera este libro, pero tenía un cierto respeto a escribir, porque, como digo en el prólogo, tiene que escribir quien tenga cosas muy interesantes que contar y yo no tengo tantas cosas interesantes que contar. Además, las pocas que tengo no puedo contarlas (ríe).
Pero después surgió un enfoque del libro en el que podía contar el sueño de un niño que quería ser actor y el camino que recorrió para conseguirlo y que eso pudiera servir un poquito de inspiración a aquellos que quieran dedicarse a esta profesión o que simplemente quieren conseguir algo en la vida. Y así fue.
-Tenía ese sueño, pero ¿era consciente entonces de que es complicadísimo dedicarse a la profesión de actor y más aún lograr el éxito?
-El éxito, realmente, está en seguir vivo en este trabajo, en seguir ejerciendo tu pasión. Ése es el éxito. A veces te va mejor, y a veces te va peor, pero eso es muy secundario. Es algo que terminas aprendiendo con el tiempo. Cuando empiezas en esta profesión valoras el éxito puntual de un 30% de share en tu programa o el pelotazo de tu película, pero luego te das cuenta que el éxito es otra cosa, que reside en seguir haciendo lo que te gusta. Hay mucha gente que se acerca a esta profesión buscando otras cosas, como fama o dinero, y se equivoca. Y también hay gente que piensa que por el hecho de que te pueda ir bien en la tele, en el cine o en el teatro tienes tu vida resuelta y no tienes problemas, pero no es oro todo lo que reluce. En esta profesión hay momentos en que lo pasas bien, momentos en que lo pasas regular y momentos en que también lo pasas mal.
-¿Conserva el título de Derecho o ni tan siquiera fue a recogerlo?
-Sí, lo tengo, pero guardado, aunque eso sí, tengo la pesadilla recurrente de que me llaman de la Universidad y me dicen: “Señor Sobera, tiene usted que volver a hacer Selectividad y repetir los cinco cursos de Derecho” (risas).
-Ha tenido un montón de profesiones, entre ellas la de profesor universitario, pero, ¿cómo se define?
-Soy un hombre polifacético y también contradictorio, pero no voluble. Tengo visiones contrarias de muchas cosas y eso hace que también que me coma la cabeza de vez en cuando. En lo artístico sí procuro ser polifacético y en lo personal también, porque al final me encanta el mundo de la interpretación y de la presentación, pero también me gusta mucho el papel de empresario.
-¿Empresario por vocación?
-Sí. Me metí en una gaita impresionante porque llegué a tener una librería en Alcobendas. La ubicación, teóricamente era maravillosa, porque era el centro comercial de la plaza del Ayuntamiento, pero cuando llevaba allí como 5 ó 6 meses y empecé a ver que el McDonald's de enfrente no tenía cola, pensé que entonces cómo iba a tenerla una librería… Y al año vi que una tienda de apuestas de la administración cerraba pero aún aguanté tres años hasta que decidí bajar la persiana yo.
-Aun así le quedaron ganas de embarcarse en una aventura empresarial mayor, la de ser propietario nada más ni nada menos que de un teatro…
-Sí. Yo realmente soy productor. Es decir, me gusta impulsar un espectáculo, a veces incluso pedir que me lo escriban, darle vueltas, hacer el casting, elegir al director, la banda sonora, la escenografía y el resto del envoltorio, y estrenar. Y por eso me hacía mucha ilusión tener un teatro propio en Madrid para poder estrenar mis propias producciones, porque Madrid tiene el problema de que hay pocos teatros y hay muchas producciones, entonces a veces te cuesta Dios y ayuda a conseguir el momento ideal para hacer un estreno teatral.
En un principio me interesé por el Teatro Reina Victoria para alquilarlo, pero sus propietarios no querían alquilar, sino venderlo, así que dije: “¡Bueno, pues venga! Porque, ¿de dónde soy? Pues eso, hostia, ponle un número sobre la mesa y vamos!” (risas). A los dos años lo vendí y me quedé yo en el teatro como inquilino, que es lo que he querido siempre, porque no tengo ningún afán inmobiliario.
-¿Cuál es su próximo estreno en el Teatro Reina Victoria de Madrid?
-Pues estrenamos una función que se llama ‘A nuestro lado’, y, a finales de octubre, estrenamos ‘Inmaduros’, donde trabajo como actor, y estará, hasta principios del próximo año, y luego ya comenzaremos la gira.
-¿Y cuándo saca tiempo con la televisión?
-Lo bueno de producirlo yo es que además de que es muy bonito poder planificar, organizar y diseñar todo el producto, puedo controlar los tiempos de explotación comercial de la obra y eso es fundamental para poder encajarlo con mi agenda televisiva y el resto de compromisos. Ahora mismo prácticamente no hay un solo actor que se esté haciendo famoso, que tenga prestigio en televisión o en cine, que haga teatro.
-¿Se puede vivir exclusivamente del teatro?
-No. ¡Eso sí que es un sueño!
La televisión como carrera
-¿Se ha arrepentido de haber dicho que sí o de haber dicho que no, a lo largo de su carrera?
-Yo nunca me arrepiento de hacer cosas, aunque a veces intuya que va a ser una castaña porque siempre pienso que es una castaña maestra, que me va a enseñar cosas, me va a descubrir un mundo distinto y me va a aportar cositas que me van a venir bien como persona y como profesional y que además me va a permitir conocer gente, que es lo más bonito que tiene la tele y estel trabajo en general, en el que conoces a gente estupenda que ya se queda en tu vida para siempre y eso te lo llevas contigo hasta la tumba. No hay mayor tesoro que eso y el cariño del público.
Y cuando he dicho que no a algo pues tampoco me he arrepentido porque cuando he rechazado algo yo, que amo por encima de todas las cosas mi profesión, ha sido por una buena razón o a veces simplemente por miedo.
-¿A qué tiene miedo?
-Al fracaso y a la pena. Yo soy John Wayne, pero hasta él tiene miedo... Fíjate que en las películas del Oeste, en ‘La diligencia’, le ves la cara y lo pasa fatal cuando los indios les persiguen (risas). He dicho que no a ‘Moros y Cristianos’ porque no tenía nada que ver con mi forma de ser. Y dije que no a ‘Gran Hermano’ porque justo estaba en un momento en el que quería volver a actuar y en este país, si eres actor, no puedes ser presentador, y viceversa. Y aceptar ‘Pasapalabra’ implicaba una responsabilidad y me encasillaba para siempre en los concursos después de ‘¿Quién quiere ser millonario?’.
-¿Le gustaría jubilarse en ‘First Dates’?
-¡Me encantaría! Todo el mundo pensaba que era un formato complicado para instalarse en la televisión y más en esa franja horaria, pero sin embargo entró con muy buen pie desde el principio.
-¡A este paso toda España va a pasar por allí incluso varias veces!
-Sí, a este paso… Yo ya le he dicho a mi madre que se vaya preparando que cualquier día la llevo por allí y le busco un novio (risas).
-¿Nota diferencias a la hora de buscar el amor dependiendo de su origen?
-Por supuesto. Los vascos no van muy a menudo, yo creo que porque nos da miedo confesarnos y abrirnos, somos un poco pudorosos y no queremos que nuestro vecino o nuestros amigos sepan de qué pie cojeamos en esto del amor. Nada que ver con los que vienen de otras comunidades, que son todo alegría y expansión y te lo cuentan todo. ¡No me extraña que sigamos sin follar en Euskadi! (risas)
-¿Y qué dice a quienes critican ‘Supervivientes’ y lo tachan de un reality blando, muy alejado de las duras condiciones de ‘El conquistador del fin del mundo’?
-Hombre, si se comparado con ‘El conquis’, en el que hacen brutalidades… claro. La verdad es que es un grandísimo formato, pero muy llevado al extremo, y eso hace que no sea para todo el mundo. Pero en ‘Supervivientes’ ya es bastante complicado el hecho de que no comas y de que estés lejos de tu familia y de tu zona de confort. Y luego hay una cosa que es muy curiosa que es que por muy buena gente que tú seas, la convivencia en esas circunstancias, antes o después, te desequilibra. Es inevitable. Entonces yo creo que es un concurso muy exigente.
-¿Volverá en algún momento a Euskadi?
-¿Para ver al Athletic? (risas). Vengo de vez en cuando, pero a disfrutar. Me dio mucha rabia no poder venir a la celebración de la gabarra porque estaba trabajando, pero fui a ver la final a Sevilla y la disfruté como un enano.