Mondragón sin Orona y sin Ulma. Día 1. La salida es desde hoy una realidad... y todo un reto para el transatlántico que capitanea Iñigo Ucín. La campaña para conseguir que se permaneciese en Mondragón no ha tenido eco entre las dos firmas guipuzcoanas: el 'koopexit' ha encontrado el apoyo del 80% de los socios de Ulma y el 72% en Orona. Una respuesta que el propio Gobierno vasco ha calificado de "contundente" y que abre, como la propia Corporación reconocía este viernes en un comunicado "una nueva etapa".
Un tiempo nuevo que, pese al hierro que le restan en Arrasate, no invita, de entrada al optimismo en una cooperativa de cooperativas que todavía no había sido capaz de recomponerse completamente de la quiebra de Fagor Electrodoméstico. El buque insignia de Mondragón lleva nueve años muerto -pese a que Amica haya vuelto a usar su marca-, pero su cadáver todavía estaba caliente en un gigante en el que existía, además, el precedente de las salidas de AMPO e Irizar, unido a la década de 'exilio' por la que pasó la propia Ulma.
La marcha de Ulma y Orona supone un durísimo varapalo para Mondragón. Aunque el objetivo pase por volver a facturar 12.000 millones de euros como corporación, esa meta se antoja muy difícil de cumplir cuando esas dos cooperativas eran las responsables de 1.700 millones de facturación y 11.000 trabajadores.
En cuestión de hora y media, Mondragón se dejó este viernes un 13% de sus empleados y uno de cada seis euros que se cobran. Pero es que, en términos de beneficios del área industrial, los 172 millones de beneficio que sumaban las dos cooperativas supone quitar de un plumazo el 50% de los beneficios de esa división de Mondragón, que tiene un peso de un 49,7% en el grupo. De esos beneficios salieron más de 4 millones de aportaciones al fondo de solidaridad el año pasado.
La división industrial se queda así coja en un momento donde, si bien los tambores de enfriamiento económico se han evaporado con el paso de los meses, el Gobierno autonómico sigue viendo, a día de hoy, un horizonte de recesión técnica a nivel industrial para cerrar el 2023. Y a Mondragón le llega esta coyuntura sin sus dos motores industriales y con otras firmas industriales en declive: 2022 también es el año en el que URSSA ha dejado de existir y Matrici se ha visto forzada a entrar en concurso de acreedores. Ahora tocará mirar a firmas como Danobat, Bexen Medical, Orbea (40,7 millones de beneficio en 2021) u Orkli para remontar la situación.
El reto de los liderazgos
Cuando Fagor cayó en 2013, Mondragón contó con una serie de importantes directivos que empezaron a tratar de capear el temporal. Hasta que fue nombrado Sotil como nuevo presidente de la Corporación, desde la dimisión de Txema Gisasola, hubo cuatro espadas que dirigieron Mondragón provisionalmente: el propio Sotil, el presidente de Laboral Kutxa, Txomin García, el expresidente de Eroski, Agustín Markaide... y un tal Xabier Mutuberria. Cuatro perfiles que, más allá de los vaivenes posteriores, demostraron gestión empresarial, talante y unidad para remonta el 'matchball'.
Ahora Ucín, dimita o no como hizo Gisasola, deberá volver a mirar hacia dentro para renovar el Consejo Rector y buscar el talento capaz de capear este temporal... cuando no directamente traer de vuelta a algún perfil similar a aquellos con los que ya ha trabajado previamente ante la falta de industriales referentes para la Corporación.
Cuando se dieron las salidas de Irizar y Ampo, una persona clave fue Koldo Saratxaga. Él fue el artífice de conseguir que una compañía en quiebra como era Irizar diese un giro de 180 grados hasta colocar sus autobuses en medio mundo. Su carácter fue carismástico y a nadie se le escapa el importante papel que jugó entonces en las salidas de Ampo e Irizar. Tanto es así que Ampo quedó en su grupo empresarial: Ner.
En frente, Mondragón se enfrentará de ahora en adelante, de fondo, a Xabier Mutuberria. Un hombre que ya está fuera de los órganos directivos de Orona, pero cuya sombra sigue siendo muy alargada. Alma mater de la cooperativa, fue él quien empezó a exhibir ciertas diferencias con la cúpula de Arrasate y de hecho sigue presidiendo la sociedad que controla las filiales de la cooperativa.